Diego Ventura, emocionado tras volver a triunfar en Sevilla: «Es el toreo que me inculcaron Peralta, mi padre y los grandes maestros»
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La corrida de rejones de este Domingo de Feria tuvo un claro protagonista: Diego Ventura que, con sus diez puertas del Príncipe se ha ido emocionado de la plaza tras cortar las dos orejas al quinto de la tarde. El cigarrero, máxima figura del toreo a caballo, ofreció sus sensaciones tras formar un alboroto, desprendiéndose incluso de las riendas de Bronce al poner las banderillas a dos manos y pasear los dos apéndices: «Hoy es de los días que creo que he hecho el toreo para mí y el que me inculcaron los Peralta, mi padre, los grande maestros... y esa es la mayor pureza». Ventura hizo balance de su faena, «la forma de parar los dos toros, la forma de torear, dándole su tiempo, despacio, de cerca, con las suertes finales, las rosas...». Y destacó la calidad y las hechuras del toro de San Pelayo, que le permitió «hacer el toreo que yo siento, el de hace 50 años y el de ahora, el puro». Acariciando las mieles del éxito, Diego Ventura habló de la Maestranza: «Ver esta plaza, con este ambiente y este colorido, que es única» en una tarde en la que le acompañaron amigos de México, que volaron expresamente para estar esta tarde, así como de Ecuador o Colombia. «Me sineto un afortunado de estar aquí. Son días muy malos porque uno quiere dar lo mejor, por eso he roto a llorar» , concluyó. En el primero de su lote, el segundo de la tarde, Ventura falló tres veces con el rejón de muerte ante un toro que se le paró desde la segunda banderilla. Pero explicó el porqué ejecutó la suerte suprema así: «Tengo una manera de ser, de entender el rejoneo y en Sevilla uno quiere redondear, matarlo por arriba . Ha sido un grandioso rejonazo pero era a la tercera. En rejones en muy difícil porque el toro viene en movimiento y hay que tener precisión para que la espada entre como uno quiere. En otro momento quizá lo hubiera hecho de otra forma, pero ahora intento hacer las cosas puras y bien, a veces me perjudica, pero intento guiarme por ese camino». Sergio Galán y Hermoso de Mendoza Abría plaza el conquense Sergio Galán , que necesitó varios descabellos para dar muerte al primero de la tarde. Tampoco tuvo suerte en el segundo, y se fue de vacío, por ello se lamentó por la espada, pero señaló: «Me he sentido bien, a gusto para ser la segunda de la temporada. Hay cosas que mejorar pero ha habido momentos muy buenos, con capote, muy emotiva la salida... Mi concepto creo que gusta». Por su parte, el joven Guillermo Hermoso de Mendoza vio cómo parte de los tendidos pedían la oreja en sus dos toros, pero también se fue de vacío. Tras matar al primero, se quejó de que el toro se le parase tan pronto y de que se agarrara al piso. Era consciente de que se escapaba la Puerta del Príncipe que venía buscando, aunque en ese momento se acordó de su padre: «Siempre queda el sueño de poder cortar un rabo como hizo mi padre una vez en Sevilla» . No pudo ser. En el segundo hubo más pañuelos, pero la presidenta no concedió la oreja. Sutilmente, el navarro señaló que «ha habido petición mayoritaria que no ha considerado darla».