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Апрель
2024

Prohibido vender cigarrillos a los nacidos a partir de 2006: ¿quién se atreve con la medida antitabaco más radical?

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Abc.es 
Si preguntásemos a cualquier persona a qué edad querría que su hijo comenzara a fumar, ¿qué contestaría? Esta fue la duda que quisieron despejar los responsables de una organización antitabaco de ámbito nacional con una encuesta que incluía esa única cuestión. Participaron 5.000 ciudadanos. Entre ellos había no fumadores y también fumadores. El 97,5% contestó: «Nunca». Ese nunca encierra, como mínimo, dos obviedades: que nadie duda hoy en día del daño que hace el tabaco a la salud y que pocos, en conciencia, desean que los más jóvenes caigan en la adicción que provoca. ¿Pero cómo se logra hacer realidad este deseo? ¿Están capacitados los gobiernos para poner coto a este hábito que, en España, tiene casi un 20% de la población y se cobra cada año la vida de unas 55.000 personas? Ahora que el Ministerio de Sanidad ha retomado las negociaciones con los gobiernos autonómicos para la renovación del Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027 (PIT), la hoja de ruta que marcará el camino que amplíe las medidas antitabaco en nuestro país a futuro, regresa al debate público la ambiciosa idea de impulsar la primera generación libre de cigarrillos. ¿Es esto una utopía en España? Para lograr este hito existen caminos cortos y radicales, como la estrategia conocida como 'endgame' del tabaco -final del juego, por su significado en inglés- que consiste en prohibir la venta de este producto a los nacidos a partir de una fecha fijada por las autoridades. En qué consiste la estrategia 'endgame' La pionera fue Nueva Zelanda, que promovió el veto para los nacidos a partir de enero del año 2009, con una ley ampliamente debatida durante años y promulgada finalmente en 2022. Un cambio de gobierno reciente dio al traste con esta medida, que hoy se limita a poner más difícil el acceso a los cigarrillos a través de la limitación de los puntos de venta, pero no prohibirlos directamente. Tras aquel primer sonado primer intento, ahora lidera el frente de las generaciones libres de humo Brookline, un pueblo del estado de Massachusset (EE UU), cuya ordenanza municipal prohíbe desde el año 2021 comprar tabaco y productos de vapeo a los nacidos a partir del 1 de enero de 2000. ¿Encajaría una estrategia de este tipo en las fronteras de la mentalidad española? Los activistas proclaman el 'sí se puede', los médicos el ojalá y las sociedades científicas despliegan una larga lista de pasos que se pueden dar antes de implantar por ley esta prohibición. En primer lugar es necesario analizar el contexto. Esta estrategia busca, no controlar la epidemia, sino erradicarla. Aquí, erradicar significa reducir la población de fumadores a menos del 5%. «Tiene encaje en sociedades con un consumo inferior al 15% de la población y no es el caso de España» Mónica Pérez Sociedad Española de Epidemiología Para implantar este tipo de medidas por ley, opinan los expertos que debe existir un apoyo social importante. «Su aplicación tiene sentido en países en donde la prevalencia de consumo de tabaco es inferior al 15% o se observen disminuciones muy rápidas de la prevalencia. Estos dos supuestos hoy en día no se observan en España», valora Mónica Pérez, coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Tabaco de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). Si el escenario social no es el adecuado, tampoco lo es, en opinión del doctor Francisco Pascual, presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), el encaje legislativo. «Como médico y ciudadano creo que es una medida buena porque reduciría finalmente el consumo de tabaco, pero me genera una ambivalencia al verle un difícil encaje legislativo y creo que choca con la libertad de la persona adulta a la hora de elegir», reflexiona sobre la marcha. ¿Tiene encaje legislativo? Este último argumento es el que han esgrimido comunidades autónomas como Castilla y León a la hora de valorar las medidas de la hoja de ruta antitabaco que propone la ministra Mónica García. Apoyarán medidas que tampoco atenten directamente contra la libertad individual, manifestaron horas antes de la reunión prevista con la ministra. En este sentido, y previendo este tipo de choques generan rechazo y, a la vez, pasos atrás en las estrategias antitabaco, Pascual insiste en que ve «ve más importante insistir en campañas de información, de prevención y de sensibilización para que las persona tomen conciencia de los riesgos y de los daños, más que una prohibición tan taxativa». «Lo más eficaz es subir el precio; por cada 5% de subida disminuye un 10% el consumo» Francisco Pascual Comisión Nacional para la Prevención del Tabaquismoa Desde la organización Nofumadores.org son, precisamente, muy taxativos a este respecto. «Sí es posible. Las leyes las hacen y las pueden cambiar los hombres», sentencia Raquel Fernández, portavoz de la citada asociación activista contra el tabaco, que fue de las primeras en solicitar un cambio de la ley para implantar la estrategia 'endgame' en España. En opinión de Fernández, el caso neozelandés es paradigmático a la hora de explicar por qué este tipo de medidas más radicales no cunden con su ejemplo por doquier. «Los políticos aplican políticas con una visión cortoplacista. Y apuestan antes por cobrar los impuestos del tabaco que por erradicarlo, cuando en realidad está probado que el gasto sanitario y social de tabaco es tres veces superior a los ingresos por estos impuestos», opina. ¿La primera generación sin tabaco en 2040? La confianza en que, como comentaba Pascual, las personas sean más conscientes del daño que hace fumar no es algo que, en opinión de Fernández, haya demostrado ser eficaz. «La sensibilización en muchos aspectos es importante, pero el autocontrol está probado que no funciona», valora Fernández. Para esta organización activista, la estrategia 'endgame' lo que busca es que de forma progresiva el tabaco deje de estar normalizado en la sociedad. Así, quienes ya tengan una adicción pueden tener acceso a las dosis de nicotina que requieran, pero se evita que las nuevas generaciones vean normal iniciarse en esta adicción, que no esté el tabaco accesible y a la orden del día en cualquier entorno de ocio, para así lograr que lo raro sea fumar. «Lo que se busca no es perseguir el consumo, sino terminar con la venta», zanja la activista. En un entorno desfavorable para el 'endgame', como el que prevalece en nuestro país, donde aún se debate la conveniencia o no de ampliar los espacios públicos, como terrazas o marquesinas o los coches familiares con menores, ¿cómo se llegaría al objetivo marcado por Europa y por el gobierno de lograr la primera generación sin humo en 2040? En este punto, hay un consenso casi generalizado entre las organizaciones implicadas en la materia sobre la necesidad de subir el precio del tabaco. El presidente de la Comisión Nacional para el control del Tabaquismo destaca que sería la medida «más fácil, más efectiva y más proclive a generar un consenso». Más caro y más difícil de localizar Apunta en este sentido que con solo subir un 5% del precio final se logra disminuir un 10% el consumo del tabaco. En este sentido se pronunciaron recientemente los médicos de familia , que pidieron la implicación del ministerio de Hacienda para que esta medida pudiese llevarse a cabo. Desde la Sociedad de Epidemiología se suman a la medida de aumentar el precio subiendo los impuestos, pero también tocan las medidas de control eficaces. Por su parte, Francisco Pascual insiste en este sentido en que la ley antitabaco de Zapatero tiene todavía recorrido en su aplicación. Cita, por ejemplo, el entorno de los hospitales, colegios o parques infantiles donde, en teoría, está prohibido fumar. «Nos hemos relajado; somos muy laxos en el cumplimiento. Hemos parado el control», recuerda. Para Mónica Pérez también nos acercaríamos a esta sociedad sin humo «implementando medidas de control eficaces». «Sí es posible; las leyes las hacen los hombres y el autocontrol ha demostrado no funcionar» Raquel Fernández Nofumadores.org Disminuir los puntos de venta, potenciar el abandono, o incluso como en países como Estados Unidos aumentar la edad a partir de la cual se puede comprar tabaco (21 años en el caso americano), estaría entre el resto de medidas eficaces a la hora de lograr ese descenso del 5% de población fumadora para 2040 que promulgan las autoridades. Esto debería ir unido a medidas de prevención primaria orientadas a los jóvenes, ya que la educación para la salud en materia de tabaquismo parece aun una asignatura pendiente. El vapeo, que se erige como la puerta de entrada a la adicción para muchos menores, es el otro caballo de batalla que está ahora en discusión. El acceso al tabaco (no vapeo) de los menores está en España en los 11 años. «Sobre esto habría que hacer algo, sí o sí», recuerdan desde la CNPT. Nofumadores.org propone inspecciones y sanciones duras, hasta con el cierre del negocio, a aquellos estancos que no pidan el DNI, por ejemplo. Noticia relacionada estandar No Fumar perjudica seriamente su salud y la del planeta Rocío Mendoza Sara I. Belled La OMS da un giro a su estrategia contra este hábito: publica un informe sobre el daño que hace al medioambiente y pide acción contra las estrategias de 'greenwashing' de la industria La Sociedad de Epidemiología se suma a la lista la disminución de los puntos de venta, restringiendo la venta a las expendedurías de tabaco, lo que eliminaría del mapa, por ejemplo, las máquinas expendedoras en los locales de ocio. Con todo, las limitaciones al acceso y la presencia del tabaco en la sociedad daría lugar, a largo plazo, a una generación entera no familirizada con los fumadores y, por tanto, libre de humo. Una mujer fuma sentada en un banco a la salida del colegio en Barcelona. EP ¿Cuánto daño hace el humo ambiental de tabaco? La exposición al humo ambiental del tabaco (HAT) impacta de una forma clara en la salud de la población, ya que en España en un estudio publicado en Archivos de Bronconeumología se estima que anualmente la exposición al humo ambiental de tabaco causa en la población aproximadamente 700 muertes, de las cuales el 60% suceden en no fumadores. La exposición a HAT aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, de cardiopatía isquémica, y metaanálisis recientes asocian la exposición con la EPOC y con las infecciones de las vías respiratorias inferiores. En niños se asocia al aumento del riesgo de muerte súbita del lactante o al aumento del riesgo de otitis.