De la pasión inicial al reconocimiento final: una afición para soñar
El Barça viene del barro, de años de humillaciones deportivas en la Champions League, de encajar dolorosos golpes hasta en la Europa League, con aquella imagen lamentable de los seguidores del Eintracht de Frankfurt mandando casi en número en el Camp Nou. Ni en el césped, ni en la grada, ni en los despachos. Todo era fango. Por eso, pese al 1-4 ante el PSG en la vuelta de los cuartos de final, estar tan cerca de volver a una semifinal aparta a este partido de la colección de los horrores. Todo lo anterior parecía el fin. Detrás sólo se intuía el abismo. Pero ahora es el inicio de algo. Por delante se detecta un horizonte con luz que se puede alcanzar con la comunión entre un equipo que crece y una afición que cree.