Una jornada de suspense se salda con el resultado previsto: ninguna procesión de Martes Santo en Granada
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Es complicado convencer a nadie, cuando el cielo está casi por completo despejado , de que lo mejor es que no salga la procesión. Quienes no habían revisado el parte meteorológico seguramente no daban crédito, pero la directiva de la Cofradía de La Lanzada sí que lo había hecho y lo tenía claro: a las cuatro de la tarde no había apenas nubes, pero a las siete se preveía lluvia en abundancia. Y ahora las previsiones son mucho más fiables que antes. Así que no quedaba más remedio que cancelar. El caso es que, a la vista de cómo amaneció, lo lógico es que no saliera ningún paso de su templo. Llovía, hacía bastante más frío que el lunes y, para completar el cuadro, hacía viento. Muchos tenían el cuerpo hecho, como se suele decir. Lo que pasa es que poco después de la una de la tarde clareó y eso hizo concebir esperanzas a los cofrades. Pero fue un espejismo. A la decisión de La Lanzada, a las cinco menos cuarto de la tarde, de anular el desfile procesional –que no suspender, porque eso significaría que lo habían comenzado- le siguió media hora después la de Vía Crucis . La Esperanza se pronunció en el mismo sentido a las 18.40 y sólo quedaba la incógnita de La Humildad, también llamada La Cañilla . Toca retroceder, pero sólo un poco. A las seis de la tarde se empezaban a agolpar penitentes, mujeres de mantilla y músicos de las bandas en la puerta de la iglesia de Santo Domingo , en el barrio del Realejo. De ahí debía salir La Cañilla. Soplaba un viento frío, el cielo estaba azul y de pronto cayó un chubasco de los gordos que a los optimistas, que lo había, les pareció un mazazo. Penitentes de la Esperanza, poco antes de conocer la anulación de la salida procesional antonio l. juárez Pero muchos albergaban esperanzas, después de todo, porque el cielo se abría y se cerraba casi continuamente. Se desvanecieron justo a las 19.25 horas, cuando los principales responsables de la hermandad dijeron lo que los de las otras habían dicho antes: que no convenía. A esa hora, por cierto, aún no llovía. Rompió a hacerlo justo diez minutos después . Granada, por tercer día consecutivo, se quedaba sin procesiones. La única que ha habido hasta ahora en esta Semana Santa fue la del Cautivo , el Domingo de Ramos, y no finalizó. Por lo tanto, las estaciones de penitencia volvieron a celebrarse bajo techo, en las iglesias, que se quedaron abiertas hasta más allá de las diez de la noche para que todos los que quisieran pudieran entrar, rezar y lamentarse de que este año no están viniendo las cosas como ellos querían. Queda el consuelo de que el agua es muy necesaria, y también el de que aún hay días por delante .