Una decisión muy inoportuna
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El presidente del Gobierno anunció ayer que España reconocerá al Estado palestino el próximo martes 28 de mayo. Sánchez ha retrasado una semana su decisión, originalmente anunciada para el 21 de mayo, con la esperanza de sumar más países europeos a esta operación. Al final, sólo Noruega, que no pertenece a la Unión Europea, e Irlanda, que ya había madurado la cuestión por su cuenta antes de que Sánchez tocara a sus puertas, han decidido coordinar sus decisiones. Esto no mitiga el hecho de que la elección del momento, cuando las acciones militares se siguen desarrollando en Gaza tanto por parte de Israel como de Hamás, puede constituir un grave error en política internacional que no desencadene un cambio de perspectiva del conflicto, que es a lo único a lo que una decisión básicamente simbólica suele aspirar. El Gobierno de Israel ha reaccionado de inmediato al anuncio de los tres países llamando a consultas a sus embajadores. El primer ministro Benjamin Netanyahu ha sido rotundo sobre la interpretación que tendrá este reconocimiento tras el ataque terrorista del 7 de octubre que causó la muerte a más de 1.200 israelíes y la captura de dos centenares de rehenes, algunos de los cuales aún siguen en manos de Hamás: «Este es un premio al terrorismo». Para enfatizarlo, el Gobierno israelí comunicó que se disponía a mostrar a los embajadores de los tres países un vídeo captado por los terroristas de Hamás en el que se ve a varias jóvenes militares israelíes secuestradas, algunas de las cuales aún siguen en su poder. Por su parte, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) ha aplaudido la decisión y ha resaltado que «es un paso importante» para al establecimiento de «un Estado independiente con Jerusalén como capital». Estas reacciones eran más que previsibles. Pero no lo era tanto que Estados Unidos, a través del propio presidente Joe Biden criticara públicamente por inoportuna la decisión, después de que el ministro José Manuel Albares se reuniera con el jefe de la diplomacia norteamericana y transmitiera a los medios españoles la idea de que la decisión sería prácticamente indiferente para Washington. Biden es precisamente un firme partidario de la solución de los dos Estados, pero cree que a este objetivo se debe llegar por un proceso de negociación que permita asumir la solución por ambas partes. Con España, Noruega e Irlanda serán 146 los países que reconocen el Estado palestino. Durante el último mes, Barbados, Jamaica, Trinidad y Tobago y Bahamas habían dado el paso de reconocer a Palestina. En el caso español, la decisión es mucho más simbólica que real porque España ya tiene relaciones diplomáticas con la Autoridad Nacional Palestina y es una importante sostenedora de distintos mecanismos de ayuda. Siguen pesando sobre la decisión cuestiones fundamentales como qué tipo de Estado, con qué límites y con qué reglas de gobierno ejercerá el reconocimiento finalmente España. El orden político tanto en Gaza como en Cisjordania dista de ser siquiera democracias de baja calidad. A esto se une la certeza de que Pedro Sánchez está usando la política exterior en este y otros casos como una coartada para ocultar la descomposición interna de su Ejecutivo y la falta de apoyos parlamentarios que lo condena a permanecer atrincherado en la simulación de que su gestión es transformadora. En realidad, este Ejecutivo no puede emprender ninguna iniciativa legislativa de calado que mejore la vida de los españoles.