¿Libertad lingüística o traición a sus votantes?
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Tras la victoria de los aliados en el Alamein frente a las tropas de Hitler, el primer ministro británico, Winston Churchill, dijo aquello de «Esto no es el fin. Ni siquiera es el principio del fin. Pero tal vez sea el fin del principio». Estas podrían ser las palabras que recite el conseller de Educación, José Antonio Rovira, ante la presentación de la ley de libertad lingüística que, previsiblemente Partido Popular y Vox aprobarán en breve en las Cortes Valencianas. Si esta ley es el fin del principio, cabría recordar que el principio se produjo cuando el socialista Ximo Puig encargó a Vicent Marzà, un nacionalista de Castellón con escaso conocimiento de la realidad lingüística de la Comunidad Valenciana, gestionar la educación de los jóvenes valencianos. Marzà, al que se le podría perdonar su escaso conocimiento inicial de esa realidad, pero no su falta de voluntad de conocerla, ya que esta realidad podría destruir su pensamiento onírico sobre la necesidad imperiosa de imponer el aprendizaje del valenciano y a desterrar en lo posible el español de las aulas. Al final ese pensamiento onírico se plasmó tras múltiples derrotas jurídicas en la ley del plurilingüismo, todavía vigente. Al equipo de Mazón le ha costado casi un año poder construir un borrador que pudiera llevar a los colegios esa libertad de elección de la lengua vehicular que había prometido en campaña. Y el resultado final parece que no ha contentado a todo el mundo. A la izquierda era previsible, ya que con la coherencia que lo caracteriza hubiesen criticado cualquier propuesta que venga del equipo de gobierno sea la que sea. Obviamente al tratarse de un tema tan espinoso como es el de la lengua, ya han sacado a pasear el espíritu de Franco, que es el comodín que de tanto utilizarlo se les va a gastar. Los que se han sentido traicionados son muchos de los votantes de Vox , que esperaban una ley que erradicara casi completamente el valenciano de las aulas. No ha sido así como era previsible, ya que, en una comunidad bilingüe, como es la nuestra, podría no ser razonable e incluso recurrible. En cualquier caso, si los negociadores de su partido hubiesen sido algo más hábiles en el momento del pacto de gobierno, podrían haber aprendido de Compromís y haber exigido la Conselleria de Educación. Quizá en Madrid desconocieran lo sensible que es este tema y los enormes réditos que le podría haber dado de gestionar dicha Conselleria. Ahora solo les queda asumir el documento que ha confeccionado el Partido Popular, aunque pueden solicitar algunas mejoras. La proposición de ley es correcta . Me gusta que se vaya a preguntar a los padres la lengua base con la que quieren que se eduque a sus hijos, ya que permitirá conocer la realidad lingüística de nuestra Comunidad, en vez seguir sobre unas hipótesis con escaso fundamento. También me ha parecido adecuado que se contemple que los estudiantes puedan utilizar libros y realizar el examen en la lengua que deseen. El hecho de que haber obtenido determinadas calificaciones en las asignaturas de valenciano de bachillerato o en las pruebas de la EBAU sea equivalente al «C1» es algo que animará a muchos estudiantes a realizar esas pruebas con interés. También romperá el mercado, algunos lo llaman mafia, de la obtención de certificados. La determinación de los porcentajes de uso de las lenguas oficiales en las asignaturas es algo complejo y habrá que esperar a ver como se articula en cada curso en los centros escolares. Esta ley es el primer paso por mejorar la educación de nuestros jóvenes . Queda un largo camino por recorrer. Será importante saber qué hace el gobierno en base a los resultados de las consultas a los padres de toda la Comunidad. También es importante comprobar si se atreven a modificar las pruebas de acceso a la universidad para no seguir perjudicando a muchos valencianos que tienen que seguir haciendo de forma obligatoria el examen de valenciano. Yo considero que esta ley de libertad lingüística es tan solo el fin del principio. Si se aprovecha de las posibilidades que aporta, se podrá conseguir el principio del fin de las anormalidades que trajeron socialistas e independentistas a su paso por el gobierno valenciano. En caso contrario, quedaremos en el fin del principio hasta que vuelva a gobernar la izquierda y retrocedamos una vez más en el tiempo.