La oferta gastronómica de Puigdemont en su refugio francés
A finales de marzo, Carles Puigdemont viajó a Elna, al sur de Francia, para hacer pública su decisión de concurrir a las elecciones catalanas. El expresidente de la Generalitat de Catalunya regresó el pasado sábado a esta localidad de los Pirineos Orientales para presentar su candidatura al frente de Junts+ en un acto abierto al público.
La elección no es casual: una imprenta de esta localidad estampó siete millones de papeletas para el referéndum ilegal celebrado el 1 de octubre de 2017. Las urnas utilizadas en la consulta también fueron escondidas en un almacén cercano, por lo que el municipio occitano se ha convertido en todo un símbolo para el independentismo catalán.
El evento estaba programado a las 12:30 horas en las Antiguas Escuelas del municipio, también conocidas en catalán como Espai Salitar (Espacio Salitar). Ante la gran afluencia de público esperada, desde la organización optaron por abrir las puertas una hora antes. Aunque se avisó con antelación, y se pidió a los asistentes que fuesen puntuales, eso no evitó que cientos de militantes y simpatizantes acudieran a las inmediaciones del recinto desde primera hora de la mañana, formando largas colas para acceder al acto.
Desde el partido informaron que se inscribieron unas 1.500 personas. Varias agrupaciones locales fletaron autobuses, y también hubo quienes viajaron en su propio coche a esta localidad francesa de apenas ocho mil habitantes, que se encuentra a unos veinte kilómetros de la frontera con España.
Pues bien. Según ha podido comprobar El Chivato, un correo electrónico remitido desde la cuenta oficial del propio eurodiputado, aunque firmado por su equipo, recomendaba a las personas apuntadas que “quienes lleguen pronto, aprovechen para disfrutar de todos los rincones de la villa de Elna y su historia”. Para ello, adjuntos en el e-mail se incluyen una breve guía de viajes y gastronomía, así como unos mapas con indicaciones sobre los lugares donde aparcar, ya sea el coche o el autocar.
Bajo el título “Què fer a Elna?” (“¿Qué hacer en Elna?”), la guía presenta la historia del municipio desde el año 350 al 1944, y señala algunos de los acontecimientos más relevantes de esta ciudad de la comarca del Rosselló. El documento enviado por el expresident continúa con una selección de los monumentos más significativos: la Maternidad de Elna, la Catedral de Santa Eulalia y Santa Julia de Elna (patronas de la ciudad), el Claustro de los Canónigos, la Plaza del Hospicio o el Museo Terrus, dedicado al pintor Étienne Terrus.
Tras una breve descripción de la Maternidad de Elna y la explicación de su simbolismo a raíz de su papel en la Guerra Civil española (en ella dieron a luz 597 refugiadas que habían sido internadas en campos de concentración del sureste de Francia), la guía de Puigdemont se centra en el ámbito gastronómico.
El eurodiputado, actualmente autoexiliado en Bélgica, ofrece una selección de los productos típicos de Elna y sus alrededores. Entre los alimentos cultivados sobre el terreno no pueden faltar el melocotón, la nectarina o el albaricoque de Rosellón, "postres básicos en la región de Occitania", según apunta el documento, que destaca también la alcachofa y el aceite de oliva de Rosellón, la cebolla Toluges y el apio de Elna.
No todo es fruta y verdura en las despensas iliberitanas. El equipo del expresidente Puigdemont también recomienda probar las anchoas de Colliure y las ostras de Gruissan y de Leucate. Y para regar la comida, en las copas de quienes se acerquen a Elna no pueden faltar el vino de Banyuls, el moscatel de Rivesaltes o los caldos de la denominación Côtes du Roussillon.