ru24.pro
World News in Spanish
Апрель
2024

Del emperador Francisco José al siglo XXI: cómo ver hoy uno de los grandes museos del mundo

0
Abc.es 
Visitar Austria siempre estimula y lo hago siempre que puedo. Es una pasión que reconforta tanto si descubres la huella histórica de los Habsburgo como si admiras su admirable paisaje alpino o sus hermosos valles. Vayas por donde vayas, percibes el halo imperial que unió a este país del corazón europeo con España gracias a esa dinastía. Y lo sientes mucho más cuando comienzas tu viaje por Viena , la puerta de entrada más habitual al país por su aeropuerto de Schwechat, a 16 kilómetros del centro y perfectamente comunicado por tren, normalmente unos quince minutos a la estación central de la capital austriaca. En los últimos tiempos Viena ha ampliado su abanico de barrios para los turistas. El barrio francés, distrito 9, el de Neubau, el 7, el alternativo 16 de Ottakring o el 22, el último de ellos, la ciudad sostenible e inteligente de Seestadt, son una prueba de esa nueva Viena global emergente. Yo confieso, sin embargo, que el distrito 1, el más famoso de todos encerrado en el Ring, el imponente y bello anillo que rodea a la ciudad imperial, me fascina por su magna oferta arquitectónica y sus cuidados parques. Uno de esos edificios es, sin duda, el KHM (Kunsthistorisches Museum), para nosotros el Museo de Historia del Arte de Viena . Levantado en la popular Plaza de Maria Teresa (Maria Theresien Platz), frente a su hermano gemelo, el Museo de Historia Natural, es quizás el edificio más grandioso de la capital imperial. O al menos figuraría entre los tres más destacados. Lo diseñó un arquitecto alemán, Gottfried Semper, admirado por el emperador Francisco José , el marido de la popular Sissi , quien lo convenció para que abandonara su residencia de Zúrich y dedicara su tiempo a construirlo. Un esfuerzo ímprobo que permitió albergar una de las más espectaculares pinacotecas del mundo con pinturas de Rubens, Velázquez y de Brueghel el Viejo , además de otras magníficas obras de arte de Durero, Rembrandt, Tintoretto, Rafael Sanzio, Tiziano, Giuseppe Arcimboldo, Caravaggio o Vermeer. Ese fue, sin duda, un gran regalo a los ciudadanos de Viena al reunir la colección de los antiguos maestros que acumularon los Habsburgo desde el siglo XVI de la mano de Rodolfo II, emperador el Sacro Imperio Romano Germánico, y del archiduque Leopoldo Guillermo, este último gobernador de los Países Bajos españoles entre 1647 y 1656. Vista del Museo de Historia del Arte de Viena en la Maria Theresien Platz. En el interior, la actuación de una artista en una de las salas de la pinacoteca, y la decoración de la cúpula de la sala del museo cuando se convierte en un bar de cócteles y una sala de baile Austria Info Hoy la visita a este museo de historia no se circunscribe estrictamente al arte, a pesar de que ya en la escalera de acceso las pinturas de Gustav Klimt, Ernst Klimt, Franz Matsch o Mihály Munkácsy apabullan al público. En el interior del museo los visitantes leen, descansan y trabajan en los cómodos sofás aterciopelados en color azul, toman un café aromático en su café-restaurante e incluso pueden disfrutar de una cena romántica todos los jueves, entre las 6 y las 10 de la noche, bajo la imponente cúpula abovedada del museo. Durante la velada puedes, incluso, admirar una de las puestas de sol más hermosas de Viena desde la ventana ('Dinner at the window') y al mismo tiempo deleitarte con un menú delicioso de tres platos o simplemente con unos platos individuales por un precio de 39 euros. Este plan resulta muy útil para el que quiere optar por una comida rápida después de la visita al museo o en un descanso de la misma. La experiencia “Viena desde la ventana” permite disfrutar de una cena en el interior del museo presenciando un atardecer de la capital austriaca Austria Info No es esta la única sorpresa culinaria que depara el Museo de Historia del Arte de Viena. Animo al visitante a entrar en la elegante tienda del museo para comprar la miel que se produce en los tejados del museo . La elaboran desde la primavera de 2014 cuando 200.000 abejas estrenaron su nuevo hogar en los altos de la pinacoteca. Los insectos no encontraban comida en el centro de la capital imperial y Thomas Zelenka, jefe de los apicultores vieneses, colocó con gran éxito unas colmenas con una variedad de fuentes de néctar que procedía de las rosas del Burggarten, las lilas del Heldenplatz, los castaños de la Ringstrasse y los viejos pinos plantados en los alrededores del museo. El resultado fue una miel muy floral que ya había centrado la atención en su momento de la emperatriz María Teresa cuando fundó en Viena la primera escuela de apicultura del mundo en 1769. En la actualidad, la capital austriaca da trabajo a 700 apicultores urbanos. Esa curiosa energía rápida y natural de las abejas se transmite de alguna manera de los tejados del museo al gran salón de su cúpula octogonal interior. Una vez al mes esta majestuosa estancia se convierte por la noche en un bar de cócteles y en una improvisada sala de baile con música que eligen los mejores 'dj' de la ciudad. Algo fascinante, pensando que se desarrolla a solo a unos pocos pasos de La torre de Babel, de Peter Brueghel el Viejo, o de La infanta Margarita de Diego Velázquez, entre otras muchas obras maestras.