Encontraron cerebros de 12 mil años y descubrieron algo impresionante en la mente de nuestros antepasados
El cerebro es una de las partes del cuerpo que se descompone más rápido tras la muerte, ya que es un tejido muy blando. Con el paso del tiempo se transforma en líquido y queda únicamente el cráneo.
Por eso, científicos se asombraron al encontrar un cerebro de 12.000 mil años de antigüedad en excelente estado y creen que es una gran fuente de información sobre nuestro pasado no explorado.
¿Cómo está compuesto el cerebro humano?
Según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de los Estados Unidos, el órgano se puede dividir en tres unidades: el cerebro anterior, cerebro medio y cerebro posterior.
Cada una de ellas se caracteriza por tener sus propias responsabilidades y funciones:
- Cerebro anterior: es la parte más desarrollada y está formada por telencéfalo.
- Cerebro Medio: es la parte más alta del tronco encefálico, controla reflejos, movimientos de los ojos y otros involuntarios.
- Cerebro Posterior: incluye la parte superior de la medula espinal, el tronco encefálico y cerebelo. Este último coordina los movimientos y mecanismo aprendidos.
La científica Alexandra Morton-Hayward.
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¿Qué encontraron en los cerebros de 12.000 años?
La antropóloga forense Alexandra Morton-Hayward, que forma parte de la catedra del departamento de las Ciencias de la Tierra en la Universidad de Oxford, lideró la investigación que pudo comprobar la persistencia de los tejidos nerviosos.
Se analizaron más de 4000 cerebros humanos de 200 registros, entre los que se encontraba este ejemplar de más de 10.000 años proveniente de la actual Rusia.
En cada uno de los análisis se comparó en relación con los datos climáticos históricos del área. Como resultado se revelaron otros modos de conservación a lo largo del tiempo.
Uno de los más antiguos de la historia tiene 12.000 años.
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¿Por qué es importante este hallazgo?
La hipótesis del estudio ser relaciona con que sustancias como el hierro o cobre pueden catalizar la formación de vínculos entre las proteínas y lípidos. De esta forma se generar moléculas más estables que resisten la degradación.
"Una de las cosas que más me intrigaba era la descomposición. Así como todos somos diferentes en la vida, todos nos descomponemos de manera diferente en la muerte. Y mucho parece depender de cómo viviste y de qué mueres", señaló la especialista.
Además, comentó que, si se puede averiguar más sobre lo que sucede con este órgano después de la muerte, se podría conocer más sobre el envejecimiento del cerebro en la vida.