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Май
2024

‘¡Calma, calma! Ya cumplí 90 años’: La vida de William Paer, el gringo más tico

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Cada vez que tiembla en Costa Rica de inmediato viene a nuestra mente una voz que indica “¡Calma, calma!”, con un distintivo acento estadounidense. El autor de esta icónica frase que evocamos cuando la tierra empieza a moverse es posiblemente el gringo más conocido en nuestro país: el ya emblemático doctor William Paer.

Aquella memoria colectiva se empezó a gestar el 8 de enero del 2009, cuando el terremoto de Cinchona tomó a Paer y a su hija Jill en vivo, en televisión. La espontánea reacción, mezcla de susto y de instinto protector, no se viralizó de inmediato, pues recordemos que para entonces las redes sociales apenas gateaban entre los ticos. Pero poco a poco el video de los Paer fue corriendo de computadora en computadora, con la gente maravilla y desarmada de la risa ante aquel clip en el que, curiosamente, el Doctor Paer no se ve (la cámara estaba posada sobre Jill) pero sí se escucha, vaya que sí.

Nunca hubo una edición del longevo programa ¡Qué rico! con tanta difusión, aunque fuera en “diferido”.

Pero, ¿por qué él, que nació y creció en Estados Unidos, reaccionó ante el terremoto en español y no en inglés (hasta con un par de hijueputazos incluidos)? La respuesta tiene una linda historia de cariño y protección detrás.

“Estábamos en la casa solo Jill, yo, la señora de la limpieza y sus hijos. Los niños estaban en la cocina cuando empezó a temblar. La señora salió corriendo a buscarlos y yo reaccioné a decirle a ella que calma, calma, para evitar una tragedia. En español, para que ella me entendiera”, recordó Paer, quien el 3 de abril pasado cumplió 90 años y pronto celebrará 50 de ser un tico más.

Al alcanzar el noveno piso, el Doctor dice sentirse “con toda la pata”, así, a lo tico. Confirmó que goza de buena salud y que su única complicación con la edad ha sido en la vista, pero nada preocupante. Se siente pleno y feliz al lado de Jill, su socia en la vida, quien lo cuida y lo consiente.

También está contento por haber restablecido la relación con su hijo menor, Adam y de paso con sus nietas.

En una plática llena de recuerdos, risas y momentos también de reflexión, el doctor William Paer, psicólogo clínico (como siempre se despide de quienes lo ven en televisión), afirmó que en Costa Rica, él y sus hijos encontraron el hogar que no pudieron hallar en su país natal.

El gringo ‘loco’ que se fue a vivir a Costa Rica con sus hijos

En lo que podría considerarse una locura (al menos así lo vieron, en su momento, amigos y familiares), William Paer tomó a sus dos hijos pequeños y se vino a vivir a Costa Rica, un país en el que no conocía a nadie, donde se enfrentaron a la barrera del idioma, no tenía trabajo ni casa, pero que les brindaría la tranquilidad y la seguridad que quería para sus retoños.

La aventura empezó a mediados de la década de 1970, cuando Paer hizo un viaje fugaz a nuestro país y quedó enamorado de su gente y del ambiente que se vivía aquí en aquel entonces. Un amigo le recomendó visitar Costa Rica, y al regresar a Estados Unidos sintió que en suelo tico estaba la libertad que le faltaba en su país.

Paer estuvo por primera vez de visita durante tres semanas y en ese tiempo conoció a muchas personas. “Comí riquísimo”, recordó entre risas. El psiocólogo es originario de Paterson, Nueva Jersey, una localidad con una gran comunidad costarricense, por lo que conocía un poco sobre la manera de ser de los ticos. Sin embargo, una cosa es que le cuenten y otra ya vivirlo a todo color.

Estábamos en la casa solo Jill, yo, la señora de la limpieza y sus hijos. Los niños estaban en la cocina cuando empezó a temblar. La señora salió corriendo a buscarlos y yo reaccioné a decirle a ella que calma, calma, para evitar una tragedia. En español, para que ella me entendiera”

William Paer sobre su reacción en el terremoto de Cinchona

“Cuando volví a mi país y pasé por el aeropuerto de San Diego, me sentí sofocado y pensé que en Costa Rica no me sentía así. Entonces pensé en devolverme, pero con los chiquitos. Vivimos una sola vez y no iba a dejar pasar la oportunidad”, cuenta. Parte de la decisión de mudarse con sus hijos estuvo fundamentada en que en ese tiempo en Estados Unidos el consumo de drogas iba en aumento; él quería buscar un lugar donde los chicos crecieran sanos y seguros.

Para ese momento, Jill tenía unos 11 años y Adam unos 7. Paer estaba divorciado y tenía la custodia legal de sus hijos. “Jill tomó mi entusiasmo y me dijo que sí y Adam inmediatamente me dijo que él también. No hubo problemas ni resistencia”, recurda.

Ya asentados en Costa Rica todo fue una aventura nueva para ellos como familia. Dice don William que durante el primer año él no se sentía en casa, pero sus hijos sí. Nadie lo conocía y no dominaba el idioma, pero los niños se adaptaron muy rápido, así que no había vuelta atrás. En ese momento, don William tenía unos 40 años.

“La cultura de Costa Rica es ejemplar en el mundo. En ese momento destacaba no solo porque no tenía ejército, sino porque no había crimen, no había hostilidad”.

La primera casa donde vivieron era alquilada y estaba ubicada cerca del colegio Humboldt, en Pavas. Ahí formaron su pequeño hogar, donde los niños se sentían felices escuchando el canto de los pájaros por las mañanas, y donde el padre supo que vivirían tranquilos.

Pronto los niños aprendieron español, lo que ayudó mucho a Paer para conseguir sus primeros trabajos como psicólogo clínico. Recuerda que cuando daba charlas, sus hijos le ayudaban con la traducción. Era divertido para ellos acompañarlo a sus compromisos profesionales y sacarlo de apuros siendo tan pequeños.

Poco a poco los Paer fueron alzando vuelo. El doctor compró una propiedad en Pavas donde construyó dos casitas con la idea de que sus hijos, al crecer, vivieran allí. Aunque le costó aprender a hablar español, cuando logró mejorar hizo los exámenes para incorporarse al Colegio de Médicos (en ese entonces no había de Psicólogos) y así pudo comenzar a trabajar.

Dr. William Paer: “Un gringo cada vez más viejo y loco”

Fue profesor en la Universidad de Costa Rica, pero no duró mucho ahí dado que no logró conectar con los estudiantes. Más adelante fundó una agrupación llamada Padres sin Pareja, donde acompañaba y brindaba guía a personas en una situación similar a la de él y sus hijos. Para ese entonces, Jill era una experta en temas de nutrición, así que en el grupo había charlas de psicología y nutrición, algo que también extendieron hasta escuelas y colegios durante algunos años.

William Paer, el psicólogo de la televisión

Si hablamos de William Paer es imprescindible mencionar su carrera en la televisión, que lo acompañó durante muchos años y que ahora ha mutado a las plataformas digitales. Su programa Y diay! es un ícono de la pantalla chica criolla, lo mismo que Qué rico!, de Jill.

Algo que tal vez muchos no conocen es que eso de estar frente a un micrófono y a las cámaras no era algo nuevo para Paer. En sus años mozos don William fue cantante y se presentaba en clubes y hoteles en Nueva York con su entonces esposa, así que los reflectores no le eran ajenos. Y otro dato curioso: la música es su primer y gran amor.

¿Cómo llegó a la televisión? Su grupo de apoyo, Padres sin Pareja, había crecido bastante, por lo cual él pensó que más personas tenían que saber sobre este espacio. Fue a canal 13 a contar sobre su agrupación, pero ese mismo día la producción del canal le hizo una propuesta: promocionarían su grupo, pero también querían que él diera pequeñas charlas en la televisión. “Querían que las charlitas sobre psicología fueran tres veces al día, incluso una para cerrar la transmisión diaria. Yo acepté contentísimo”, narró.

Para esa época, un psiquiatra hacía algo similar. El doctor Abel Pacheco con sus comentarios y don William Paer con el programa A favor de la persona, eran rostros icónicos de la pantalla chica a mediados de los años 80. El espacio del estadounidense duró poco más de un año y gracias a su éxito, a Jill también le dieron una oportunidad, dando origen a Qué rico!

“Mi papá se hizo tan famoso que hasta en La Patada lo remedaban. Le decían Valium Pyrex, psicólogo cínico”, contó Jill entre risas.

Qué rico! se hizo popular muy rápido y pronto llegó la idea de Y diay!, un espacio variado con entrevistas a expresidentes e invitados de las artes y la farándula. El programa se transmitió en canales como el 4 y el 19, cuyo título fue inspirado en una historia curiosa.

“Quedé fascinado con la expresión. Un conocido que trabajaba en Estados Unidos recibió un telegrama de su mamá después de muchos días de no comunicarse. El telegrama de la mamá solo decía: ¡Y diay!, Mamá”, contó en medio de carcajadas don William. Esa frase tan tica, que significa todo y nada a la vez, quedó grabada en su memoria y sirvió para bautizar su producción.

Su historia en la televisión nacional es importante, pues el doctor Paer fue visionario en tratar en la pantalla chica temas tabú como el sexo. “Somos seres sexuales, si su papá y su mamá no hubieran estado juntos, no tendríamos esta reunión”, aseveró al defender su propuesta.

Jill agrega que su padre fue el primero en Costa Rica en proyectar un parto natural por la televisión. “Hubo reacciones positivas y algunas muy negativas”, dijo la chef.

Paer agregó que recibió mensajes de muchas mujeres agradeciéndole por su valentía. “Las muchachas querían conocer sobre esta experiencia, tener una orientación, incluso en el tema del ciclo menstrual que es de suma importancia”, afirmó.

Jill representa para mí las ganas de seguir viviendo, me mantiene sano con sus conocimientos, su sabiduría y su dieta”

William Paer

Y es que la regla de las mujeres también fue un tema del que se apropió, tanto que ideó un personaje al mejor estilo de los superhéroes de las películas para generar empatía. “Menstruaman fue una manera de llegarle a la gente y funcionó. Anduve en las ferias del agricultor con el traje y los niños se ponían como locos. Caminé por San José y en Heredia vestido con el traje para llevar el mensaje”, recordó el doctor.

Pero además de la televisión, Paer quería más. La música fue un vehículo para levantar la voz ante una situación que lo tenía realmente preocupado, así que tomó la guitarra y compuso una canción en contra del maltrato infantil.

El tema Cómo puede ser que alguien maltrate a un niño fue grabado por varios músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional, el arreglo lo hizo el maestro Carlos Guzmán. En inglés cantó don William y en español los intérpretes fueron Cristina Gutiérrez y Omar Briceño.

La idea era que las ventas de este sencillo se utilizaran en una escuela que brindaba apoyo a jóvenes y niños, pero Paer se topó con varias trabas.

“Algo que me llamó la atención de Costa Rica era el amor que las madres profesaban por sus hijos, todo el tiempo las veía chinéandolos. Pero de un momento a vi muchos maltratos, comencé a ver actitudes parecidas a las de los estadounidenses y eso me afectó”.

Jill y don William recordaron que hubo instituciones públicas que se manifestaron en contra de la canción y criticaron que el artista se tomara como propia una problemática infantil costarricense. “Levantó la roncha porque captó la atención en todo el país. Mi papá hasta la cantó en la Teletón de 1987″, afirmó Jill.

Después de muchos años siendo el presentador de Y diay!, en el 2006 decidió apartarse de la pantalla chica por un tiempo; sin embargo, afirma que no fue una buena idea. Se dedicó a trabajar con sus pacientes desde su oficina, pero se sintió solo y tenía la necesidad de brindar su apoyo a los demás. “Las personas estaban recibiendo presión para no descubrir su propia naturaleza, entonces decidí retomar el programa”, dijo Paer.

Superpoder: celebrar la menstruación

En esa nueva etapa incursionó en las redes sociales, por lo que Y diay! sigue, transmitiéndose por Facebook desde el 2022, y también se puede ver en el canal 549 TV+.

La familia, otro de los amores de William Paer

Siempre que se habla del doctor William Paer hay que mencionar a Jill, su hija mayor. Ella ha sido su apoyo durante toda la vida, desde que cuando tenía 11 años no dudó en viajar con él y su hermano a enfrentar una nueva vida en un país desconocido.

Don William y Jill viven muy cerca, a unas cuantas casas de distancia y eso suma todavía más a la relación tan fuerte que tienen.

“Jill siempre ha sido una luz de alegría. Ella desde chiquita era reconocida como alguien especial y en Costa Rica la aprecian. Ella representa para mí las ganas de seguir viviendo, me mantiene sano con sus conocimientos, su sabiduría y su dieta”, dijo de manera segura el doctor, aunque entre bromas afirmó que su hija lo chinea mucho, pero que él cree que podría hacerlo más intensamente.

“Él me da mucha sabiduría”, agregó Jill con mucho cariño en sus ojos.

Con Adam, la situación ha sido diferente. Hace muchos hubo desacuerdos en la familia que los mantuvieron alejados por cerca de 20 años. Sin embargo, hace unos meses, con la complicidad de un amigo en común, don William y Jill se reunieron con Adam y sus hijas.

Para Paer, renovar estos lazos de amor a sus 90 años le brinda un nuevo aire para seguir viviendo con felicidad.

Paer llegó a sus 90 años con buena salud, con mucho entusiasmo y con nuevos retos por completar en su vida. Aseguró que seguirá hasta lo último con Y diay!, además de terminar un libro que está escribiendo.

“Anticipo que voy a vivir unos años más y estoy calentando el motor para seguir adelante”.