Enrique Arredondo: El comediante cubano más popular
La Habana, Cuba.- Este 2 de abril se cumplen 118 años del nacimiento de Enrique Arredondo, uno de los actores cómicos más populares en Cuba del pasado siglo.
Arredondo, en su larga carrera artística, que inició haciendo el negrito del teatro vernáculo, se consagró por sus personajes de Bernabé, Cheo Malanga o el Dr. Chapotín, en la radio y la televisión.
Su padre aspiraba a que fuera dentista, pero la difícil situación económica de un hogar con nueve hermanos, lo obligó desde los 11 años, a repartir botellas de leche y trabajar luego como conserje, cartero, zapatero y vendedor de ropa.
Comenzó a actuar a la edad de 17 años, en 1923, en la compañía de Manuel Bolaños. Más adelante se unió a Federico Piñeiro y a José Sanabria (el recordado viejito Chichi).
En 1934 sustituyó en el Teatro Alhambra al actor Sergio Acebal, y llegó a ser catalogado como uno de los mejores intérpretes del género bufo, junto a Ramón Espígul y Alberto Garrido.
En 1940 creó su propia agrupación teatral, y con ella viajó por toda Cuba, Tampa, Puerto Rico y varias ciudades mexicanas, donde actuó con figuras de renombre como Tin Tan y Palillo.
En los primeros años 60, cuando cerraron las carpas donde se presentaba, Arredondo pasó a trabajar definitivamente en la radio y la televisión. Antes de 1959 ya había trabajado en ambos medios. Para la radio había escrito numerosos libretos e ideado el personaje de “Chicharito”, interpretado por el dúo de Garrido y Piñeiro. En la TV había trabajado en los programas Sitio Alegre, Mi Familia y Revista Regalías.
A partir de los años 60 se destacó en Detrás de La Fachada, con su personaje de Bernabé, y en San Nicolás del Peladero, donde interpretaba a Cheo Malanga.
En el cine, participó en los filmes Que suerte tiene el cubano (1950), la norteamericana Nuestro hombre en La Habana (1959), Son o no son, que dirigió Julio García Espinosa, y Patakín, de Manuel Octavio Gómez, de 1977, y en una coproducción cubano-húngara titulada Adelante Robinson.
Son muchas y muy simpáticas las anécdotas de Enrique Arredondo.
Contaba que en su primera actuación, que fue en el cine Esmeralda —“cuando yo no era artista ni la cabeza de un guanajo”, según sus palabras—, lo dejaron para el final, al salir a escena le tiraron muchas trompetillas y tuvo que esconderse porque le advirtieron que en las afueras del cine lo estaba esperando un grupo de hombres para tirarlo de un puente. Cuando llegó a su casa de madrugada, como no se había quitado la pintura del rostro, su madre, al abrir la puerta, no lo reconoció y le dijo: “Aquí no es”.
Su padre, que también se oponía al principio a que fuera actor, una vez le dijo que para hacer el papel del negrito viera en el cine Valentino de la Esquina de Tejas al que allí actuaba. Y era él mismo. El padre no lo identificó maquillado.
El único hijo de Arredondo, que tuvo con la actriz Fabiola del Mar, se llama Enrique como él, siguió sus pasos en la actuación y vive desde 1997 en los Estados Unidos. Su hija Jackie (Jaqueline) que salió de Cuba a la edad de tres años, es cantante y actriz y ha llevado su arte a múltiples lugares del mundo. Padre e hija constituyeron la compañía Arredondo.
Recientemente, en Miami, en el programa La Casa de Maka, que presenta María Karla Rivero, Enriquito Arredondo explicó que su padre negaba haber dicho en Detrás de la fachada la frase “si no te portas bien te voy a poner a ver los muñequitos rusos”, y que fue la directora del programa, Lolina Cuadras, quien confirmó que sí la dijo, pero aseguró que no fue sancionado, sino que recibió un regaño.
Explicó que su padre se podía aprender un libreto en media hora, y después que actuaba, olvidarlo por completo.
Enrique Arredondo se caracterizaba por sus ocurrentes improvisaciones, o morcillas. Cuando estas, después de 1959, fueron prohibidas en la radio y la televisión, Arredondo utilizó frases que se hicieron famosas como: “¡mentira, tú me estás engañando!”, “¡atrevidooo!”, o, “¡no puede ser!”.
El actor grabó con la EGREM dos discos de acetatos con chistes y escribió un libro autobiográfico titulado Vida de un Comediante, que cuando fue presentado en una Feria del Libro, en plena calle, frente al Museo de Arte Universal y la Manzana de Gómez, acudieron miles de personas para adquirirlo.
El libro, muy ameno, Arredondo lo escribió para que su hijo conociera lo difícil que fue su carrera. Cuando se lo dio a leer a Eduardo Robreño, este le recomendó publicarlo.
Vida de un comediante no se ha impreso más, y constituye hoy una rareza bibliográfica.
En los últimos años de su vida, aunque enfermo, Arredondo se mantuvo trabajando en el programa de Radio Progreso Alegrías de Sobremesa, donde encarnó a su último personaje: Simeón.
Enrique Arredondo murió el 15 de noviembre de 1988, a los 82 años.
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