La resistencia en la Francia que votó a Le Pen: “Tenemos que hacer un frente común contra la extrema derecha"
“Estamos todos en estado de shock”, afirma Baptiste Lopata, radiólogo, sentado en la oficina de su sindicato en Soissons, una ciudad de 30.000 habitantes del norte de Francia. “Tenemos que hacer un frente común contra la extrema derecha”.
Cuando el domingo por la noche el partido ultraderechista y xenófobo Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) de Marine Le Pen, obtuvo una victoria histórica en las elecciones europeas, sus mejores resultados se dieron aquí, en el departamento nororiental de l'Aisne, donde obtuvo más del 50%, e incluso el 60% en algunos pueblos rurales, frente a un 31% en todo el país. En Soissons, más del 39% por ciento votó por el cabeza de lista de RN, Jordan Bardella.
Se esperaba que la extrema derecha tuviera un enorme éxito en esta zona del centro del país, envejecida, despoblada, con un desempleo y una pobreza superiores a la media y un historial de cierres de fábricas. En cambio, la verdadera conmoción fue la repentina decisión de Emmanuel Macron de disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas.
Hace dos años, la zona de Lopata, Soissons, eligió a un diputado RN, José Beaurain, un afinador de pianos profesional que fue el primer diputado ciego de la Asamblea Nacional francesa desde la guerra. Los residentes consideran ahora que unas elecciones anticipadas con la extrema derecha en alza podrían hacer que el partido pase de sus 88 escaños actuales a más de 200.
Es difícil predecir los resultados de una campaña de tan solo tres semanas. Podría ser otro Parlamento dividido. Pero si el RN alcanzara una mayoría de 289 escaños, Jordan Bardella, el político francés de 28 años que se desempeña como presidente de Agrupación Nacional desde septiembre de 2021 y que es el protegido de Le Pen, sería encumbrado como primer ministro y Macron seguiría siendo presidente durante tres años más, a cargo de la defensa y la política exterior, es decir, la relación de Francia con la OTAN y el respaldo a Ucrania.
“Insistiremos en la importancia de hacer un frente común contra la extrema derecha, creo que los jóvenes votarán masivamente, al contrario de lo que pasó en las recientes elecciones europeas, porque saben lo que está en juego ”, afirma Lopata, que creció en un pueblo de la región y trabaja en el hospital de Soissons, donde la escasez de personal hace que casi la mitad de los médicos procedan de fuera de la UE. “Sin médicos extranjeros, no tendríamos médicos, porque nadie quiere venir a trabajar a esta parte del país”, señala Lopata, representante del sindicato moderado CFDT. Explica que a algunos lugareños no les gusta ser atendidos por médicos que no sean franceses.
En toda Francia, hubo desconcierto por la decisión de Macron de convocar unas elecciones inminentes en un momento en el que se encuentra en una posición política débil y el partido de Le Pen está en alza. La agrupación centrista de Macron cayó a un mínimo histórico de menos del 15% en las elecciones europeas, y muchos electores optaron por un voto de castigo dirigido al presidente, dos años después de que no lograra la mayoría en el Parlamento y forzara cambios impopulares como el aumento de la edad de jubilación.
En cambio, el domingo por la noche, el partido de Le Pen amplió enormemente su base de votantes desde su corazón obrero a los licenciados con mayores ingresos. Lideró las encuestas en un 93% sin precedentes de los municipios de toda Francia, incluyendo Bretaña y la zona de Île-de-France, a las afueras de París, que siempre habían sido hostiles al partido.
Ante el ascenso de Le Pen y antes del anuncio de Macron, la izquierda, los centristas y la derecha tradicional pensaron que contaban con un margen de tres años para elaborar estrategias para contrarrestar la fuerza del partido de Extrema Derecha en las elecciones presidenciales de 2027. Ahora tienen que movilizarse en menos de tres semanas.
Algunos políticos de la oposición han especulado con que Macron temía un voto de confianza sobre el presupuesto de otoño del Gobierno y pensó que era mejor actuar con rapidez. “Nunca hay que tener miedo del pueblo”, señala una fuente cercana a Macron, añadiendo que la convocatoria de elecciones anticipadas es una forma de quitar hierro a la actual agresividad y estancamiento de la política parlamentaria francesa. En su opinión, es apropiado, después de la victoria europea de la extrema derecha, que Francia decida ahora si realmente quiere que la extrema derecha lidere los asuntos nacionales. Y lo que es más importante, las personas cercanas a Macron confían en que el pueblo francés no votará finalmente a favor de un gobierno de extrema derecha. “Vamos a por la victoria”, señala otra persona de su entorno. La convocatoria de elecciones anticipadas es una forma de intentar disipar “una especie de fiebre y desorden en el Parlamento que dificulta la acción”.
La izquierda francesa se ha mostrado más cauta y ha insinuado que Macron está haciendo una apuesta temeraria. Considera que Macron le está abriendo potencialmente las puertas del gobierno a un partido que, aunque ha cambiado su nombre original de Frente Nacional, fue fundado por Jean-Marie Le Pen y durante décadas fue visto como un peligro para la democracia ya que promovía puntos de vista racistas, antisemitas e islamófobos. “Estamos potencialmente a cuatro semanas de un primer ministro xenófobo, un ministro del Interior racista, un ministro de Educación machista y un ministro de Asuntos Exteriores pro-Putin”, lamenta Benoît Hamon, excandidato presidencial socialista: “Tenemos que agruparnos en un frente popular”.
En el centro de Soissons, Karim, de 29 años, expresa su opinión sobre los comicios. Gestiona un restaurante de comida rápida en París, creció en la ciudad de Aubervilliers, en la banlieue, con su padre, taxista. Ha venido a Soissons para ver a sus padres, que se mudaron a Aisne cuando se jubilaron. “¿Qué cambiará si entra el partido de Le Pen? ”Sí, puede que haya más racismo, pero seamos sinceros: ya hay mucho racismo en Francia y aumenta año tras año. Parece peor que en cualquier otro país de Europa“. Contó que a un amigo suyo mecánico le llamaban ”negrata“ por las calles de París: ”Hace unos años eso era impensable Pero ahora está en el ambiente. Sinceramente, ya no podemos tener cotas más altas de racismo“.
El voto del descontento
Joël, de 60 años, conductor de carretilla elevadora en Soissons, explica que votó a Bardella por la frustración y la rabia de no poder llegar a fin de mes. Está de baja por enfermedad y alquila un piso a un propietario privado. Su cuenta bancaria se queda a cero a final de mes.
“Me las apaño con una comida al día, a la hora del almuerzo, quizás un poco de pan para cenar”, cuenta. “No hay sentido de la justicia, parece que los servicios públicos no funcionan. Espero que las cosas cambien”. Cree que cuando se jubile dentro de dos años cobrará una pensión de 800 euros al mes. En su opinión, Macron es un “egoísta” que no entiende los problemas de los trabajadores. Joël había trabajado en todo tipo de empleos, desde vigilante de parques a vendimiador. Su padre trabajó en una fábrica de conservas, pero las fábricas cerraron y “Europa acabó con nosotros”. Solía votar al derechista Jacques Chirac y ahora afirma que no tiene nada en contra de los inmigrantes, “pero deberíamos cerrar nuestras fronteras”.
Matthieu, de 21 años, un estudiante de Economía de Soissons que fue a la universidad en Lille, y votó a la derecha tradicional de Los republicanos, indica que no le sorprendió que Macron convocara elecciones porque “no tenía mayoría absoluta y estaba atascado”. Matthieu votó tácticamente a Macron para mantener fuera a Le Pen en las presidenciales de 2022. “Volveré a votar para mantener fuera a la extrema derecha”, afirma. “Aunque no estoy seguro de que sea una estrategia viable a largo plazo”.
Alain, de 73 años y funcionario de alto rango jubilado, votó a Macron porque es proeuropeo y apoya a Ucrania frente a Rusia. Reconoce que la decisión de Macron de convocar elecciones le ha sacudido. “No me alegro, se lo aseguro”, indica, claramente desconcertado. “Macron no lo tenía fácil en el Parlamento y quizá pensó que no podía seguir”, añade. En el pueblo de Alain, de 300 habitantes, en l'Aisne, el voto conjunto a los candidatos de extrema derecha contrarios a la inmigración ha subido hasta el 50%. “Pero yo nunca he visto a un inmigrante en nuestro pueblo”, dice Alain.
Traducción de Emma Reverter