Las cinco cosas que nos dicen los recientes datos económicos
¿Qué es lo que nos dicen las cifras económicas del primer trimestre?
Permítame resumirlo en 5 puntos.
1-La economía mexicana está desacelerándose, a pesar del impulso que el sector público ha dado al gasto en meses recientes.
2-La marcha económica es desigual y en la primera parte del año el impulso vino sobre todo del sector servicios, asociado al mercado interno. Los demás cayeron.
3-A pesar de los episodios de volatilidad que se han producido ocasionalmente, hay una condición de estabilidad, pero con un ritmo de desinflación que será más lento que lo previsto. No se ve a las elecciones como un factor de inestabilidad.
4-El gobierno federal está gastando más, tal y como estaba previsto, tanto a través de mayores transferencias vía los programas sociales, así como mediante una mayor inversión pública, pero el déficit resultó incluso inferior a lo programado.
5-La previsión general es que la etapa de mayor dinamismo será en el primer semestre del año, por lo que en la segunda parte del 2024 quizás veamos una condición económica cercana al estancamiento.
Elaboremos estos puntos.
La buena noticia es que el PIB acumuló ya 10 trimestres consecutivos de crecimiento respecto al trimestre previo, en lo que constituye la fase de crecimiento más prolongada (medida con variaciones trimestrales) desde el periodo 2010-2013, en la que hubo un lapso de 15 trimestres de expansión.
La mala noticia es que claramente el crecimiento se está debilitando. El ritmo fue de 0.2 por ciento en el primer trimestre del año y había sido de 0.1 en el último del año pasado.
Hay muchos contrastes según los sectores de la economía.
De los tres sectores en los que el INEGI divide a la economía, hubo dos, el agropecuario y el industrial, en los que hubo retroceso en el primer trimestre.
El ritmo positivo de la economía derivó sobre todo del sector del comercio y los servicios, que se encuentra asociado de manera más directa al mercado interno.
Uno de los factores que impulsó al mercado interno fue el gasto público. Hace un par de días conocimos el Informe de las Finanzas Públicas en el que se señala que el gasto programable del sector público creció en casi 25 por ciento en términos reales en el primer trimestre del año, lo que implica un desembolso adicional de alrededor de 400 mil millones de pesos en este periodo, con respecto al mismo lapso de 2023.
Pero también considere los aumentos salariales, tanto del salario promedio como del mínimo.
La masa salarial real del sector formal creció en 7.5 por ciento anual al mes de marzo.
A pesar de la expansión del gasto público, no se han producido episodios de incertidumbre que afecten la estabilidad financiera.
El tipo de cambio ha fluctuado, sobre todo por eventos externos, pero usualmente regresa a niveles bajos de nuevo. Al cierre de ayer, la cotización del peso fue de 17.04 por dólar, ganando terreno tras la decisión de la Fed de no mover las tasas de interés.
Y si bien la inflación está tardando más en bajar y las tasas probablemente permanezcan altas un mayor tiempo, tampoco se han detonado episodios especulativos.
El déficit público que, en su acepción más amplia, es decir, los requerimientos financieros del sector público, se estima en 5.9 por ciento del PIB este año, arrancó el primer trimestre incluso ligeramente por debajo de lo previsto.
Sin embargo, hay consenso en que el 2024 estará partido en dos.
La primera mitad será razonablemente buena en materia económica, pero el freno será más visible en la segunda mitad del año, en una condición más bien cercana al estancamiento, pues probablemente el gasto público se frenará y tendremos la situación de incertidumbre que naturalmente se presenta cuando hay un cambio de gobierno, lo que hará más lento el avance del consumo y quizás retrase la inversión del sector privado.
En otras palabras, lo que los datos del primer trimestre nos dicen es que la economía no va mal, pero que probablemente en el conjunto del año, los números ya no sean tan alentadores.