‘Nearshoring’: ¿Mito o realidad?
Confieso que para definir el título tomé inspiración de los programas de Jaime Maussan. Sin embargo, no hablaré de seres extraterrestres. Un excelente economista y buen amigo, Alexis Milo, comentó hace algunas semanas que el nearshoring era como “el chupacabras”. Todos hablan de él, pero nadie lo ha visto. Si bien reí al momento de leerlo (i.e. lol) y claramente Alexis estaba utilizando un ejemplo extremo para ilustrar un punto, me di a la tarea de buscar en qué series estadísticas podemos observar el impacto de esta tendencia de relocalización global de las líneas de producción en nuestro pais (“‘Nearshoring’ en México, una realidad”, 29 de noviembre, 2022).
La mayoría de la gente (me incluyo) busca que el nearshoring se vea reflejado en un aumento substancial de la Inversión Extranjera Directa (IED), sobre todo en el apartado de “nuevas inversiones”. Sin embargo, haciendo una comparación histórica, no se ha observado un incremento considerable. De 2021 a la fecha, la IED ha promediado 35 mil millones de dólares (mmd), muy similar al promedio 2015-2019, por ejemplo (excluí 2020 por la pandemia). Adicionalmente, el año pasado la mayor parte de la IED (87 por ciento) se explicó por “reinversión de utilidades” y “cuentas entre compañías”. Entonces, ¿dónde está el nearshoring?
Por un lado, considero que es probable que las inversiones relacionadas con el nearshoring no solo se encuentren en el apartado de “nuevas inversiones” de la IED. Cuando una empresa ya se encuentra establecida en México, por ejemplo, la reinversión de sus utilidades también puede ser nearshoring. Un caso evidente son la mayoría de las armadoras de coches, así como las autoparteras, que podrían estar dejando de producir en sus fábricas de China o de Europa del Este y producir esos productos en México. Estas modificaciones normalmente conllevan costos, por lo que el gasto en estos cambios sería IED, solo que es probable que no se observe en el rubro de “nuevas inversiones”, sino en el de “reinversión de utilidades”.
Un aspecto que me gustaría abordar brevemente antes de continuar es el tema de la inflación en cuanto al poder de compra de maquinaria y equipo a través del tiempo. ¿A qué me refiero? A que algunas personas me han dicho que no porque la IED esté expresada en dólares, significa que estamos tomando en cuenta la inflación, máxime con las altas tasas de inflación que hemos visto en los Estados Unidos en los últimos años. 30 mmd no compran lo mismo hoy, que lo que compraban hace diez o veinte años. Claro que hay razones para cuestionar esto. Sin embargo, este argumento me parece más de lado del consumidor. De lado del productor, que invierte en maquinaria y equipo, los precios de las máquinas, ajustados por lo que pueden hacer hoy en día en cuanto a capacidad y eficiencia, no se han incrementado tanto e inclusive en algunos casos se han abaratado. Entonces considero que podemos continuar haciendo comparaciones históricas utilizando la IED expresada en dólares.
Por otro lado, más que estar buscando el nearshoring en la IED –que seguro está, pero que no es tan evidente todavía–, me parece que otra forma de observar y cuantificar el nearshoring, es el impulso que ha provocado esta tendencia en la construcción de parques industriales. Empresas establecidas en México como Vesta, Prologis y Funo –entre otras–, que se han ido especializando en la construcción de parques industriales desde varios años, han enfrentado una demanda sin precedentes desde 2022. Entre otras cosas, esto llevó a Vesta a levantar capital en un listado de sus acciones en la bolsa de Nueva York (NYSE) a mediados del año pasado y a hacer una oferta adicional (follow on) también el año pasado, pero en diciembre. Así, considero que una gran parte del fuerte incremento de la inversión en construcción no residencial del sector privado del año pasado que reportó el INEGI tuvo que ver con esto. Anteriormente esperábamos que las empresas que están reubicando sus líneas de producción de China y otros lugares a México, que llegara a comprar un terreno, construir una fábrica, etc., hoy quieren llegar a un lugar para “aterrizar”, un lugar que les ofrezca seguridad y conexión rápida y directa con la infraestructura de agua, electricidad, etc. Es decir, prefieren rentar un espacio en los parques industriales.
Esto hace que el desarrollo de los parques industriales no se vea en la IED, sino en la inversión en construcción no residencial del sector privado en México. Así, estimando esta inversión –en términos nominales–, a partir de la diferencia entre la tendencia de crecimiento que observó este rubro entre 2020 y 2022 y el fuerte crecimiento que observó en 2023, da como resultado un monto de cerca de 10,700 millones de dólares. Es decir, utilizando este simple cálculo, si las empresas del nearshoring hubieran invertido directo, la IED del año pasado debería de haber sido de 46.7 mmd, en lugar de 36 mmd, que sería el monto más alto en un año desde 2013 –que se llevó a cabo la venta de Cervecería Modelo–, por lo que, ajustando por este efecto, la IED en 2023 hubiera sido la más alta de la historia. El nearshoring no es un mito, es una realidad. Creo que solo hay que buscarla un poco más.