Los croatas lo habían dado vuelta con un autogol de Gjasula, pero en el último minuto el propio jugador pasó de Villano a héroe al anotar el 2-2 definitivo
El fútbol es un estado de emociones. Buen ejemplo fue el empate que firmaron Croacia y Albania (2-2) en Hamburgo, un partido que tuvo como gran protagonista a Gjasula, que pasó de ser señalado como villano al marcarse un gol en propia puerta que certificaba la remontada del conjunto ajedrezado a arañar un punto sobre la bocina con un tanto en el minuto 95.
Después de unos primeros minutos donde ambos equipos buscaron su sitio sobre el tapete, Croacia se hizo con el balón y Albania replegó líneas sintiéndose cómodo en el achique de agua. El conjunto dirigido por Sylvinho sacó petróleo de la primera ofensiva del choque, adelantándose en el marcador gracias a un centro de Asani que Laci cabeceó al fondo de las mallas ante la pasividad de Livakovic.
El meta croata pasó de villano a héroe evitando el segundo tanto albanés aún en la primera parte. Sacó un remate de Asllani en la finalización de un contragolpe de manual y un testarazo de Manaj en el tiempo de añadido tras una asistencia con música desde el lateral. La primera parte se consumió sin reacción croata, una selección excesivamente lenta y previsible, falto de ideas y líderes, un escenario que dejó a Strakosha prácticamente como un espectador más.
Cambio de imagen
Dalic se vio obligado a agitar el avispero en el descanso, dando entrada en la reanudación a Pasalic y Sucic. Fue precisamente el delantero del Salzburgo quien firmó la primera ocasión de los suyos con un disparo cruzado que obligó a una buena intervención del meta albanés.
Croacia metió una marcha de más al choque. Kovacic asumió galones en la parcela ancha y Petkovic se convirtió en imán del carrusel de centros al área. Albania se sintió claramente superado, dio un paso atrás y no tuvo otra que hacer de la defensa una virtud y arañar segundos al cronómetro cada vez que el partido daba una tregua para ello.
Dos minutos mágicos y un final de infarto
Tanto fue el cántaro a la fuente que se acabó rompiendo. ¡Y de qué forma! La entrada al verde de Budimir fue otro giro de tuerca más.. El jugador de Osasuna fue protagonista de los dos goles que voltearon el encuentro en el tramo decisivo. Primero asistió a Kramaric dentro del área para que éste quebrada a su marca y definiera con un derechazo. Después apuró la presión en línea de fondo y cediendo atrás a Susic, que vio como el balón acabaría dentro de la jaula introducido, sin querer y de rebote, por Gjasula.
La justicia poética de este deporte permitió que el centrocampista del Darmstadt pudiera redimirse en tiempo de añadido. Con Albania volcada sobre el área de una Croacia que no supo administrar su renta, el tanto del empate llegó en el minuto 95. Gjasula apareció en el punto de penalti para contactar con el esférico y mandar con su zurda el balón al fondo de las mallas. Un punto para cada equipo que deja todo abierto para una tercera jornada que, como el final de este partido, se prevé de infarto.