Enrique Silva: No ganar vs no perder
Se ha comentado mucho en los dias posteriores al debate entre Claudia Sheinbaum, Jorge Álvarez y Xochitl Gálvez respecto quien ganó es quien no perdió. En este caso la candidata Claudia
La palabra “perder” implica un resultado definitivo en el que una parte ha sido superada por otra de manera clara y decisiva. En un debate electoral, perder significaría que un candidato ha sido considerado como el menos efectivo, menos convincente o menos capaz de comunicar sus ideas y propuestas en comparación con sus oponentes. Esto puede deberse a errores graves, falta de claridad en los argumentos, mala presentación personal, entre otros factores.
Por otro lado, “no ganar” tiene una connotación más neutra y relativa. Significa que, si bien un candidato no fue considerado como el claro ganador del debate, tampoco fue percibido como el perdedor. Puede haber varias razones por las cuales un candidato no gana un debate sin necesariamente perderlo. Por ejemplo, puede haber tenido un desempeño sólido pero no lo suficientemente destacado como para superar a los otros participantes, o puede haber sido una competencia equilibrada donde ninguno de los candidatos se destacó claramente sobre los demás.
La diferencia principal entre perder y no ganar en un debate electoral radica en la percepción de la efectividad y la calidad del desempeño de un candidato. Este debate nadie lo ganó ni perdió, pero la que ganó es la que no perdió.
El éxito en el debate no se mide de manera objetiva o unidimensional. Hay varios factores a considerar, como la habilidad retórica, la claridad de los argumentos, la capacidad para conectar con la audiencia, la presentación personal, entre otros. En este caso las dos candidatas y el candidato no brillaron en niguna de éstas.
Claudia ganó el debate no por que pudo persuadir a la audiencia, o porque refutara eficazmente los argumentos de sus oponentes, tampoco porque comunicó sus propuestas de manera convincente y refleja liderazgo y confianza. Ganó porque sus oponentes no ganaron.
Por lo tanto, afirmar categóricamente que se ganó o perdió un debate puede ser simplista y no captar completamente la complejidad del evento. Además, es fundamental reconocer que el propósito de un debate no siempre es simplemente “ganar” en términos absolutos, sino más bien presentar ideas, contrastar posturas y ofrecer a los votantes información relevante para tomar decisiones informadas en las elecciones.
Aunque se utiliza comúnmente el lenguaje de “ganar” o “perder”, es importante tener en cuenta la subjetividad de estas afirmaciones y la importancia de considerar una variedad de factores al evaluar el impacto y el éxito del debate en el contexto político mexicano.