¿Premio para el perdón?
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Una de las características de las crisis políticas es que todo sucede vertiginosamente. Hace unas semanas, para preparar convenientemente las elecciones catalanas, el presidente del Gobierno, ante una sociedad expectante por la morbosidad sentimental que rodeó el cómico vodevil, se retiró cinco días al 'desierto de la Moncloa' para pensar en su futuro . La chusca decisión provocó reacciones de exaltación parecidas a la de esas apariciones de la Virgen, histéricas, que convocan a crédulos dispuestos a dejarse engañar y sirven para negocios de pícaros y espabilados. Para abonar la campaña electoral europea no encontró mejor adversario que el presidente de Argentina, otro personaje narcisista y charlatán. Decía Marx que «la historia siempre se repite dos veces: la primera como... Ver Más