Jabón, agua potable y nutrición: la «sencilla» ayuda para salvar la vida a la infancia de los países más «frágiles»
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Son enseres pequeños, «sencillos», comunes en el mundo desarrollado. Tan básicos que no les damos valor pero que «pueden salvar vidas» y así lo están haciendo en otros rincones del planeta en los que «no tienen la misma suerte que nosotros». Jabón, letrinas, pastillas potabilizadoras, sales de rehidratación o bidones para transportar agua son el instrumento de trabajo de un programa de cooperación al desarrollo que la Junta de Castilla y León y Unicef ejecutan para velar por la «supervivencia» de la infancia en dos regiones de Guinea Bissau donde tres de cada diez niños padecen una desnutrición crónica que impide su desarrollo físico, cognitivo y saludable. El proyecto 'Wash and Nutrition' arrancó el año pasado en Guinea Bissau -«uno de los países más pobres y frágiles»- y se mantendrá durante este 2024 con una aportación de las arcas autonómicas de 350.000 euros. Es un planteamiento «multisectorial», enfocado a garantizar la salubridad de los entornos en los que se mueven los más de 6.000 niños y niñas que viven en las regiones de Oio y Gabu , así como a evitar, detectar y atajar los casos de desnutrición, que en estos dos territorios causan la muerte de al menos el cinco por ciento de los menores antes de cumplir los cinco años, según ha explicado este miércoles el consejero de la Presidencia, Luis Miguel González Gago. En estas dos regiones casi la mitad de los hogares acceden al agua a través de puntos en estado deficiente y solo un cinco por ciento tienen acceso a sistemas de saneamiento básico. Así, una de las patas del proyecto es garantizar de forma «integral» unas óptimas condiciones y con tal fin se ha actuado en ocho centros de tratamiento nutricional, doce escuelas y ochenta comunidades . En algunas ha bastado con pastillas potabilizadoras -de las que ellos carecen-; en otras, se ha requerido de la construcción de puntos de acceso a agua o de una suerte de baños. Y es que en estas zonas es «común» que pequeños y mayores hagan sus necesidades al aire libre. Ni siquiera los centros de salud disponen de unos espacios que cumplan unos mínimos, explican desde Unicef responsable de Unicef en Castilla y León, Eugenia García. Para dar solución a la problemática se han instalado unas «letrinas en seco» , que no están conectadas a una red pero permiten, al menos, mantener una cierta salubridad, ya que un agua contaminada o esos baños improvisados son focos de enfermedades gastrointestinales que acaban provocando una desnutrición severa a los más pequeños. Esta línea de trabajo se ha completado con formación en buenas practicas de higiene que requieren como primer paso darles jabón y, en segundo lugar, concienciarles de su importancia. De cara a los casos en los que no se haya podido evitar, el programa facilita a los centros sanitarios del entorno una serie de soluciones con las que revertir el problema. En supuestos de episodios agudos de diarrea, una simples sales de deshidratación pueden frenar la enfermedad y evitar que mueran . Además de esos episodios por contaminación o contagio, los pequeños se enfrentan a la escasez en un país que se encuentra en el puesto 178 de los 189 en el índice de desarrollo y donde un 67 por ciento de la población sobrevive con menos de dos dólares al día . El 50 por ciento de las muertes infantiles son por desnutrición muy débil. Desde el proyecto se ha tratado de formar a los profesionales de salud para capacitarlos en la prevención, detección y asistencia de los pequeños en esta situación. Basculas, pulseras 'muac' que alertan de que no se cumplen los umbrales y un preparado alimenticio que actúa como tratamiento de choque complementan esa pedagogía, explica, por su parte, la responsable de programas internacionales de Unicef España, Blanca Carazo.