«Si ves hoy una foto de cuando eras pequeño, no te gustas; imagina a tu hijo cuando vea todo lo que publicas de él en redes sociales»
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Cuando aparecen publicaciones en redes sociales en las que se muestran menores en ocasiones suscitan miles reacciones, lo que puede conducir a una explotación comercial por parte de los progenitores. Pero, el mayor riesgo es , sin duda, que estas las imágenes puedan acabar en plataformas sexuales. Además, les hace más proclives a sufrir grooming o estafas y puede atentar contra su derecho al honor, la intimidad y la propia imagen. Fernando Checa, director del Máster en Redes Sociales de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) , explica que esta tendencia a la publicación de imágenes de los niños viene dada por el mismo proceso por el que en muchas ocasiones se comparten momentos vitales, experiencias y cualquier situación cotidiana que se considera importante por parte de un usuario. «Normalmente, los padres suelen estar muy orgullosos de sus hijos, de su belleza, de su inteligencia, de su forma de ser, y pueden llegar a considerar que compartir estas imágenes públicamente es algo normal, al igual que lo hacen con una parte importante de sus vidas. Sin embargo, olvidan que compartir las imágenes de niños en redes sociales abre no solo un problema ético, sino que también puede generar un problema legal, por cuanto afecta a la privacidad de los menores». Noticias Relacionadas estandar No Cuándo hay que buscar ayuda profesional si crees que tu hijo es adicto al móvil Laura Peraita estandar No Todos a una para ayudar a que los jóvenes hagan un uso seguro de la tecnología Laura Peraita ¿Cuáles son las principales reacciones de esta presencia de menores? Las imágenes de niños suelen ser bien acogidas por parte de los usuarios que siguen la cuenta que las publica. Al subir la foto de un niño, lo habitual es que los comentarios y los 'likes' se vean incrementados, algo que va a incidir directamente en la vanidad de las personas que han hecho dicha publicación. Es muy posible que consideren que esa aprobación social es un refuerzo de su comportamiento y que, por tanto, no están actuando de forma incorrecta. Pero la realidad es que están exponiendo públicamente a menores que tienen su derecho a la privacidad y el anonimato y que el hecho de ser sus progenitores no le exime de tener que cumplir la legislación. ¿Qué riesgos hay de explotación comercial por parte de los progenitores? En algunas ocasiones la exposición de los menores puede venir acompañada de un intercambio económico. Es normal cuando una marca quiere asociar un determinado producto a una imagen de familia, obteniéndose por parte del adulto una compensación económica. Lógicamente siempre ha habido menores que han «trabajado» en cine o publicidad pero la situación actual puede llevar a que muchos de los padres que muestran a sus hijos para conseguir un acuerdo comercial desconozcan todas las consideraciones legales que hay detrás. Y obviamente se plantea una encrucijada ética en la que muchos progenitores no llegan a pensar hasta que surgen problemas graves. ¿Son conscientes los padres de estos peligros contra su derecho al honor, la intimidad y la propia imagen? Seguramente la mayoría no son conscientes de que el derecho a la intimidad y la propia imagen de sus hijos no les corresponde. Los padres tienen muchos derechos como progenitores y tutores legales de sus hijos, pero esto no les eximen de cumplir las leyes que dictan que nadie puede ser expuesto públicamente sin su consentimiento. Aunque quizá, el mayor problema de todos es la falta de conciencia sobre lo que están haciendo, de lo que puede suponer más adelante a sus hijos llegar a ver una parte de su vida expuesta públicamente, comentada e incluso compartida por auténticos desconocidos. En el caso de influencer, cuando la imagen de los menores se expone para ganar dinero, ¿qué papel corresponde a los usuarios a la hora de seguir o elegir estos contenidos para frenar este fenómeno frente al algoritmo que puede primar estas publicaciones? Los usuarios son responsables del tipo de contenidos que consumen. Pero en este aspecto los principales actores que deberían frenar esta situación son las plataformas digitales y sus algoritmos. Cualquiera de estas plataformas tiene plena capacidad en estos momentos para saber si en una fotografía aparece un menor y frenar su alcance e, incluso, bloquearlo. No lo hacen porque son conscientes de que es un contenido que es visualizado y que genera más interacciones, dejando de lado cualquier cuestión ética. Y ante ello, seguramente las instituciones deberían ser más combativas y lograr que este tipo de prácticas no fueran permitidas por las empresas dueñas de los medios sociales. ¿Debería regularse de manera normativa la aparición de menores, y su explotación comercial, de alguna manera? ¿Siempre tienen la última palabra los padres por alegar que pueden decidir por sus hijos? Los padres pueden decidir por sus hijos hasta que se enfrentan a una decisión que vaya contra la ley. En ese caso, el derecho del menor prevalece siempre. Así que lo importante no sería tanto que las instituciones regulen la exposición pública o el uso comercial de la misma como que utilicen la normativa ya existente para forzar a las terceras empresas a que esto no se permita, sin olvidar en ningún momento las campañas de información y concienciación a los padres. MÁS INFORMACIÓN noticia No «Cada persona debe analizar qué le impide conciliar y cuáles de estos obstáculos dependen de ella» noticia No «No es concebible pagar para que tu hijo vaya al ritmo de la escuela» noticia No Catalina Hoffmann: «He entrenado a cientos de niños que han pasado de sacar ceros a sobresalientes» ¿Qué influencia puede tener este tipo de decisiones en los niños según vayan creciendo? Es difícil saber a qué se van a enfrentar dentro de unos años. En cualquier caso, todos los adultos hemos visto de mayores alguna foto que nos hicieron de pequeños y detestamos. Aborrecemos cómo estábamos vestidos, la cara que poníamos o, simplemente aquel momento de nuestra vida. ¿Imaginamos que ese momento, hasta hace poco solo compartido en el entorno familiar más íntimo, fuera conocido por cientos o miles de desconocidos? Desde luego no sería agradable. Por no entrar en profundidad en aspectos como las situaciones de 'grooming' que pueden verse agravadas por este tipo de acciones. Sin duda es una inmensa responsabilidad de padres, empresas e instituciones, pero ante la que no se puede permanecer impasible.