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Март
2024

Musulmanes enfrentan celebración del Ramadán en medio de tiempos de guerra en Gaza

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En medio de la tragedia causada por la guerra entre Israel y Hamás en Gaza, la comunidad musulmana enfrenta una dura realidad durante el mes sagrado del Ramadán.

Territorios Palestinos. El mes del Ramadán es significativo para los musulmanes, marcado por la oración, la espiritualidad y festines al caer la noche. Sin embargo, en esta ocasión, la atención se desvía hacia el sufrimiento de los palestinos en Gaza y la incertidumbre en torno a una posible tregua entre Israel y Hamás.

La guerra, desencadenada el 7 de octubre por el ataque sin precedentes del movimiento islamista palestino en el sur de Israel, entra en su sexto mes, lo que genera temores de una escalada regional.

Nevin al Siksek se encuentra sentada en medio de los escombros, agitando una linterna de plástico para distraer a su nieta frente a su carpa en Rafah, ubicada en el sur del territorio donde sobreviven hacinadas cerca de un millón y medio de personas. Estas lámparas tradicionales, conocidas como “fanus”, son emblemáticas del mes de ayuno, uno de los cinco pilares del Islam.

En este territorio palestino devastado por la guerra, estas lámparas son el único indicio de que se acerca el Ramadán, el cual comenzará con la luna creciente, ya sea el domingo o el lunes. La muerte, la destrucción y la amenaza del hambre eclipsan todo lo demás.

En lugar de disfrutar del cordero y los tradicionales pasteles en su hogar en el norte de Gaza, Nevin y su familia romperán el ayuno en la tienda de campaña que comparten con otros desplazados, si logran encontrar algo para comer. “No tenemos nada”, afirma Nevin. Su esposo, Mohamed Yaser Rayhan, de 26 años, recuerda cómo solía ser el Ramadán: “Antes era vida, alegría, espiritualidad, decoraciones y una atmósfera maravillosa”.

Este año el Ramadán, comenzará con la luna creciente, ya sea el domingo o el lunes. Sin embargo, la muerte, la destrucción y la amenaza del hambre en Gaza eclipsan todo lo demás.

Ayunar o no ayunar dadas las circunstancias

Las noticias sobre los habitantes de Gaza que recurren a hojas o caballos para sobrevivir abruman a Saif Hindaui, un padre de familia jordano de 44 años. “En Jordania, los precios son altos, pero siempre se pueden comprar productos en el mercado”, relata desde la capital jordana, Amán. Sin embargo, en Gaza, “no se pueden encontrar alimentos básicos. Utilizan forraje para animales para hacer pan”, detalla.

Por su parte, Nurunisa, una ama de casa de 61 años que reside en la provincia de Achín en Indonesia, comparte que cada vez que reza, sus pensamientos se dirigen hacia sus “hermanos y hermanas de Gaza”.

La guerra fue desencadenada por el ataque sin precedentes de Hamás el 7 de octubre en el sur de Israel, el cual resultó en la muerte de al menos 1,160 personas, mayormente civiles, según un recuento de esta agencia basado en datos oficiales israelíes. Por su parte, la ofensiva militar israelí en represalia causó, hasta la fecha, 30,800 muertes en Gaza, principalmente de mujeres y niños, según el ministerio de salud del movimiento islamista.

Desde el comienzo de las hostilidades, la frontera entre Israel y el Líbano es escenario de intercambios de disparos casi diarios entre el movimiento Hezbolá, afín a Irán y aliado de Hamás, y el ejército israelí. Decenas de miles de habitantes tuvieron que huir.

En el sur del Líbano, Mariam Awada, maestra jubilada, comenta que no puede ayunar debido al estrés. “Conozco mis limitaciones, mi condición física y psicológica”, explica a esta agencia.

En Yemen, un país sumido en una grave crisis humanitaria tras casi diez años de guerra civil, los rebeldes hutíes, cercanos a Irán, intensfican sus ataques contra buques en el Mar Rojo y en el Golfo de Adén, a los que acusan de estar vinculados a Israel.

Estas milicias sostienen que están actuando en “solidaridad” con Gaza.

En el puerto de Hodeida, blanco de ataques de represalia por parte de Estados Unidos, los comercios suelen cerrar y los habitantes evitan salir por miedo. “Cuando los ataques comenzaron el negocio se desmoronó”, resume Mohamad Ali, de 28 años, gerente de un restaurante que está luchando para pagar el alquiler. “Si la situación continúa la única opción será cerrar”.

¿Romper el ayuno?

En Somalia, la crisis en el Mar Rojo también genera preocupación. Abdirahim Ali, un comerciante de Mogadiscio, teme que un aumento en los precios “afecte a la gente durante el Ramadán”.

Más cerca de Gaza, los musulmanes de Jerusalén Este, una zona ocupada por Israel desde 1967, están preocupados por la posibilidad de que haya incidentes violentos en la Explanada de las Mezquitas, donde decenas de miles de fieles acuden a rezar durante el Ramadán. Este sitio, llamado Monte del Templo por los judíos, es el tercer lugar más sagrado del Islam y el lugar más sagrado del judaísmo.

El gobierno israelí aseguró que se permitirá a los fieles musulmanes rezar como en “años anteriores”, pero eso no tranquiliza a Ahlam Shaheen, de 32 años, que trabaja en un centro comunitario cerca de la mezquita Al Aqsa. Ella presenció enfrentamientos entre jóvenes palestinos y policías israelíes en la explanada durante el Ramadán en 2021 y teme nuevas tensiones. “Estamos exhaustos por esta guerra”, afirma.

En El Cairo, una de las ciudades más festivas del mundo musulmán durante el mes de ayuno, una estudiante originaria de Gaza explica a esta agencia que el Ramadán le resultará muy difícil. “Mis hermanos y hermanas ni siquiera pueden comer una vez al día. ¿Nosotros debemos romper el ayuno y hacer ‘el suhur’ (última comida antes del amanecer) como si todo fuera normal?”, se pregunta la joven, que prefiere no dar su nombre por razones de seguridad, ya que su familia sigue en Gaza.