Endeudamiento del Gobierno se acercaría a niveles ‘ideales’ en el 2035
El Gobierno de Costa Rica alcanzaría niveles ideales de endeudamiento hasta el año 2035, cuando la relación entre su deuda y el producto interno bruto (deuda-PIB) se aproxime al 40%, según la proyección más reciente del Ministerio de Hacienda.
De acuerdo con el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) 2024-2029, publicado este lunes, la cartera prevé que la relación deuda-PIB será menor al 60% en el 2025; y del 50% en el 2029, para luego aproximarse gradualmente al valor del 40%, después de 2035. Este cambio permitiría escenarios presupuestarios más flexibles por la aplicación de la regla fiscal.
Además del endeudamiento, el Marco Fiscal establece proyecciones para otros indicadores, como el balance financiero y los ingresos del Gobierno para el 2029.
La proyección de Hacienda se fundamenta en un escenario base que incorpora ciertos supuestos económicos, así que diversos factores podrían desviar su trayectoria. En esta hipótesis inicial, la cartera analiza condiciones específicas en los ingresos, gastos, y balances primarios y financieros, que se ven impactados directamente por el crecimiento económico, el comportamiento del tipo de cambio, las tasas de interés y la inflación.
Especialistas consultados por La Nación, así como el Fondo Monetario Internacional (FMI), señalaron que, aunque no existe un nivel único de endeudamiento adecuado, para Costa Rica un nivel alrededor del 50% del PIB sería aceptable, aunque lo óptimo sería por debajo del 40%.
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En términos generales, el FMI destaca en un análisis sobre la sostenibilidad de la deuda pública, elaborado en el 2013, que los países con economías emergentes, como Costa Rica, enfrentan una mayor vulnerabilidad en su perfil de deuda y una mayor sensibilidad a los riesgos fiscales cuando sus obligaciones superan el 50% del PIB.
Rodrigo Cubero, expresidente del Banco Central, señaló que actualmente Costa Rica debe aspirar a reducir el indicador por debajo del 40%, que se considera un nivel ideal. Una vez alcanzado este objetivo, se podría continuar reduciendo el endeudamiento hasta alcanzar niveles cercanos al 25% en el futuro, aunque actualmente “estamos muy lejanos de eso”.
Estas reducciones en el nivel de endeudamiento se producirían antes de lo esperado por el FMI. En el informe emitido luego de la última revisión del acuerdo del Servicio Ampliado (SAF), en diciembre del 2023, el organismo estableció como referencia situar el indicador por debajo del 50% del PIB antes del 2035.
En el 2018, antes de la aprobación de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, el exministro de Hacienda, Édgar Ayales, explicó que investigaciones del FMI indicaban que el nivel máximo de endeudamiento del Gobierno Central debía ser del 40%.
Según Cubero, Hacienda debe centrarse en mejorar gradualmente los niveles de endeudamiento en relación con el PIB para invertir esos recursos en gasto social e infraestructura, lo que se logrará a medida que se reduzca el gasto en intereses del Gobierno.
Por su parte, el economista Oswald Céspedes, quien realizó estudios sobre el nivel deseado de la deuda para la Academia de Centroamérica, consideró que la previsión puede tener debilidades y no sería del todo creíble, debido al comportamiento del tipo de cambio en los últimos dos años, lo que catalogó como algo “atípico”.
Nogui Acosta, ministro de Hacienda, explicó que cualquier decisión que reduzca los ingresos del Estado o aumente el gasto público sin generar las fuentes de financiamiento correspondientes puede desviar el plan de financiamiento.
Mayor flexibilidad en el gasto
Un menor nivel de endeudamiento en relación con la producción del país tiene un impacto directo en el presupuesto de la República, pues permitiría al Gobierno aumentar el gasto, según lo establecido en la regla fiscal aprobada en la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.
Esta legislación determina que el crecimiento del gasto corriente de las entidades del sector público no financiero estará determinado por el nivel de deuda del Gobierno Central como porcentaje del PIB. Así, si el indicador es mayor al 60%, el crecimiento del gasto público no podrá ser mayor que el 65% del promedio del crecimiento del PIB nominal.
Cuando la deuda alcance o supere el 45% de la producción, pero esté por debajo del 60%, el crecimiento del gasto no podrá superar el 75% del promedio del crecimiento del PIB nominal. Cuando se sitúe entre el 30%, pero menos del 45%, el crecimiento del gasto será del 85% del promedio del crecimiento de la producción.
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En este sentido, Hacienda subrayó la importancia de reducir el endeudamiento en el menor tiempo posible, de manera que la aplicación de la regla fiscal sea menos restrictiva. Esto también permitiría que su aplicación se centre en los gastos corrientes en lugar del gasto total.
Gasto de intereses se reduciría al 2029, pero déficit persistirá
Como parte de las proyecciones establecidas por el Ministerio de Hacienda para el Gobierno Central entre el 2024 y 2029, se incluyen escenarios sobre los ingresos y gastos, así como el pago de intereses y sus resultados financieros. La cartera prevé que el déficit fiscal persista, aunque en menor medida.
Hacienda prevé que los ingresos aumenten del 15,1% del PIB, en el 2024, al 15,5%, en el 2029, mientras que el gasto total disminuiría del 18,2% de la producción, al 16,2%, en el mismo periodo.
Este cambio se debe, principalmente, a una reducción en el gasto en remuneraciones e intereses. Se espera que estos últimos disminuyan del 4,9% del PIB, en el 2023, al 3,2%, en el 2029. Hacienda anticipa que las necesidades de financiamiento se reducirán en 2,3 puntos porcentuales del producto interno bruto, concentrándose principalmente en la amortización de deuda.
En su escenario base, la cartera prevé que el resultado primario del Gobierno (ingresos menos gastos sin contar el pago de intereses) mejore gradualmente hasta alcanzar el 2,4%, en el 2029. Sin embargo, durante el mismo periodo el país no sería capaz de revertir el déficit fiscal, el cual incluye el pago de intereses, pero Hacienda sí prevé que este se reduzca considerablemente, llegando al -0,8% de la producción, en cinco años.