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Март
2024

Los dos cuadros de Guadalajara 'olvidados' por el franquismo en el Museo del Prado

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Durante la guerra civil española miles de obras de arte salieron de sus lugares de origen, entre museos, iglesias, monasterios o colecciones particulares. Algunas nunca regresaron y en ciertos casos quizá se les haya perdido la pista para siempre. 

No es el caso de dos piezas procedentes de la provincia de Guadalajara que se encuentran en el Museo Nacional del Prado. Salieron de las iglesias parroquiales de Yebes y Pareja, respectivamente, y no fueron devueltas tras perderse (teóricamente) su rastro en 1938.

Un informe encargado por la pinacoteca nacional a Arturo Colorado, catedrático emérito de la Universidad Complutense y experto en la gestión del patrimonio artístico durante la guerra civil y la postguerra, reveló que se encuentran entre sus fondos, en depósito.

Cristo ante Pilatos y La Anunciación son piezas de los siglos XV y XVI, respectivamente. Desde julio de 2023 el Obispado de Sigüenza-Guadalajara las reclama al Museo del Prado para su depósito en otra entidad cultural, el Museo Diocesano de Arte Antiguo de Sigüenza. 

En el caso de Cristo ante Pilatos hablamos de un "interesante" cuadro, según Arturo Colorado, atribuido al Maestro de Lupiana. Fue pintado entre 1450 y 1460. Los expertos lo sitúan cerca de las redes de patronazgo de la familia Mendoza, a mediados del siglo XV, según la información del Departamento de Pintura Gótica Española. Actualmente se expone en la sala 057B, según la web de la pinacoteca.

La Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico de la II República lo sacó de la parroquia de Yebes para evitar su destrucción durante la guerra civil. El acta incautación data del 30 de marzo de 1938 con una inscripción que dice: “Tabla, Jesús ante Caifás. Escuela flamenca del siglo XV”.

En la documentación vinculada a esta pieza, a la que ha tenido acceso elDiarioclm.es se aprecia cómo el cura ecónomo de Horche y su filial en Yebes, en un escrito que firma también el alcalde, se dirigieron en septiembre de 1939 al Ministerio de Educación Nacional franquista, cinco meses después del fin de la guerra, para pedir la devolución del cuadro. Alegaban en su defensa la propia legislación franquista, una orden de 31 de mayo de 1939. Era la que dictaba las normas sobre las devoluciones.

El Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional (SDPAN) respondió el 7 de agosto de 1942 asegurando que se estaban realizando gestiones para localizarla. Se sabe que estuvo primero en el depósito del Museo Arqueológico Nacional y que en 1953 pasó al Museo del Prado. Allí sigue. Nunca regresó. En el acta de devolución a Yebes por parte del Servicio del Patrimonio Artístico Nacional del franquismo esta obra no se incluye.

Algo similar pasó con otra pieza, en este caso con las tablas de un altar del siglo XVI de la parroquia de la localidad de Pareja, también en Guadalajara. 

Son dos fragmentos de La Anunciación, una obra anónima que fue también incautada por los agentes republicanos para protegerla de los bombardeos o el expolio. En las bases de datos del Museo del Prado consta su procedencia, pero el servicio de patrimonio franquista tampoco las incluyó en el acta de devolución a Pareja desde que salieron del pueblo en 1938.

“Como curiosidad, en 1941, en la prensa de la época, aparecía un anuncio del SDPAN con una relación de personas, entidades, iglesias o ayuntamientos. Decía que, si en el plazo de ocho días no pasaba nadie a recoger las obras, el Estado se quedaría con ellas”, explica el profesor Colorado.

“Imagine esta situación en una postguerra de precarias condiciones, sin medios, sin comunicaciones…Primero había que leer la prensa, luego trasladarse… Con esas condiciones, muchos no pasaron a recogerlas y miles de obras desaparecieron”. 

Laura Sánchez Gaona es representante legal del Obispado de Sigüenza-Guadalajara en este proceso. Explica que el pasado mes de julio de 2023 se inició una reclamación de estas obras al Museo del Prado como depositario. "Tengo raíces en Guadalajara y enseguida me solidaricé con el caso. Ya hay un expediente original de reclamación y tenemos base jurídica fundada".

En la actualidad la reclamación se encuentra un momento extrajudicial. "Creemos que es la forma. Así se resolvió el caso de los bienes de Ramón de la Sota que se encontraban en el Parador de Almagro, con independencia de que cada caso es diferente".

Sostiene que las obras deberían ser devueltas, "sin ningún tipo de duda", conforme a la Ley de Memoria Democrática que "fue un rayo de esperanza, también en lo moral" y al Código Civil español. "La ley no dice que lo tenga que resolver un juez, sino que la administración tendrá que exponer en marcha las vías de implementación de resarcimiento de los bienes", pero no se descarta la vía judicial si fuera necesario.

También recuerda que "se trata de depósitos provisionales" en el Museo del Prado, aunque esa provisionalidad vaya camino de cumplir 100 años. "El desorden de las devoluciones en la época fue manifiesto", comenta, para referirse a la dictadura franquista.

Por otro lado, critica la falta de un reglamento que desarrolle la Ley de Memoria Democrática y de un inventario de bienes. "El único que lo ha publicado ha sido el Museo del Prado. También el Museo de Bellas Artes de Asturias y el Museo Casa Colón de Las Palmas hicieron hace años su propia investigación".

Cree que se está "obstaculizando" la devolución. En su opinión, "el Estado podría haber encargado informes a la Abogacía del Estado sobre bienes reclamados mucho antes de lo que lo han hecho. Y no comparten esa información".

La propiedad de estas obras "está acreditada por las administraciones de la época que devolvieron parte de los objetos incautados", explica la letrada. De hecho, "las actas de incautación son recibos a nombre los poseedores de los bienes. Tienen derecho a reclamar la vuelta".

Para Sánchez Gaona "resulta inexplicable" que las obras terminasen en el Prado a pesar de existir una reclamación por escrito. "Confiaron de buena fe en la explicación de que estaban tratando de localizarlas. No se imaginaron que no iban a volver y que terminarían en Prado, existiendo un expediente abierto". Esta especialista en derecho del arte cree que en la actualidad "el Estado no puede agarrarse a que ha pasado el tiempo. No hay prescripción adquisitiva del dominio".

La letrada apunta también al valor sentimental y "de culto" en torno a estas piezas para estos pueblos. "A los vecinos se les ha privado de disfrutarlas. Se les tiene que compensar".

Arturo Colorado documentó un total de 70 obras que nunca fueron devueltas por el franquismo, con datos que desvelan la propiedad de 14. “Es el dato que aporté al Museo del Prado y sigo con mis investigaciones”.

Estas obras fueron incautadas durante la guerra civil por la Junta del Tesoro Artístico. Las autoridades republicanas “acudieron a los lugares más insólitos del territorio republicano y se llevaron las obras de arte para protegerlas” y ya en postguerra, durante la dictadura franquista “nunca fueron devueltas”. 

Los objetos se recogían normalmente en los ayuntamientos, y trasladados hasta Madrid. No todos los lotes fueron a parar al mismo lugar. “Dependía del tipo de pieza”, señala el investigador. 

Fueron distribuidos y depositados no solo en el Museo del Prado, sino en otras ubicaciones como el Museo de Arte Moderno, el Museo Arqueológico, la iglesia de San Francisco El Grande, las instalaciones del antiguo frontón de pelota vasca Jai Alai e incluso al Palacio de Hielo inaugurado en 1922, entre otros. 

“Fueron miles y miles de piezas entre pinturas, esculturas, muebles, orfebrería, ropas religiosas de valor… Hubo una especie de ‘especialización’ de los almacenes y depósitos”. El Gobierno de la II República fue minucioso. “Se hizo toda una labor de organización e inventario de estos bienes de los que se conservan libros de registro y actas de incautación”. El profesor subraya que, solo en la zona centro de España, es decir, Madrid y provincias cercanas como Guadalajara y Toledo, había más de 23.000 pinturas. 

“La Junta republicana hizo una labor considerable de recogida y depósito. Las obras más importantes se evacuaron a Valencia, luego a Barcelona y al final de la guerra a Ginebra, bajo bombardeo franquista y con ayuda internacional”.

 Así lo recogía ya Arturo Colorado en un libro en 2008 bajo el título ‘Éxodo y exilio del arte: la odisea del Museo del Prado durante la guerra civil’, tras el que el investigador se preguntó por lo que habría ocurrido con las miles de obras incautadas.  

“Quise investigar cuál fue la política tras la guerra civil. Hubo devoluciones, desvíos, entregas en depósito, olvidos… Vamos, fue un caos absoluto de la gestión franquista”. 

De localidad toledana de Cuerva salió ‘San Francisco en oración’, un cuadro anónimo que era una copia de otro de El Greco. Se cree que procede del convento de las Carmelitas Descalzas y tampoco fue devuelto por el servicio de patrimonio de Franco.

También se encuentra en el Museo del Prado. Representa a San Francisco de Asís en el interior del eremitorio donde se retiró en 1224. 

El profesor subraya que “cuando empezó la labor de devolver, literalmente querían quitarse el muerto de encima porque había miles de obras. No sabían qué hacer con ellas. Algunas se regalaron a la Fundación Francisco Franco, a la Falange, al Opus Dei y hasta a monasterios e iglesias que no sufrieron a la guerra porque quedaron en territorio franquista”. Se provocó una auténtica “diáspora de obras de arte”, lamenta. 

También rechaza el argumento de la dictadura franquista: “Decían que los rojos habían quemado iglesias, que habían destruido el patrimonio”, pero advierte que “eso formaba parte de su campaña de propaganda y jamás se aceptó que los republicanos habían salvado las obras de arte”. 

"Yo entiendo que tienen todo el derecho a reclamarlas pero eso depende de la voluntad política. En el caso de Yebes y Pareja su origen está absolutamente documentado", dice Colorado sobre la reclamación iniciada por el Obispado de Sigüenza-Guadalajara y cree que "todavía quedan muchas cosas por hacer para cerrar este terrible episodio de la dictadura franquista".

"Castilla-La Mancha tiene que luchar por estas obras para que vuelvan y se conviertan en motivo de reclamo turístico y cultural. Además, es cuestión de justicia histórica y de reparación porque las parroquias siempre fueron las poseedoras y el museo solo el custodio", añade Laura Sánchez Gaona.

Al ser preguntado por la situación de este proceso, el Ministerio de Cultura remitía a elDiario.es Castilla-La Mancha al propio Museo del Prado que al cierre de esta información no había respondido sobre esta cuestión.