Suecia libera a un criminal de guerra iraní como parte de un canje de presos con Teherán
Suecia aprobó la pasada semana la excarcelación de Hamid Nouri, un ciudadano iraní condenado a cadena perpetua [[LINK:INTERNO|||Article|||6581d263a46eb0e4e1051f83|||«por graves delitos cometidos en Irán en la década de 1980»]], como parte de un intercambio de prisioneros negociado con Irán que se saldó con la liberación del diplomático Johan Floderus, de 34 años, y el ciudadano irano-sueco Saeed Azizi, de 60. El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, tomó finalmente la decisión pese a la resistencia del titular Exteriores, Tobias Billström. «Soy especialmente responsable de la seguridad de los ciudadanos suecos. Por ello, el Gobierno ha trabajado intensamente en el asunto, junto con el servicio de seguridad sueco, que ha estado negociando con Irán», declaró Kristersson.
El líder conservador, sin embargo, denunció a Teherán por convertir a Floderus y Azizi en «peones de un cínico juego de negociaciones» que buscaban conseguir a toda costa la puesta en libertad de Nouri, detenido en Estocolmo en 2019, y acusado de cometer asesinatos y crímenes de guerra en 1988, cuando servía como ayudante del fiscal adjunto de la cárcel de Gohardasht, en la ciudad Karaj, según la Fiscalía sueca. «Siempre ha estado claro que la operación requeriría algunas decisiones difíciles. Ahora hemos tomado esas decisiones», zanjó Kristersson.
Condenado por su implicación en la ejecución masiva de presos políticos hace más de tres décadas, Nouri es la primera persona procesada por unos hechos que la República Islámica nunca ha reconocido. Es sabido, sin embargo, que el líder de la Revolución iraní, el ayatolá Ruhollah Jomeini, ordenó en 1988 la ejecución de todos los presos leales o simpatizantes de la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán (MEK, por sus siglas), un grupo opositor de izquierdas respaldado por el Irak de Sadam Husein durante la guerra que enfrentó a ambos países a principios de la década.
Las organizaciones de derechos humanos cifran entre 2.800 y 5.000 el número de personas asesinadas entre los meses de julio y septiembre de 1988 en prisiones como la de Gohardasht, donde trabajó Nouri. «Hace más de 30 años que los supervivientes y las familias de las víctimas intentan buscar la verdad y la justicia tanto dentro como fuera de Irán, y el procesamiento de Nouri en Suecia ha sido realmente la primera vez que un funcionario iraní ha tenido que rendir cuentas», expresó en redes sociales la activista Nassim Papayianni.
El secretario del Consejo Superior de Derechos Humanos de Irán, Kazem Gharibabadi, declaró que Nouri había estado «detenido ilegalmente» en Suecia, pero que ahora estaba en libertad. El exfuncionario de prisiones iraní de 63 años, que fue juzgado y condenado en virtud del principio de jurisdicción universal que permite a los países procesar a personas por delitos graves contra el derecho internacional cometidos en otros lugares, ya está de vuelta en Teherán.
Floderus y Azizi también pudieron volver a casa. El empleado del Servicio Europeo de Acción Exterior de la Unión Europea (SEAE), acusado de espionaje por las autoridades iraníes, confesó a Kristersson haber «soñado con este día» desde su detención en abril de 2022 durante un viaje personal para visitar a unos amigos. Una detención se mantuvo en secreto durante más de un año.