Y al final Agreste cierra

Fue muy querida por la afición la tanda de artículos que dediqué al restaurante Agreste resaltando el mérito del chef Fabio y deprimido por las ideas equivocadas y absurdas de su esposa, la Roser, y su modo tan desesperante de servir las mesas. El atraso tercermundista lo fundó la Roser con lo que tarda en presentar cada plato. Advertí personalmente al cocinero del catastrófico impacto de su mujer en los clientes y en lugar de corregirla o de buscarle otro trabajo le explicó como un calzonazos nuestra conversación. Luego escribí los artículos y no sólo no los aprovechó para hacer cambios y mejorar sino que encima se enfadó conmigo. Hoy dramáticamente he de decir que los peores presagios se han... Ver Más