Ni el carnet por puntos ni la tecnología frenan la sangría en carretera
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Seis millones de controles de policía. 400.000 más para este año. Este es uno de los pilares del plan de choque que lanzó el Ministerio del Interior el pasado abril para combatir el incremento en mortalidad vial que se lleva registrando en lo que va de año, a pesar de la reforma de la Ley de Tráfico que entró en vigor en 2023. A ojos del responsable de la cartera, Fernando Grande-Marlaska, estas medidas «no son suficientes». Las cifras hablan por sí solas: hasta el 23 de abril de 2024 se han producido 507 víctimas mortales en los accidentes de carretera, 27 más y un incremento del 6% que hace un año. Además, el ministro señaló que los fallecidos en fin de semana han permanecido estables, pero los que se produjeron entre lunes y viernes han aumentado, con 22 muertes más. En concreto, si se analiza el acumulado del año hasta el pasado domingo 23 de junio, último día contabilizado por la DGT, suman dichas 507 personas, ya tres más que las 504 contabilizadas en el mismo periodo del 2023, con junio completo. O lo que es lo mismo, a falta de la última semana del mes de junio, el número de fallecidos en accidente en vías interurbanas ya es mayor. Cifras alarmantes. Para este verano, Tráfico estima que se producirán 94 millones de desplazamientos de largo recorrido por las carreteras españolas, 45,7 en julio y 48,3 en agosto. Muchos de ellos serán con las operaciones de paso del estrecho y la llegada a Portugal. En total, Interior baraja que llegarán más de 9 millones de turistas a España este verano. «En autopista y autovía el escenario es realmente preocupante y que tenemos que observar detenidamente. El incremento de siniestralidad es ya del 30% (en los primeros cinco meses de 2024 , 122 personas fallecidas, frente a las 97 del año pasado). El problema fundamental es «la conducción desatendida», explica a este diario Ramón Ledesma, consejero Asesor de la consultora Pons Mobility. «En la autopista el vehículo nos invita a relajarnos y a prestar atención a tareas de ocio del móvil o la pantalla del vehículo, o simplemente, a no prestar atención. Un dato muy significativo es el de lo peatones atropellados: de 14 a 22, un 60%. Personas trabajando (gruéros) o detenidas por accidente o avería son atropelladas si ni siquiera huellas de frenada. Hace 10 años (2014) este dato en todo el año de 37 personas en todo el año. Es previsible que ese dato lo alcancemos ya antes del llegar el verano», añade. Por su parte, Jorge Ortega, experto en seguridad vial de Fundación MAPFRE, sostiene a este periódico que «probablemente se haya producido un agotamiento de algunas de las medidas que tan buenos resultados nos han dado en los últimos años llegando al máximo de su efectividad y recorrido, aunque muchas de ellas debamos seguir utilizándolas para conservar lo que hemos logrado. Algunas de estas medidas han sido el carnet por puntos, la mejora de la red viaria, la tecnología de los vehículos, la voz de las asociaciones de víctimas y la educación vial, entre otros factores de éxito». «Tampoco debemos renunciar a encontrar nuevas medidas y, aquí, es básica la investigación tanto desde la estadística de los siniestros, su forma de ocurrencia, los datos antropológicos o los determinantes socioculturales, a la específica y en profundidad en cada siniestro grave, que debe ser investigado para poder conocer sus causas, más allá de dirimir responsabilidades. El conocimiento de las causas nos proporcionará la posibilidad de prevenirlos», afirma. De hecho, alcanzar el objetivo cero víctimas al volante «es posible antes del año 2030 en ciudad y antes de 2050 en carretera. Miremos atrás y veamos el camino que hemos recorrido, seguramente en el año 1989 en el que se producían en España más de 9300 fallecidos, pensaríamos que las cifras actuales son totalmente utópicas, pues bien, sigamos caminando, trabajando e invirtiendo, el objetivo cero no existe a coste cero y la resignación nunca puede ser una opción», añade el experto en seguridad vial. Es más, según un estudio de la Asociación española de la Carretera, existen una serie de medidas de bajo coste para reducir la siniestralidad en carreteras convencionales, dónde más frecuentemente se producen las salidas de vía. «La prevención de casi 300 víctimas mortales al año y muchos cientos más de heridos graves se reducirían con tratamientos de alta fricción en el firme en curvas, instalación de captafaros, tratamientos en arcenes en rectas, con cebreados, balizamientos y guías sonoras, tanto en los bordes como en la separación central de carriles, por citar alguno de ellos», concluye Ortega. La forma de moverse ha cambiado en las ciudades, donde cada vez hay más usuarios vulnerables que no necesitan permisos para circular y, por consecuente, no conocen las normas. Por ejemplo, los patinetes. «No van a la velocidad máxima de 25 km/h, a veces circulan dos personas, o por la acera o con cascos de música. Además, no es obligatorio el único elemento de protección posible en usuarios mayores de 16 años, el seguro», asegura Mar Cogollos, directora de Aesleme (Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal), a ABC. «Otro tema preocupante, el E-Comerce -en furgonetas muy antiguas, motos, bicicletas o patinetes- que deben entregar paquetes en el mínimo tiempo posible y muchas veces, mirando el navegador en vez de la vía. Además, los repartidores en VMP y bicicletas no siempre son visibles llevan reflectantes y por la noche con ropa oscura y la carga a la espalda», finaliza.