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Май
2024

Desde la conquista del fuego al microondas, pasando por la 'estufa de estofado': la desconocida historia del horno

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Abc.es 

La historia de la cocción se remonta a los albores de la humanidad, cuando nuestros ancestros dominaron el fuego y lo convirtieron en un aliado para transformar sus alimentos. Las primeras fogatas y fuegos abiertos -simples hoyos en la tierra- marcaron el inicio de un viaje culinario que nos ha llevado a los sofisticados hornos que habitan en nuestras cocinas. Y es que, con el paso del tiempo, la necesidad de controlar mejor el calor y proteger la comida de las inclemencias del clima impulsó la creación de estructuras más elaboradas. Simples construcciones de mampostería, erigidas alrededor del fuego, sirvieron de improvisados hornos. Estos refugios no solo facilitaban la cocción, sino que también permitían conservar el calor durante más tiempo, un avance que fue crucial en la Historia de la gastronomía. Los griegos y su pan Para asistir al alumbramiento de los primeros hornos la evidencia arqueológica nos transporta hasta a antigua Grecia , allí se han encontrado unos cuantos que datan del siglo VI a.C. Son de forma circular o rectangular, y eran utilizados principalmente para la elaboración de pan, un alimento fundamental en la civilización helénica. Y es que la capacidad de producir pan de manera eficiente y controlada marcó un hito en la historia de la alimentación, sentando las bases para el desarrollo de técnicas de cocción más complejas. La Edad Media se escribió un nuevo capítulo en la historia de los hornos. Las estructuras de ladrillo y mortero, más altas y robustas, reemplazaron las construcciones primitivas. La incorporación de chimeneas mejoró la comodidad y la seguridad durante la cocción; al tiempo que los calderos de metal, suspendidos sobre el fuego, se convirtieron en los utensilios predilectos para preparar los alimentos. Nace el horno moderno Las estufas de leña, compañeras inseparables de la cocina medieval, no estaban exentas de inconvenientes. Y es que el molesto humo que generaban era un problema tanto para la salud como para la comodidad. Inquietos por mejorar la experiencia culinaria, los inventores de la época se dedicaron en cuerpo y alma a optimizar el diseño de las estufas. La solución llegó en el siglo XV de la mano de constructores galos. Fueron ellos los primeros en idear un horno construido completamente en ladrillo y azulejos, que incluía además un conducto de humos eficiente. La distribución uniforme del calor y la retención de la temperatura del horno francés permitió una mejor cocción de los alimentos, marcando un antes y un después en la gastronomía. El siguiente hito no llegó hasta el siglo XVIII. Fue en 1735 cuando el inventor francés Francois Cuvilliés hizo un diseño revolucionario con hierro fundido al que bautizó como «estufa de estofado», que era capaz de contener por completo el fuego del horno a través de sus aberturas cubiertas por placas de hierro agujereadas. Con el transcurrir del tiempo los hornos de leña dieron paso a los de carbón y gas, que ofrecían mayor control de la temperatura y una cocción más uniforme. La llegada de la electricidad revolucionó aún más la cocina, con la aparición de hornos eléctricos que proporcionaban mayor comodidad y precisión. MÁS INFORMACIÓN noticia No Boeing prueba por primera vez su nave espacial con personas a bordo tras años de retrasos noticia No La idea del ingeniero granadino que será clave para los viajes humanos a Marte Pero claro, pronto apareció otro electrodoméstico que estaba llamado a arrebatarle su trono: el microondas. Este dispositivo, desarrollado en la década de 1940, transformó por completo la forma en que calentamos y cocinamos alimentos. Su capacidad para calentarlos de forma rápida y uniforme, sin necesidad de calor externo, lo convirtió en una herramienta indispensable en las cocinas modernas.