Sánchez irrumpe en la campaña catalana y pide votar a Illa para "ganar al fango"
Pedro Sánchez ha pasado en una semana de preguntarse si merecía la pena seguir y confesar no tenerlo claro a proclamar que “merece la pena trabajar para que Illa abra una nueva etapa en Catalunya”. El presidente ha irrumpido este jueves en la campaña catalana en Sant Boi, en su primer acto público tras una semana de infarto en el Gobierno y en su partido. Pasado el momento de tribulación, Sánchez se ha declarado “dispuesto” para movilizar todo el voto posible en Catalunya.
“El próximo 12 de mayo ganemos al fango votando a Salvador Illa”, ha reclamado el líder del PSOE, que ha pronunciado en Sant Boi un discurso centrado en los hitos de su presidencia y el debate nacional, sin apenas referencias a la situación interna en Catalunya. Tras recordar diferentes episodios relacionados con los ataques que le dirige la derecha, como la consigna “que te vote Txapote”, Sánchez ha pedido el voto de los catalanes para demostrar que “la democracia puede más que el fango y los bulos”.
“Estos cinco días que nunca olvidaré he extraído muchas lecciones”, ha asegurado en un polideportivo abarrotado por unos 2.000 asistentes dentro y otro millar que seguía el acto a través de pantallas colocadas en el exterior. “Después de ver toda la corriente de solidaridad me he dado cuenta de que vivimos en un gran país, de que somos más los que queremos una política limpia frente a los bulos y la difamación. Estos cinco días me han demostrado que el camino de nuestras siglas no es el más sencillo pero es el mas justo”, ha asegurado.
Hay pocas cuestiones más prioritarias para el líder socialista en este arranque de legislatura que Catalunya. Al menos desde el punto de vista electoral. Que Illa acceda a la presidencia de la Generalitat tras el 12 de mayo supondría para el PSOE, por un lado, cerrar el procés y legitimar su estrategia, que ha sido blanco constante de críticas de la oposición. Por el otro, debilitar a los independentistas, que ejercen una presión a veces asfixiante en el Congreso.
Con estos dos objetivos en el punto de mira, Sánchez tiene previsto volcarse en lo que resta de campaña catalana para ayudar a un Illa que se sabe en cabeza y ahora quiere maximizar sus apoyos. “El domingo 12 de mayo ganaremos las elecciones, gobernaremos Catalunya y abriremos una nueva etapa”, ha proclamado el candidato a la presidencia nada más subirse al escenario.
“El próximo 12 de mayo no elegimos quien le va poner las cosas difíciles al Gobierno de España, sino para elegir a quien gobernará Catalunya”, ha recordado Illa, aterrizando el acto en la campaña catalana.
El candidato del PSC ha apelado a la fuerza del Baix Llobregat, comarca en la que se sitúa Sant Boi y que históricamente ha sido un granero electoral para esta formación. “Con la fuerza de esta comarca abriremos una nueva etapa en Catalunya”, ha prometido Illa, que insiste en todas sus intervenciones en que quiere gobernar bajo la consigna de “unir y servir”.
Con todo, la ocasión también invitaba a que el líder de los socialistas catalanes centrase buena parte del discurso en elogiar al presidente del Gobierno, a quien ha cedido gran parte del protagonismo. “Pedro, compañero, gracias sobre todo por tu coraje, tu valentía y tu trabajo para que Catalunya volviera a la normalidad”, ha espetado Illa, que ha acabado pidiendo el apoyo de los votantes para el propio Sánchez. “Sabemos todos que te la has jugado por Catalunya y Catalunya no va a olvidar esto”, ha subrayado.
De la reflexión a la campaña
Sánchez, incluso los días que estuvo en La Moncloa reflexionando, monopolizó esta campaña. El PSC aclamaban su imagen, proyectada en los mítines, mientras los independentistas le lanzaban dardos. Finalmente, el lunes se conoció que la decisión final del presidente era no dimitir y proclamar el inicio de una “regeneración política” sin aún revelar medidas concretas para ello.
Para el miércoles, ya estaba convencido de que merecía la pena y se dio un primer baño de masas en la Feria de Abril de Barcelona, junto a sus compañeros del PSC. Entraba en campaña, físicamente, después de haberlo hecho en espíritu durante casi una semana.
En las filas de los socialistas catalanes siempre se ha considerado que Sánchez era un talismán electoral, ya desde los tiempos de Miquel Iceta en los que el líder del PSOE estaba muy lejos de la Moncloa. En las primarias de 2017 que disputó contra Susana Díaz, la militancia del PSC se volcó con él, otorgándole el 82% de los apoyos. Una de sus grandes valedores entonces fue la alcaldesa de Sant Boi, Lluïsa Moret, hoy número dos de Salvador Illa en el partido y que ha participado en el mitin.
“Mostrar las emociones no es un símbolo de debilidad ni de cobardía sino un símbolo de valor y coraje”, ha asegurado Moret en su intervención. Un apoyo sostenido durante más de siete años que Sánchez ha recordado cuando ha asegurado que siempre ha sentido el aliento de Catalunya. “Mi deuda con Catalunya y con el PSC es eterna”, ha dicho.
Sánchez funciona en Catalunya hoy por las mismas razones que en 2017. Conecta con unas bases que normalmente se perciben más a la izquierda que la media del PSOE y, también, que son algo más sensibles a la cuestión nacional.
En este sentido, el tándem entre Sánchez e Illa no podría funcionar mejor. El primero tiene la autenticidad y el pedigrí socialista para reconectar con aquella militancia catalana que le aupó contra Susana Díaz, mientras que Illa es un candidato eficaz para llevar hasta la orilla socialista un voto que no vibra apelando a la identidad socialista sino que se sitúa tradicionalmente más a la derecha, sea por la parte de Convergència o de Ciudadanos.
Hay otro dato que en la sala de máquinas del PSC tienen muy en cuenta. En las elecciones de julio pasado 1.200.000 catalanes votaron a Sánchez, lo que en porcentaje supone 10 puntos más que el voto a Illa en las catalanas de 2021. La razón es el histórico voto dual, que se suma a la abstención diferencial. Es decir, electores que votan al PSC en generales mientras, en las catalanas, votan otro partido o se quedan en casa.
Ante esa realidad, todo lo que suponga que el voto al PSC se conecte con un voto a Sánchez estrecha ese voto dual y puede catapultar a Illa. Vestir las catalanas de elecciones generales tiene premio para el PSC.