De la violencia no se salvan las iglesias ni los poetas
HARRISONBURG, Estados Unidos. – Pareja a la crisis económica que sufre nuestro país, va otra que refleja el deterioro de numerosos valores cívicos y morales. Es lo que Dagoberto Valdés ha llamado con mucho acierto “daño antropológico de la sociedad cubana”.
Si las cifras de hechos violentos ocurridos en Cuba durante 2023 fueron alarmantes, las correspondientes al primer trimestre de este año confirman que la violencia es una realidad insoslayable.
Sin embargo, voceros oficialistas como Humberto López han tratado de minimizar este fenómeno, extendido desde las ciudades hasta los más recónditos lugares de los campos.
En una reciente presentación televisiva, el vocero trepador ―miembro del Comité Central del PCC― refrendó la opinión de un alto oficial del Ministerio del Interior (MININT) de que es incierto que ahora haya más delitos que antes. Según ambos, hay una falsa percepción de la realidad debido a que las redes sociales magnifican esos sucesos.
Contraria a esa posición fue la de otro alto oficial del MININT en la provincia de Santiago de Cuba, quien el pasado mes de enero se reunió con vecinos del reparto Abel Santamaría, de la capital provincial, y reconoció la existencia de bandas criminales armadas en ese territorio, dedicadas a asaltar ciudadanos y sembrar el terror.
Los hechos no mienten. Ese ambiente de peligro también existe en otras ciudades cubanas.
15 lamentables feminicidios en lo que va de año
Gracias al trabajo de organizaciones feministas independientes se conoce de la existencia de 15 feminicidios ocurridos hasta el pasado 31 de marzo. Conste que son los casos que se han podido verificar.
Homicidios y asesinatos
Debido al silencio de la prensa oficial, son las redes sociales y la prensa independiente las únicas que se ocupan de informar sobre los hechos violentos. Estoy absolutamente convencido de que son muchos más de los registrados hasta la fecha.
Desaparecidos
El pasado 24 de febrero, CubaNet informó que la ciudadana Yanisley de la Caridad Castillo García estaba desaparecida desde hacía más de un mes junto con un hijo menor de edad. Hasta la fecha en que fue publicada la noticia la Policía no había ofrecido ninguna información sobre su paradero a su familia. Tampoco nos consta que posteriormente se haya informado sobre su paradero.
En febrero de este año se conoció que la joven Karildi Caridad Marín llevaba 67 días desaparecida desde que se le vio por última vez el 14 de diciembre de 2023.
El 26 de febrero fue reportada como desaparecida la niña de tres años Lali Paola Moliner, después de que su madre fuera hallada muerta en las costas de Cojímar, según informó CubaNet el 29 de febrero.
Otra información de este medio, publicada el pasado 22 de marzo, afirma que la adolescente Maydeleisis Rosales Rodríguez desapareció hace casi tres años, cuando tenía 16. Desde entonces no se ha sabido nada sobre ella.
Estos son los casos más conocidos, pero es obvio que deben ser muchos más.
Un ambiente peligroso
Los delincuentes no respetan las viviendas enrejadas ni tampoco las que tienen cámaras de seguridad. Así era la casa de Pedro Luis Fonseca, el empresario holguinero asesinado en su domicilio el pasado 7 de enero, siendo el robo el presunto móvil del crimen.
En muchas ocasiones el hurto y sacrificio ilegal de ganado mayor se hace a plena luz del día y también de día se tienden trampas a los conductores ―sobre todo turistas― en carreteras poco transitadas.
De los delincuentes ni siquiera se libran los templos. El pasado mes de enero el sacerdote Kenny Fernández Delgado denunció en su cuenta de Facebook que los robos perpetrados en las iglesias de Madruga y Catalina de Güines continuaban sin ser esclarecidos. El sacerdote Alberto Reyes también se refirió al tema, según consta en un reporte de Martí Noticias del pasado 21 de enero.
Tal es la violencia que de ella tampoco se salvan los poetas, como lo demuestra el asalto sufrido en plena vía pública y en un céntrico lugar de Santa Clara por Ian Rodríguez el pasado 25 de enero, a quien le robaron la mochila, el dinero y el celular, además de golpearlo cuando reclamó a los asaltantes que le devolvieran el teléfono porque en él guardaba sus poemas.
Conozco a Ian y lamenté lo ocurrido. Sé muy bien lo que esa pérdida significa para él. Pero los delincuentes no respetan las vidas ni las propiedades ajenas, tampoco la poesía ni los reclamos de los poetas.
Esos desalmados son el fruto de una sociedad que en no pocos casos ha sancionado más severamente a quien mata una vaca que al que ultima a un semejante y que, al juzgar, siempre hace acepción de personas.
No dudo que, si van a prisión, muchos serán “chivatos” de las autoridades y recibirán los beneficios que se les niegan a los presos políticos, porque ellos son tan desalmados como quienes desgobiernan Cuba.
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