El plan infalible de Shinova
Nada es casual en este grupo. Sí espontáneo, natural, visceral. Pero no progresan por azar, ni deciden por descarte. Shinova tiene un plan, basado en hacer mucha y buena música, en esforzarse para ello. Es un proyecto peculiar, pues vive al minuto, se rinde al instante. Y como resultado producen trabajos donde lo meditado y lo improvisado casan a la perfección, donde no hay nada casual, sino más bien convenientemente saboreado. No había mejor nombre para el quinto álbum de la banda vasca, por tanto, que «El Presente». «Hay muchas ciénagas en el pasado, momentos más oscuros a los que volvemos, porque nuestra mente es así. Pero el pasado hay que aceptarlo para conseguir una perspectiva actual de quien ya lo ha superado, de quien ya no sufre», explica a este diario el cantante Gabriel de la Rosa, y a su vez reivindica que el disco «tiene muy buen material, porque hemos vivido muchas cosas, y nosotros vamos cantando sobre lo que conocemos».
Forma parte de Shinova junto a Daniel del Valle (guitarra), Erlantz Prieto (guitarra), Ander Cabello (bajo) y Josh Frou (batería). Son un equipo: no hay plan infalible sin acuerdo y comunicación. Y para este álbum ha habido, y mucha. Se llegaron a componer 67 canciones. «Nunca hemos dicho que todas fueran buenas, pero es que han sido dos años de ideas, en las pruebas de sonido, en la furgoneta... De todas esas, hemos seleccionado 12, tras un debate muy grande, mucha criba y conversación entre todos». Entre ellos y junto a, además, Manuel Colmenero, productor con quien ya trabajaron para el anterior álbum, «La buena suerte». Con este proyecto, además, vivieron uno de los momentos más exitosos de su carrera: «No hay resaca por el último disco, ni presión, porque queríamos ir con algo nuevo, dando un paso más allá y fijando una evolución que tiene que existir», confiesa De la Rosa.
Además de esa comunicación buscaban, por tanto, diversidad y coherencia: «Que fueran temas independientes, pero que tuvieran sentido juntas, un orden lógico», apunta el artista. Todo ello bajo una siempre reivindicada libertad creativa, pues un músico, más que a los números y a la industria, dice De la Rosa que «se debe al arte. ¿Quién dice que no podríamos hacer un disco de flamenco? Tendríamos que aprender muchísimo, pero podemos hacer lo que queramos porque nos sentimos libres para ello».
Influencias y retratos
Es cierto que «El Presente» rezuma mezcla: sonidos electrónicos, distorsionados, sintetizadores y guitarras agresivos junto a una voz melódica. Es un disco de contrastes, «de rock, porque ese género es nuestra base, pero no nos cerramos ni nos ponemos líneas rojas. Todo, dentro de un sonido dulce, porque nos interesaba que fuese de escucha agradable, aunque de manera contundente», explica. Son partidarios en Shinova de escuchar sin prejuicios, y de hacerlo «sin pensar en nada más que en si te remueven esas canciones». Por ello, sus influencias abarcan desde las texturas de Imagine Dragons a la narrativa de Rozalén o al último disco de Mr. Kilombo. «Escuchamos sin cerrarnos a nada, algo que se está empezando a ver en los festivales. Los carteles se están adaptando a esa manera actual de consumir música», resume.
Tras cosechar miles de escuchas con «La sonrisa intacta» o «Te debo una canción», del anterior álbum, ahora conquistan a su público con «Alas» o «Lobos». También con una colaboración que De la Rosa define como «un regalo increíble». Se refiere a Iván Ferreiro, con quien cantan «Gato azul». Es una de las canciones que, de alguna manera, aluden a uno de los grandes temas que inquietan a la banda: el paso del tiempo, su fugacidad. «Esta canción es un retrato a una sociedad a la que se le venden sueños de cualquier manera y a cualquier precio», define el cantante, «todo el mundo necesita sentirse querido, y más en estos tiempos donde mientras más barullo más maneras tenemos de conectar entre nosotros, pero también estamos más solos». Se refiere a esa instantaneidad, por la cual se pone un foco igual de rápido que se retira, «una fama que no es más que humo, y que está muy lejos de lo que es el arte en sí». ¿Es un grupo, por tanto, que retrata su entorno? «Como músico no tienes un compromiso político. La música es expresión, y sí nos gusta de vez en cuando transmitir lo que vemos, reflejar los tiempos en los que vivimos. No todo son canciones de patata». En definitiva, vivir en el mundo siendo conscientes, testigos y parte de lo que nos rodea, y además poder presumir de ello, no deja de ser el plan más infalible.