ru24.pro
World News in Spanish
Апрель
2024

El descontrol agota y frustra al Betis Baloncesto (86-81)

0
Abc.es 

Es posible que resten seis citas así de exigentes, como la de Oviedo, donde el Betis frenó en seco su progresión. Partidos en el alambre que pueden caer de cualquier lado por la falta de control y piernas del equipo verdiblanco, con sus jugadores obligados a multiplicarse y cargarse de minutos porque faltan efectivos (hoy eran sólo diez) y los tres estiletes exteriores no pueden rondar todos los días la matrícula de honor. Los rivales también juegan y conocen las debilidades de este Betis. En Pumarín se libró una batalla gobernaba por el vértigo, la velocidad y el descontrol de la que el conjunto de Savignani, esta vez, salió malparado. Hizo malas lecturas, se desfondó en el último cuarto, pecó de exceso de individualidades, marró tiros libres en momentos claves, permitió canastas gratuitas y cedió en un pleito que su rival se llevó con un discreto 31% en el triple y un 52% en el tiro libre. Frustrante. Le perdonaron la vida los carbayones varias veces al Betis en un loco final de partido, pero ni por ésas en esta oportunidad lograron los béticos esquivar la derrota en un encuentro cuyo modus operandi se definió desde el arranque. A la que salta, concentrado y afinado en el tiro, el Betis clavó sus dos primeras tentativas desde la cuerda de 6,75 metros avisando de sus aviesas intenciones en Pumarín, pero Marc Martí duplicó también los aciertos perimetrales en un inicio vertiginoso y acelerado de partido en el que, de tanta velocidad, ésta se confundía a veces con la precipitación. Fue la tónica de toda la tarde. Un 9-0 encajó el Betis (14-10) que primero cerró para activar luego la catapulta del triple (Kuksiks, Berzins) y elevar el 19-24. Jugando ataques cortos y de alta efectividad, respondiendo de tú a tú al ritmo del Oviedo, el Betis mandaba (19-24) tras el primer toque de campana. Savignani ya dio sí dio un respiro a Joaquín Rodríguez, el único del quinteto inicial que había jugado el cuarto de apertura al completo. Faggiano, a tabla, clavaba el quinto triple visitante (22-29) en una prueba incontestable de que el Betis estaba cada vez más cómodo. Defensivamente, había mejorado con la rotación. Mejor Berzins que DeBisschop, por ejemplo, en una suerte de correcalles, sin corsés ni control. Todo pasaba muy rápido, a mucha velocidad, y los ataques estáticos brillaban por su ausencia. Cuando fue por delante (máxima ventaja de siete, 24-31), el Betis no pudo o no supo cambiar el ritmo y parar el choque. En ese frenesí, el Oviedo lo empató de nuevo (31-31). Si no le ponían freno sus jugadores, para eso estaba Savignani, que los llamó a capítulo. Joaquín Rodríguez agarraba ya el joystick con Faggiano a su lado. Hugo López remontaba para los carbayones (37-36) tras el rebote de ataque de un tiro libre, ay. Al uruguayo no le salía lo que ideaba su cabeza, se fue al banco y el Betis se atascaba (40-36). Suerte que DeBisschop, al fin, atacaba del modo que más le cuesta: posteando, con la zurda y sacando del contacto el adicional (40-39). El Betis se apretaba las clavijas atrás, agotó alguna posesión rival, cambiaba en los bloqueos defensivos y, como consecuencia, sufría cerrando el rebote. Explotaba esa veta el Oviedo (42-39)... y de qué forma, porque de un tiro libre errado logró dos puntos más (45-39) para desesperación verdiblanca. Grietas que corregir Polanco descontó y también lo hizo Joaquín Rodríguez (45-43), pero Horton le clavó un triple en la cara a Domènech, que no lo defendió con la agresividad necesaria, para cerrar el partido al descanso (48-43). Los datos evidenciaban lo que estaba concediendo el Betis, demasiado: siete triples, un 57 por ciento en el tiro de campo del Oviedo, así como el dominio del rebote. A Joaquín, por cierto, lo había dosificado Savignani. Jugó menos de tres minutos del segundo cuarto. Nada más regresar, otra vez enchufaba Horton (50-43), que ya estaba on fire, y obligaba a remar mucho al Betis. Siete puntos seguidos del estadounidense lo situaban ya como máximo anotador del choque. Horton y el control del rebote eran las dos variables que no ataba el Betis. También concedía cada vez más tiros abiertos. Extrañamente Marc Marí erros dos libres y una bandeja. Faggiano acudía al rescate y Joaquín Rodríguez lo empataba desde una esquina (54-54) en el desenfreno que continuaba siendo el partido, muy abierto, un ida y vuelta permanente, el clásico run&gun en la terminología americana. El Oviedo no gastaba ni diez segundos de cada posesión y lo fiaba casi todo a Horton. Stuckman ampliaba a cinco (59-54) y Berzins, que imponía sus 2,13, al fin anotaba al poste. El Oviedo, sin embargo, era un cuchillo. Volaba en transición y así canjeaba puntos. Le tenía cogida la matrícula al Betis, sin antídoto para esa fórmula. Con Polanco por debajo de sus guarismos, su equipo seguía en el partido, a rebufo, y Berzins otra vez lo equilibraba. Desde el triple, claro (61-61). En un momento crítico, de tantos que hubo, el Betis erró tres tiros libres seguidos hasta que Berzins, con el tablero del tercer cuarto iluminándose, rascó una nueva personal (63-64) que le daba una mínima ventaja. Se apuntó el Betis el parcial (15-21), tenía controlado ya el rebote y, como guinda, promediaba un 50% en el tiro exterior (10/20). Ficha técnica Alimerka Oviedo (19+29+15+23): Chapela (2), Horton (21), Lobaco (10), Hugo López (8), Marc Martí (11) -quinteto inicial-; Duscak (4), Josep Pérez (-), Mikel Sanz (20), Stuckman (8), Elisias (2), Cosialls (-). Real Betis Baloncesto (24+19+21+17): Faggiano (11), Polanco (11), Joaquín Rodríguez (17), Almazán (6), DeBisschop (9) -quinteto inicial-; Hanzlik (-), Domènech (-), Dedovic (-), Berzins (16), Kuksiks (11). Árbitros e incidencias: Lema Parga, Carpallo Miguélez, Domíngo Vilalta. Eliminado Polanco, por cinco faltas personales. Vigésima octava jornada de la LEB Oro. Polideportivo Municipal de Pumarín. Triples y apagón Kuksiks anotaba el undécimo y el duodécimo triple (67-70), pero cuando Mikel Sanz, un alero, hizo un costa a costa para machacar sin oposición, Savignani pidió tiempo. Ahí ya entraría su equipo en territorio oscuro. El partido era un puro descontrol que podía convertir el final en una moneda al aire. Con Faggiano al mando, el Betis quiso jugar largo, contemporizando, y no le salió. Las ausencias de Berzins y Joaquín se notaban. El equipo acusaba el desgaste y el ritmo infernal del choque. Mikel Sanz (78-71), lo ponía contra las cuerdas a falta de cuatro minutos, pero el Betis, que va sobrado de orgullo, se resistía a la derrota (80-76). Horton erraba la sentencia y Joaquín, de palomero, apretaba (82-78) a minuto y medio, pero el uruguayo se empecinó demasiado en los aclarados buscando sus tiros. Quizá asumió más responsabilidad de la debida, pero otros días esas mismas intenciones fueron acompañadas de una buena ejecución. Tampoco era el día de Polanco, pero el Alimerka Oviedo le daba vida al Betis fallando seis de ocho tiros libres. Berzins atizaba de tres (84-81) con su equipo buscando una heroica que no llegó cuando Horton, este sí, acabó cerrando definitivamente el encuentro desde el 4,60 para lamento de la tropa de Savignani, cuyo esfuerzo esta vez no tuvo premio.