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Май
2024

José María Manzanares : «Mi pensamiento está en interpretar el toreo de la forma que me lo enseñaron»

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Abc.es 
Los toreros no solo sufren el ruedo ante el toro. José María Manzanares (1982) es un combatiente contra las lesiones . Hijo de uno de los mejores toreros que ha dado la fiesta, este alicantino que supera ya las cuatro décadas, acaudala más de la mitad de su vida sorteando escenarios taurinos y taras físicas provocadas por su profesión. Más allá de sostener su apellido, algo que ha conseguido por méritos propios alimentando incluso su nivel, el diestro recupera esta campaña su mejor versión gracias al salto cuantitativo que ha experimentado su condición corpórea, esa que tantas veces le ha privado de poder demostrar todo lo que emerge de dentro. Manzanares es un torero veterano que ahora abre los carteles que antes cerraba. Es un diestro que continúa despertando interés porque se le reconoce su fondo, su estética, su compromiso. Es el torero que va abrir el cartel que cierra la feria de Córdoba en la tarde más rematada. Noticia Relacionada Toros estandar No Oreja para Marco Pérez en la novillada que abre la Feria con un discreto Manuel Román Víctor Molino Manuel Román falla con la espada tras algunas faenas completas - Vuelve a Córdoba. ¿Cuáles son sus recuerdos de esta plaza, desde niño? -Muchos. Recuerdo viajar con mi padre aquí las veces en las que he podido acompañarle. Y, obviamente, de los míos. Recuerdos como matador, que siempre han sido muy bonitos. He tenido la suerte de esta aquí siempre en carteles muy rematados, con un gran ambiente. Tengo un muy buen recuerdo; tengo muchos amigos aquí y me unen muchísimas relaciones con gente de aquí. - Habla de su padre. Menudo legado taurino que dejó aquí... -Mi padre ha sido el mejor para mí. Su legado continúa estando ahí. Es un ejemplo en todo desde que empezó. Para mí es el toreo. Creo que no ha habido nadie que lo haya explicado o sentido como él. Nadie lo ha interpretado como él. Es bonito, pero también es duro y difícil, porque se le echa mucho de menos. Porque es un todo. Por su forma de torear, pero también de vivir su profesión. Eso que él tenía no se puede fingir, no es una postura. Es algo que te da Dios. Lo tienes, lo engrandeces y lo cuidas. - ¿Qué es lo que más interioriza o tiene usted de él? -Su filosofía de vida. Es lo que te distingue de los demás por la forma de vida que llevamos de asumir la vida. Conservo todo lo que me ha enseñado. Sobre todo, la disciplina, el sacrificio. Recuerdo todos sus consejos. Lo más importante es ser fiel a uno mismo. Hay que intentar ser autocrítico, pero que eso te desmarque. Que no te influyan ni las modas ni te dejes influenciar por el hecho de querer agradar. Interpretar lo que uno siente. - ¿Cuánto considera que ha cambiado el toreo? -Muchísimo. El toreo no es como cuando lo viví o mi padre. Antes, cada uno tenía su propia personalidad. Hay que trabajar en ser uno mismo. No ser alguien que ya existe. Cuando eres así, propio, es cuando el toreo empieza a tener verdad. - Después de su complicada andadura de lesiones, ¿cómo se encuentra esta campaña? Se le nota mucha mejoría. -Estoy muy bien. El invierno ha sido muy bueno. Gracias a Dios, todas las lesiones, cuatro lumbares y tres en la zona cervical (con intervenciones quirúrgicas), me estoy encontrando muy bien. Ahora solo deseo que los toros me ayude. Me he tirado varios años con estas dolencias. - ¿Le ilusiona el cartel de Córdoba? -Es un cartel muy bonito. Estoy junto a dos toreros jóvenes; he tenido la oportunidad de torear con ellos. Todo va a depender de cómo se comportan las reses. Hace poco toreé un encierro en Trujillo (Cáceres) y la ganadería embistió muy bien. Prefiero no generar expectativas, pero es una ganadería que tiene regularidad. Ojalá pueda ayudar. La exigencia en una figura veterana - Suma ya dos décadas de matador... ¿Se le sigue exigiendo? -Cada vez es más grande. Los hitos conseguidos se van quedando atrás. Pero uno tiene que estar siempre a la altura. Ahora, no es la misma mentalización a cuando empecé. Mi pensamiento actual está en intentar interpretar el toreo de la forma que me lo enseñaron, como soy. - Echa uno la vista atrás y aparecen muchos sucesos que se le han ido aparecido en el camino... -Ahora me toca disfrutar de la época que estoy viviendo. Es verdad... Es que, tuve el dengue, mi calvario con la espalda... NO puedo decir que haya sido una vida fácil. Pero he lo he ido superando con sacrificio y disciplina. No he querido nunca dejar de torear; siempre con la mente puesta en la recuperación. La vida de un torero no es fácil. Y con problemas de espalda, nada sencillo. Pero es algo que he tenido siempre asumido. Yo no intento demostrar nada. - ¿Cómo asume su cita en Los Califas? -De una manera muy especial. Tengo tardes muy bonitas en Córdoba. Con maestros históricos de esta tierra. Los sentimientos que un torero puede sentir de esa plaza, que han marcado su historia, que son inigualables. Es un orgullo poder estar presente de nuevo. Me siento muy agradecido de poder volver.