Bisontes europeos para prevenir los incendios forestales
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El bisonte europeo (Bison bonasus) es un «macro desbrozador andante que puede hacer el efecto que hacen ocho o nueve cabras y que en España, con un alto riesgo de incendios forestales y con el abandono paulatino de la ganadería extensiva, resulta ser una especie muy interesante». Con estas palabras resume Fernando Morán, director en España del Centro Europeo para la Conservación del Bisonte, el proyecto de reintroducción de esta especie en el que viene trabajando desde hace tiempo repoblando con estos animales fincas de Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real), San Cebrián de Mudá (Palencia) o la Sierra de Andújar, en la provincia de Jaén, donde ya hay decenas de ejemplares. Se trata de una especie en peligro de extinción que estuvo a punto de desaparecer en el siglo XX y que convive con el ser humano desde hace más de 10.000 años. Siempre ha sido un animal mítico cargado de simbología, como lo muestran la gran cantidad de representaciones en pinturas y grabados rupestres donde aparecen en escenas de cacería. Es el herbívoro mamífero terrestre salvaje más grande de Europa y sus hábitos alimenticios son también ideales para conservar fincas de toros de lidia, muchas de ellas hoy en crisis. «Come madera y matorral y lo transforma en abono, con lo que revitaliza el terreno. Madera, hojas, ramas y bellotas representan el 30 por ciento de su alimentación y la hierba el 70 por ciento restante», explica Fernando Morán, cuyo proyecto sigue buscando fincas de gran extensión «que cumplan una serie de requisitos como son que el animal pueda vivir de forma natural desarrollando sus procesos biológicos sin sentir que está en un cerramiento». Fincas para bisontes Deberán ser grandes extensiones de terreno no visitables por el público «porque los animales tienen que estar tranquilos y sería un riesgo para todos». «Es un proyecto que no suplanta los usos de la finca. De hecho, decimos a sus propietarios que el bisonte también los ayuda modificando el medio natural de forma positiva», añade Fernando Morán, que ofrece un dato para la esperanza: hace 14 años se contabilizaban unos 2.500 ejemplares en Europa y hoy su censo ronda los 11.000. Para que esta cifra siga creciendo el Centro Europeo de Conservación del Bisonte sigue buscando fincas en Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura y también Portugal. Este centro es el encargado de reunir criadores de esta especie en países como Alemania, Bélgica, Suecia o Rumanía. De aspecto similar al bisonte americano, el europeo prefiere los bosques, es más ligero y aparenta ser un animal de movimientos lentos aunque, en realidad, es ágil y rápido. Mide entre 3 y 4 metros de longitud, su altura ronda los dos metros y pesan entre 400 y 900 kilos los machos y entre 300 y 400 kilos las hembras. Su época de celo abarca de agosto a octubre y el período de gestación ronda los 9 meses. Su principal obstáculo para garantizar su supervivencia es su alto grado de consanguinidad ya que todos los bisontes europeos descienden de 12 ejemplares que pertenecen a dos líneas de cría que no pueden mezclarse para no perder su escasa variabilidad genética. De lo contrario, sucesivas generaciones de hijos de los mismos padres pueden desarrollar problemas genéticos y amenazar su futuro.