Explorando el legado de Charles Darwin, un genio afortunado
En abril de 1802, Erasmus Darwin moría repentinamente debido a una afección pulmonar. En esos momentos nada le hacía sospechar que tendría un nieto, Charles Robert Darwin (1809-1882), que sabría sacar partido de la lectura de Zoonomia, un libro adelantado a su tiempo y escrito por el abuelo Erasmus en 1794. Charles nació en Shrewsbury, el 12 de febrero de 1809, en un entorno privilegiado, en un idóneo caldo de cultivo para su genio interior. Muchos son los factores para que un ser humano cambie por completo el paradigma existente de toda una disciplina científica: la biología. Por supuesto que las aptitudes personales son fundamentales, pero ya en los albores del siglo XIX debían converger más elementos. Y uno de ellos fue la suerte. Porque Darwin fue una persona con suerte. Además de ser nieto de Erasmus, por parte de padre, lo fue también del famoso alfarero Josiah Wedgwood, por vía materna. Así que Charles nació en el seno de una familia acomodada, en la que su padre, Robert Darwin, se había convertido en un médico de gran reputación. Y ese era precisamente el destino que había fijado para su hijo, en una época en la que los jóvenes poco tenían que opinar sobre su futuro laboral.]]>