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Апрель
2024

Antonio Ferrera: «Cuando uno tiene inquietudes, la creatividad sigue viva»

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La longevidad en el toreo es algo que no deja de sorprender. El esfuerzo de jugarse la vida delante de un toro un día sí y al otro también hace que el desgaste se mida en la capacidad de resistencia de cada torero y, por supuesto, en los sacrificios que es capaz de hacer por mantenerse en activo. Y, en Antonio Ferrera, todo esto se multiplica. El extremeño acaba de cumplir 27 años de alternativa, ya casi ha perdido la cuenta de las cornadas y los percances sufridos y, durante toda su trayectoria, ha hecho gala de una amplia gama de conceptos a la hora de torear según qué tipo de toros. Para muchos es un verdadero maestro, otros lo tildan de histriónico, pero lo que está claro es que no deja indiferente a nadie y que, aun siendo uno de los veteranos del escalafón, su nombre sigue atrayendo y generando curiosidad entre los aficionados. Sin ir más lejos, el pasado Domingo de Ramos en Las Ventas, con una entrada de récord para un día así, Antonio Ferrera cortó la primera oreja de la temporada madrileña 2024. Hablamos con el torero.

Antonio, después de todo este tiempo, ¿siente que ya ha alcanzado su plenitud como artista?

No creo que un torero o un artista que permanezca en activo pueda presumir de eso. Precisamente, su actividad habla de una búsqueda, de que todavía tiene algo que expresar, que decir. Cuando uno tiene inquietudes, la creatividad sigue viva y eso significa que la plenitud sigue siendo esquiva.

Sin embargo, en la plaza se le ve liberado, sin la presión de esa búsqueda o de la competencia.

Supongo que eso es lo que da la experiencia. Son muchos años en la profesión, pero, mira, sigo teniendo la misma curiosidad, aunque, como dices, siento la presión de otra manera. No es que no la sienta, pero es verdad que ya no me condiciona. Al menos, no para mal. Es decir, si no sintiera ese cosquilleo a la hora de hacer el paseíllo o el miedo antes de que salga cada toro, le habría perdido el respeto a esto. Pero es que ya lo conozco. Quizás, lo que diferencia a los toreros de otras personas es que conocemos el miedo, sabemos cómo funciona, convivimos con él. Y, cuando aprendes a hacer eso, entonces sí te sientes un poco más libre. El problema es que hay muchos miedos, al toro, a público, al fracaso, a la muerte, a la vida… y aunque es lo mismo, se manifiestan de forma diferente y hay que lidiar con eso.

Usted se ha permitido ser muchos toreros.

Pero sólo he querido ser fiel a mi mismo. Creo que todo es fruto de la evolución. En una primera etapa de formación uno absorbe todo lo que puede de lo que han hecho otros para aprender, pero lo que sale es más instintivo. Luego hay un crecimiento, fruto del conocimiento y, finalmente, tu curiosidad te hace profundizar en aquello que te interesa. Es cuando la curiosidad se nutre de la creatividad. Entonces sí, puede salir una forma distinta de expresarse, pero esto sólo hace parte de tu personalidad, que es la que marca tu trayectoria. ¿Ser varios toreros? No lo sé, creo que sólo he sido lo que he podido ser, humildemente, y que cada etapa ha sido parte de mi evolución.

Ahora se le aprecia por su capacidad innovadora y, al mismo tiempo, de recrear suertes caídas en desuso. ¿Lo ve contradictorio?

Pienso que se puede ser todo esto y tener coherencia. En mi caso, creo que en el ruedo simplemente intento que todo tenga un hilo conductor. La lidia de un toro en la plaza está llena de momentos imprevisibles y eso es algo que no se puede perder, aunque pareciera que cada vez se quiere uniformar todo cada vez más y, curiosamente, a través de varios reglamentos, tan distintos unos de otros. Es verdad que me gusta mirar al pasado, me genera mucha curiosidad ver lo que se hacía con el toro de antes, cómo se lidiaba, y encuentro muchas cosas que pueden, no sólo ser útiles hoy, sino que además tienen una belleza y un sentido tremendo. Luego, hay cosas evolutivas que a lo mejor se pueden revisar. Por ejemplo, el toro cada vez es más bravo y tiene más fijeza, entonces intento, en plazas que pueden permitirlo, sacar sólo un caballo de picar. Creo que eso hace lucir más la suerte de varas, el toro se distrae menos, todo va con mayor fluidez. Son pequeños detalles que a unos pueden sorprender o parecer extraños, pero que siempre van en coherencia con la lidia y el toreo de siempre. Lo importante es que todo tenga sentido y atraiga al público.

Usted lo sigue haciendo.

Es maravilloso. Desde mi infancia quise ser torero y sigo sintiendo esa ilusión, ahora más maduro, pero siempre con el deseo de expresarme con sinceridad, porque en el ruedo desnudamos nuestra alma y eso es, en definitiva, lo que un artista intenta transmitir. Además, es un privilegio poder hacerlo, poder sentir ese contacto con el público. Por eso sigo. Por eso sigo.