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Апрель
2024

El BNG inicia la legislatura con sus viejas recetas energéticas

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Abc.es 
El BNG contraprogramó este miércoles el encargo a Rueda de asumir la candidatura a presidir la Xunta con una comparecencia de Ana Pontón, en las dependencias (de momento) de su grupo, para presentar las primeras iniciativas de los nacionalistas en la incipiente XII legislatura de la Cámara gallega, «relacionadas con el sector de la energía». Al final, resultó ser lo de siempre: una empresa energética gallega, «cien por cien pública», y una tarifa eléctrica propia, más baja, así como «más competencias» en este ámbito. Pontón, dos plantas más abajo de la reunión que acababan de mantener Santalices y Rueda, lo revistió con la retórica habitual. Impulsar un «cambio de modelo», poner «fin a los privilegios de las eléctricas», que la «riqueza» esté al «servicio de las familias y el tejido empresarial» del «país», acabar con el «expolio», deponer la política del PP consistente en plantar una «alfombra roja al lobby eléctrico», extirpar un modus operandi «especulativo» que deja la Comunidad «presa» de las «multinacionales», etc. Esto lo pretende lograr el Bloque con dos proposiciones de ley, que registró ayer, y que Pontón calificó de «complementarias». Omitiendo, eso sí, su total ausencia de novedad. Máxime cuando, 24 horas antes, el diputado en el Congreso Néstor Rego ya había ido por los mismos derroteros al cargar contra la eólica marina. La portavoz nacional del BNG pregonó, una vez más, que se trata de que los gallegos se beneficien de la «riqueza» que se produce en la Comunidad, en lugar de que lo hagan un ramillete de empresas. La tarifa propia, reivindicó, serviría para compensar los «costes sociales y ambientales» de la industria energética. Y acabar con la «injusticia» de estar «exportando electricidad». La empresa pública lograría, según Pontón, que los beneficios que considera que se le escapan a Galicia «redunden» en la sociedad. Adscrita a la consellería correspondiente, tendría como base la ley de organización y funcionamiento de la administración y el sector público. En definitiva, equipararse a Suecia, Noruega o Italia. «Países de nuestro entorno», apuntó, fiel a la dialéctica nacionalista.