El 28, el 28 ¿y el 29?
“Si quieres la paz, no hables con tus amigos, sino con tus enemigos”. Moshé Dayán
Si convertimos el 29 de julio en un feudo neurótico de desquites y ajustes de cuentas estaremos despilfarrando una oportunidad aún más grande que la malograda por el ilustre Carmona Estanga. Vivimos un escenario similar al de cualquier territorio arrasado por una guerra, cuya única salida para la construcción de un futuro viable es allanar el camino de la reconciliación nacional con todos los sectores sociales y sus legítimos representantes.
Ciertamente hay mucha indignación por el infortunio hacia donde los gobernantes han sumergido a la patria, pero ninguna historia de redención nacional ha iniciado con el descalabro de los vencidos. El chavismo tiene un cuarto de siglo destruyendo, persiguiendo y vapuleando a sus enemigos y el resultado está a la vista: un país completamente africanizado. Por lo tanto, emular esa práctica solo logrará profundizar la ruina que heredará el nuevo gobierno.
A muchos les preocupa la continuidad de poderes públicos, parlamentarios y gobernantes regionales y locales afectos al gobierno; pero no debemos olvidar que el chavismo es una fuerza absolutamente fragmentada cuyos líderes no dejan de distanciarse en privado de las andanzas de sus jefes de turno. Y es que Nicolás Maduro, aun en el ejercicio del poder, ha sido traicionado sistemáticamente por colaboradores en todos los niveles. Imagínense cómo será la desbandada en las horas nonas.
El comportamiento humano en situaciones límites tiende a extremar la búsqueda de la autopreservación, naturalmente tal instinto conduce al individuo al egoísmo, la falta de empatía y centra sus energías en la maximización del beneficio particular. No podremos construir un estado de bienestar si continúa privando el individualismo que ha sido impulsado por este modelo de gobierno fracasado. El marco del entendimiento no debe ser un ensayo a destajo efectuada de manera singular; sino el producto de un proceso de entendimiento social que comience desde los principales referentes del país y su ejemplo permee hasta alcanzar los sectores más vulnerados.
El faro del 28 de julio no nos debe embelesar; pues será el pueblo quien expulsará de Miraflores a sus actuales inquilinos. El asunto que nos atañe es la reconstrucción de Venezuela con los elementos que tenemos disponibles; la reivindicación del trabajo honrado como medio de sustento y el rescate de los valores ciudadanos que hoy son motivo de mofa a quien los exhibe.
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