Pradera de San Isidro, pasarela ideológica
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La Pradera de San Isidro , así, en mayúsculas, lleva ribetes de costumbrismo, siesta bajo los pinos sacramentales y un olor cárnico a la Castilla más norteña que se combina con un mojito y, en pequeño le da al pueblo madrileño una fiesta que, desde que cuajó el casticismo al momento presente, no ha hecho más que evolucionar en un espacio limitado de la ciudad. Los de la generación del que escribe, gamberrillos, veían el estadio de Jesús Gil , sus focos, desde la Pradera, y sabían que estaban en una Tierra Prometida, diciendo «tierra» sin conceptos morales de propiedad, todo era Gil y los lares del santo al que los ángeles le araban la tierra, siglos antes. Es el... Ver Más