ru24.pro
World News in Spanish
Апрель
2024

Cuando esto se caiga

0

Poco conseguiremos esperando a “cuando esto se caiga”, en alusión al derrumbe del régimen comunista, pidiendo a otros, como un día pidieron a mi padre, que recojan o velen por lo que debemos recoger y velar nosotros mismos. La libertad.

The post Cuando esto se caiga appeared first on Cubanet.

PUERTO PADRE, Cuba.- El VW blanco con figura de escarabajo, luego de mil tumbos y bufidos por fin se detuvo junto al río; aquella tarde ventosa y caliente de cuaresma, habíamos andado por guardarrayas de cañaverales, altos como bambú, y entre ganado rollizo, a través de potreros con pastizales más altos que el improvisado “todoterreno”, y fue como un bálsamo, fresco y aromático, detenernos allí, bajo los árboles al pie del arroyo.

Yo iba metido en el asiento de atrás, junto a mi padre, que en silencio escuchaba al pasajero que con el carácter visiblemente agrietado, viajaba junto al chofer, gesticulando excitado y hablando sin parar, unas veces irritado y otras casi lloroso, y, cuando el VW se detuvo, volviéndose hacia papá, entre vehemente y suplicante dijo: “Betico, cuando esto se caiga, tú lo recoges todo, que al otro día que esto se caiga yo estoy aquí”.

Yo era un niño, pero todavía recuerdo el rostro inmutable, casi de desprecio, que vi en el semblante de mi padre, y sentí pena por aquel hombre, que era hijo de una anciana bondadosa a la que yo quería como a mi abuela. El hombre se iba a Miami, y cuando pedía a papá que se hiciera cargo de “todo”, se refería a los mismos sitios y las mismas cosas que nos habían ocupado toda aquella calurosa tarde: tierras, tractores, arados, carretas, ganados y lecherías, que ya se decía serían “intervenidos por la reforma agraria”.

Se caerá solo…

Era toda una fortuna levantada sobre la montura por el padre de aquel hombre, heredado por él y su hermana, que, visionaria o pragmática, no había pedido cuidar de nada de lo suyo, sino había dicho a papá:  “Betico, vamos a arreglar los papeles para que te quedes con mi parte. Yo aquí no vuelvo más”, oferta a la que papá había respondido: “¿Para qué quiero tu parte, para que me la quiten a mí…? Esto no lo tumba nadie. Se caerá solo, pero para entonces ni tú ni yo estaremos vivos”.

Mi padre murió a los 90 años en febrero de 2016. Pero papá y esos dos hermanos amigos suyos, nunca más volvieron a verse, ellos murieron de viejos en Estados Unidos. Y sus tierras y todos sus bienes, que terminarían “intervenidos por la reforma agraria”, hoy son tierra de nadie, o mejor dicho, hoy son tierras ociosas, campo de cuatreros y toda suerte de bandidos. Como lo es casi toda Cuba.

Traigo estas escenas de las que siendo un niño fui testigo presencial y no por meras referencias, porque cada vez que el régimen castrocomunista entra en crisis,  —y no son pocos los aprietos que los comunistas han sorteado durante ya más de 65 años— suele decirse, “esto se cae”, “esto se está cayendo”, “esto no dura mucho”, “esto se desmorona”, “esto está descompuesto”, por lo que luego de haber dicho esto y lo otro, vale la pena preguntar: ¿En realidad el castrocomunismo ha estado en descomposición alguna vez en 65 años?

Desintegración

Vamos a ver. Descomposición es dispersión, desintegración, desconcierto, corrupción, putrefacción o hedor. Traigo estas voces porque desde hace algún tiempo vengo leyendo artículos y escuchando comentarios, sí, enjundiosos, sobre la descomposición del régimen, que van desde la improvisación de youtuber, hasta la lógica de muy prestigiosos politólogos, todos, diciendo que el castrocomunismo se está desmoronando, que ya hiede, sí, que huele mal. Que apesta.

Convengamos que sí, que el castrocomunismo tiene mal olor. Pero no confundamos ese hedor, que es producto de halitosis crónica, del mal aliento que comenzó a tener el castrismo  —que luego se transformaría en castrocomunismo— cuando los hermanos Fidel y Raúl Castro y sus seguidores, comenzaron a practicar la autofagia y el canibalismo, engulléndose entre ellos  —como ahora mismo— e incluidos no pocos de sus más cercanos colaboradores, desde 1959 hasta este día, terminando por tragarse a toda Cuba, aderezada con ingredientes de Moscú, del más rancio estalinismo, que ahora es “putinesco”, haciendo que no sólo sus eructos y sus alientos apesten, sino que hasta su transpiración huela mal, a podrido, pero ese mal olor es el de los cadáveres de sus víctimas, no el de los castrocomunistas precisamente, que son nacidos y entrenados para matar o encarcelar.

El régimen

No, no nos confundamos. Una cosa es la nación, dispersa, enferma, gangrenada, mal intencionada en importantes segmentos que son los que más daño hacen, y confundida en otras, y en otras ocasiones que son la mayoría de las veces, pusilánime, evasiva, para tomar el único camino de una persona o de un pueblo, el de su libertad. Y otra cosa es el régimen, sin recursos en muchas ocasiones, pero que sí se mantiene incólume en su propósito, que es mantenerse en el poder. Un poder que los cubanos no hemos sabido tomar.

Los cubanos no hemos sido capaces de defender nuestros derechos. No es tiempo de teas incendiarias, pero sí son lícitos otros modos para librarse de la dictadura. El generalísimo Máximo Gómez, durante la Guerra de Independencia, optó por privar al adversario de sus fuentes de ingresos, y aplicó la estrategia de quemar los cañaverales y los ingenios, diciendo, “bendita es la tea”.

Hoy no hay que dar candela. Existen otros modos de privar de recursos al adversario. Pero en Cuba poco conseguiremos esperando a “cuando esto se caiga”, en alusión al derrumbe del régimen comunista, pidiendo a otros, como un día pidieron a mi padre, que recojan o velen por lo que debemos recoger y velar nosotros mismos. La libertad.

Sigue nuestro canal de WhatsApp. Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de Telegram.

The post Cuando esto se caiga appeared first on Cubanet.