Un okupa monta una inmobiliaria fantasma y alquila decenas de pisos en Villa de Vallecas
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Cada martes y jueves a las 20 horas, el ruido de cacerolas y pitadas de medio centenar de vecinos inunda una urbanización situada en la calle de El Yesero, en Villa de Vallecas. El motivo de este levantamiento son los más de tres años en los que los residentes de los números 12, 14 y 16 han pasado noches en vilo por temor a que más okupas trataran de entrar en los pisos vacíos que hay en algunas de estas plantas. «Nos hacen la vida imposible, nos amenazan y ponen nuestra vida en peligro con obras sin ningún tipo de control», lamenta Mari Ángeles, una de las vecinas. «Okupas fuera» o «Sareb, soluciones ¡ya!» o la petición de una ley antiokupación, son los mensajes de algunos carteles pegados en ventanas y balcones de esta urbanización. A pesar del ruido que han tratado de hacer estos vecinos, dormir aún resulta misión imposible para algunos de ellos ante el miedo a que intenten forzar la cerradura de más pisos. Actualmente, entre los tres números que conforman esta comunidad, hay un total de 126 viviendas. De ellas, 18 han sido ocupadas ilegalmente , según han asegurado varios vecinos a este periódico. La historia se remonta a antes de la pandemia, cuando la empresa propietaria quebró y los pisos pasaron a ser activos de la Sareb (la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria que nació en 2012). Al darse cuenta de esta situación, el cabecilla de este mercado okupa, un individuo al que los vecinos llaman 'El Canario', comenzó a tirar puertas, a cambiar cerraduras y alquilar ilegalmente pisos. Todo esto con la ayuda de otro hombre, que actualmente reside en este edificio. Noticia Relacionada estandar No Guerra de okupas en Usera: perros envenenados y peleas con taladros Carlos Hidalgo Una mujer se hace con el control de la mafia de un edificio lanza excrementos y orines a sus vecinos para echarlos Tal y como explican los vecinos de esta urbanización, estos rentistas ilegales cobran de 300 a 500 euros al mes por viviendas de una, dos o tres habitaciones. «No tenía ningún sentido», cuenta ahora Mari Ángeles. Una vez se dieron cuenta de la estafa, muchos de ellos dejaron de pagar. Tras varias fiestas a altas horas de la madrugada, algún allanamiento nocturno y la estampida de nuevos residentes en su edificio, los vecinos comenzaron a sospechar y a preocuparse. Sin embargo, no se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo hasta que la Policía acudió a la urbanización tras una llamada de alerta: hubo un intento de forzar la puerta de un coche, aparcado en el garaje de la urbanización, que pertenecía a un vecino fallecido recientemente. «El Canario les dijo [a los agentes] que se dedicaba a alquilar apartamentos y ahí nosotros caímos», reconoce Mari Ángeles. Aunque los residentes de este edificio aseguran que no todos los okupas son conflictivos, su vida comenzó a torcerse después de las denuncias. El piso de Carmen está en el 16 de la calle de El Yesero, el número con más viviendas okupadas, y puerta con puerta con este captador de inquilinos ilegales. «Yo me he ido a trabajar dos días sin dormir. He estado en tratamiento psiquiátrico», lamenta la mujer, una de las que más advertencias ha recibido por su clara oposición a los nuevos residentes. Actividades delictivas Da igual un martes que un sábado, Carmen siempre se ha acostado con música y gritos hasta las tres o cuatro de la madrugada. «Después de estas fiestas no llevan a las niñas al colegio», denuncia. Sin embargo, las fiestas nocturnas son lo de menos si se comparan con el hecho de que estas viviendas también han llegado a utilizarse para prostitución o para manipular el suministro eléctrico, según declaran los afectados. Motivadas por esta situación inaceptable, las llamadas a la Policía han sido constantes. «Los niños ya nos avisan cuando ven que vuelven a estar aquí», aseguran los vecinos. Y las amenazas de los okupas, por su parte, se han intensificado. Silicona en las puertas de los garajes, burlas o un mensaje de «estáis muertos» pintado en el espejo del ascensor, son algunas de las presiones a las que se han tenido que enfrentar durante los últimos meses. Los vecinos de la urbanización han colgado carteles para denunciar la okupación ISABEL PERMUY Entre las preocupaciones de Carmen se encuentra su propia seguridad. Estas viviendas okupadas se han sometido a varias obras; entre ellas, la transformación de un piso de un dormitorio a uno de dos y el cambio de calefacción de gas a una eléctrica. «Todo esto sin ningún tipo de control», señala Carmen. La suma de todos estos problemas de convivencia han forzado a los vecinos de esta comunidad vallecana a manifestarse y pedir soluciones a la Sareb. De las más de 120 viviendas, 28 son propiedad de esta empresa pública: una decena se encuentran actualmente vacíos y 18 están pendientes de una «valoración de la situación de vulnerabilidad» de sus ocupantes, sostienen desde la Sareb. Un largo proceso Según ha asegurado la Sareb a este periódico, estos activos de Villa de Vallecas forman parte de un proceso judicial largo. La empresa pública no consiguió inscribir estas viviendas en el registro hasta el pasado mes de febrero, por lo que no se ha podido considerar su propietario hasta ese momento. Una vez se llevó a cabo esta inscripción, el conocido como 'banco malo' denunció ante el juzgado la okupación y se inició así un procedimiento para comprobar la vulnerabilidad de los residentes de los pisos usurpados. La urbanización con 28 viviendas okupadas de Villa de Vallecas ISABEL PERMUY Aún no se ha efectuado ningún desahucio . El pasado 10 de abril tuvo lugar un lanzamiento que fue paralizado precisamente para comprobar si estos vecinos se encuentran en situación económica delicada. Una vez pasen sesenta días desde la suspensión del desahucio, se llevará a cabo el lanzamiento de aquellos okupas que no cumplan con esa situación de vulnerabilidad o que sean conflictivos o no colaboradores. Si estas personas sufren de una situación socioeconómica desfavorable o son colaboradoras, participarán en el programa de alquiler social de la Sareb. Desde la empresa pública «lamentan» las circunstancias que enfrentan los vecinos y «entienden el malestar» que les haya podido causar, pero aseguran que, cumpliendo con el procedimiento marcado, se puede «garantizar» una solución más efectiva para los residentes de esta comunidad de Villa de Vallecas.