Exposición sobre los mantones: los hilos de seda que tejieron redes entre Manila, América y España
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Un lienzo de seda cuadrado, bordado profusamente con hilos de seda y rematado con flecos; esto es, en esencia, un mantón de Manila. Sobre su historia, sus orígenes, sus tipos y la ruta que seguía hasta llegar a España trata una exposición que esta semana se inaugura en la Casa de América, y que será de visita gratuita hasta el 17 de mayo. El lunes la visita el consejero de Cultura, Mariano de Paco. A través de más de 20 mantones y otros objetos, entre las cajas que los guardaban, postales, bordados o complementos realizados por diseñadores como Juan Duyos o Antonio Alvarado , la muestra profundizará en las muchas curiosidades de esta prenda. Aunque se dice que su origen está en la China, pronto tomó el nombre de Manila porque era de allí de donde salía en su ruta hacia España, en el conocido como 'tornaviaje de Filipinas', o trayecto del Galeón de Manila, Nao de China o Galeón de Acapulco. Los barcos salían del puerto de Manila cargados de especias, de porcelanas, marfil, jade, biombos, lacados, abanicos, sedas y mantones. Llegaba hasta Acapulco y desde allí seguía viaje por tierra hasta el puerto de Veracruz, donde volvían a embarcar para cruzar el Atlántico, con destino a Sevilla o Cádiz. Noticia Relacionada estandar No Cómo descargar los patrones para diseñar tu vestido de chulapa Marta Carcelén Peñuela Los mantones de Manila llevaban y traían sus colores, sus diseños y su belleza desde Asia hasta América y de ahí a España, contagiándose de la cultura de cada punto de paso y convirtiéndose en una amalgama de estilos e influencias. La exposición permite conocer los distintos tipos de mantones, su influencia sobre otros objetos decorativos y sobre la moda actual. En ese lienzo de seda decorado con pájaros, flores y plantas, se mezclan tonos y se contrastan colores hasta convertirlos en una pieza de arte. Como tal fue valorado por artistas como Julio Romero de Torres o Joaquín Sorolla, que los incorporaron a algunas de sus obras. La técnica para realizar un mantón de Manila comienza por dibujar sobre un papel el dibujo que va a llevar, que después se perfora y se marca con tiza sobre la tela. Luego se borda con distintos puntos: bordado plano, a matiz, a cordoncillo… Y para finalizar, se colocan los flecos, un dibujo a base de nudos que es de las labores más complejas y vistosas. Mantenimiento Unas piezas tan elaboradas resultaban también muy delicadas; para que su viaje de miles de kilómetros no les perjudicara, se ideó un sistema de estuches de embalaje: unas cajas cuadrangulares de madera lacada y dorada, con incrustaciones de madreperla, que dentro contenían otra caja de cartón entelado en la que se plegaba cada mantón. Quien tiene un mantón de Manila sabe que es una prenda que requiere de cuidados especiales. No se puede guardar de cualquier manera: hay quien los tiene en perchas pero otros abominan de esta fórmula porque la seda se daña por la acción de la gravedad. Otros indican que deben guardarse envueltos en paños de hilo, enrollados en tubos o cuidadosamente doblados: hay tutoriales en internet explicando cómo hacerlo. Los mantones de Manila tienen hasta su leyenda: la de la localidad cántabra de Ramales de la Victoria, que celebra cada año la batalla en que el general carlista Rafael Maroto huía de las tropas isabelinas y dejó abandonado un baúl con mantones, que el isabelino Espartero regaló a las mujeres que le vitoreaban. Pieza singular de la cultura española, y muy ligado a Madrid, el mantón es muy apreciado también por los visitantes ilustres que llegan a la capital: Michelle Obama fue obsequiada con uno de 200 años crema con flores rojas, y Camila, hoy reina de Inglaterra, recibió uno de color azul.