Un apagado Nadal cae en segunda ronda de Roma ante Hurkacz
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PESTAÑA hurkacz-nadal-roma2024 Crónica 4 Rafael Nadal se queda en la segunda ronda de Roma, un torneo especial en el que ha ganado diez veces. Después del exigente estreno ante Zizou Bergs, de casi tres horas, llegó una torre llamada Hubert Hurkacz que no le concedió ni un respiro ni un resquicio para desplegar su tenis. Y cede en este segundo examen con los finales en tres semanas, en Roland Garros. Roma Segunda ronda Hubert Hurkacz 6 6 Rafael Nadal 1 3 No es la derrota lo que más duele al balear, sino las formas. Porque no consigue encontrar sus golpes, cariacontecido cuando yerra con esos reveses que normalmente casi se cuentan como puntos ganadores. Lo anima Carlos Moyà desde el palco, 'Vamos, vamos', pero hay una nube enorme en la cabeza del balear, manos en jarra porque los saques del polaco son imposibles de leer (9 aces), y porque tampoco hay efectividad cuando los puntos se alargan más de diez intercambios. Hurkacz, a lo suyo, brilla en la tierra romana porque a los saques potentísimos, 230 kilómetros por hora sin despeinarse, une tiros certeros que empujan a Nadal demasiado lejos para la energía que luce en este segunda ronda. De ahí que no desconcierte el 6-1 en el primer set, que duele al balear, desdibujado y con errores que no son a los que acostumbra, y a los aficionados porque había ilusión después de su paso por Madrid. No obstante, y como se ha encargado Nadal de repetir estos días, el deporte cambia muy rápido. Y queda aún tiempo para París. Toca cambiar el semblante. Olvidar también el segundo set de este encuentro en el que Hurkacz martiriza sin piedad al español con su servicio, en blanco los tres primeros turnos de saque y un break de primeras con el que todo sucede tan fácil que ni aprieta ya en los restos. Nadal se engancha ante este respiro para, al menos, reencontrarse con la efectividad de sus golpes. Pero no le da para mucho más, controlado el partido por el 9 del mundo, tranquilo a pesar de la primera doble falta en el octavo juego, y sosegado para terminar a placer incluso al resto. Porque si Nadal es difícil de explicar cuando gana, también lo es ahora, en esta derrota no solo ante Hurkacz, sino ante su propia desesperación.