El sí lugar de los intercambiadores
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De los aeropuertos se ha hablado hasta la saciedad. El no lugar. El hombre, hacinado o no, que espera sin que le dejen fumar en las largas vísperas de desafiar a la gravedad, de mejorar a Ícaro . Es cierto que algo de eso hay, que al viajante, que va a descansar a tampoco más de dos horas de Barajas , un retraso lo hunde, lo conduce a pensares trágicos, que se van, que se diluyen en cuanto el 'bicho' toma el vuelo. Luego, a un nivel más doméstico, están los intercambiadores, absorbentes de madrileños, que entre obras y no obras, viajes gallináceos al metro o a Guadalajara , pasan allí el tiempo. Y hay romances furtivos, aunque es una... Ver Más