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Март
2024

Un almuerzo latino en la capital del Imperio

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Abc.es 

ARCO es un gran mercado de obras de arte. Conviene no perder de vista está obviedad, por más que la feria se vista con los ropajes culturales propios de una bienal como son los programas comisariados o los foros de debate. Todo aquel que acuda a Ifema con la intención de tomar el pulso del arte actual se llevará un buen chasco. Lo más sensato es aparcar los criterios basados en razonamientos intelectuales y dejarse llevar por su reverso: el juicio del gusto consumista, guiado por aquellas formas, texturas y colores que más nos seduzcan, como haríamos ante el escaparate de una pastelería. Noticias Relacionadas estandar No ABCDEARCO Techos de cristal y suelos pegajosos: siete mujeres del mundo del arte conversan sobre los desafíos del sector Inés Ruiz-Jiménez estandar No ABCDEARCO La pintura española reencontrada en los pabellones 7 y 9 Fernando Castro Flórez En esta edición, ¿qué tenemos para elegir? Lo lógico sería pensar que, en pleno auge de lo digital (inteligencia artificial, realidades aumentada y virtual, blockchain...) la feria se encontraría repleta de pantallas y ordenadores. Pero ARCO sigue un guion distinto, propio de una mentalidad empresarial conservadora: hay muchísimas pinturas, algunas esculturas y unas cuantas fotografías. Ganan terreno las formas de producción artesanal, como el textil o la cerámica, antes despreciadas por jerarquías anticuadas y ahora integradas en la alta cultura. Que se note a lo que venimos Pero más allá de técnicas o disciplinas, a la feria le interesa consolidar su posición como puente de entrada para el arte latinoamericano en Europa. Este año, aumenta considerablemente el número de galerías procedentes de aquel territorio, al que dedica dos secciones. La titulada ' Nunca lo mismo' nos recibe a la entrada del pabellón 9 formando una hilera de pequeños cubículos. El recorrido ofrece propuestas muy desiguales, desde los fascinantes delirios intergalácticos del peruano Luis Enrique Zela-Koort, representado por N.A.S.A.L. , hasta las aburridísimas abstracciones espiritualistas de la argentina Rosario Zorraquin en el estand de Isla Flotante. Los comisarios de esta sección han afirmado que su propuesta «desafía activamente las perspectivas eurocéntricas y simplistas». Sin embargo, su trabajo no sólo reproduce los códigos más rudimentarios del viejo canon occidental (el cubo blanco que aísla expresiones individuales), sino que además se pliega al modo en que ARCO promueve el consumo del arte latinoamericano: es decir, como una exótica alteridad comercializable para los mercados globales. El análisis poscolonial de los comisarios, tan institucionalizado como perezoso, ni siquiera cuestiona la operatividad del término 'latinoamericano', que actúa como indicador de una realidad aparentemente compacta basada en una supuesta integridad continental. ¿Quién da más? De arriba abajo, un hombre toma fotos de las obras de Jacobo Castellano en MaisterraValbuena; una mujer contempla el vídeo de Donna Colon en el espacio de Espacio Mínimo en Caribe; y Alberto de Juan junto a una obra de La Ribot (MAx Estrella) Tania Siera Más hábiles han sido las comisarias del proyecto estrella de esta edición, ' La orilla, la marea, la corriente…', que presenta al Caribe como una suerte de construcción cultural, fluida e inasible, alejada de lo geográfico y guiada por afinidades identitarias. Esto permite introducir propuestas tan dudosamente 'caribeñas' como la de una galería española (Helga de Alvear) presentando a un artista británico (Isaac Julien) para abordar la migración en el Mediterráneo.   En sus escritos, las comisarias prescinden de categorías estables y sitúan su exploración dentro del marco de las experiencias vitales y subjetivas. Con ello, aligeran la pesada carga de ofrecer reflexiones relevantes, limitándose a aludir de manera abstracta a cuestiones como los derechos humanos o el cambio climático. Pese a sus diferencias metodológicas, ambos programas coinciden en codificar lo latinoamericano en el arte como aquello que lucha por liberarse de los patrones de pensamiento impuestos por los legados coloniales. Un modelo similar de narrativa totalizadora y esencialista podría resultarle útil al arte español, el cual carece de una ideología redentora que justifique su participación en los grandes eventos transnacionales. A falta de que ARCO, el Museo Reina Sofía u otra institución relevante articulen una estrategia, contamos con pequeños microrrelatos elaborados por agentes independientes. Un buen ejemplo es el proyecto sobre arte homosexual español de Joaquín García Martín en la galería José de la Mano. Ojalá que el protagonismo mediático de la escultura de Rodrigo no eclipse la contribución de otras figuras sistemáticamente olvidadas, como Roberto González Fernández o Carlos Forns Bada. Trabajo serio y riguroso Este año nos despedimos profesionalmente de Juana de Aizpuru y lamentamos la pérdida de José Martínez Calvo (Espacio Mínimo). Es un buen momento para destacar la seriedad y el compromiso del trabajo desarrollado por las firmas españolas. Incluso cuando la propuesta expositiva no funciona (pienso en el estand de Álvaro Alcázar, que apuesta todo al rojo), se percibe un afán de riesgo e innovación. Algunos espacios, como el del valenciano Jorge López, priorizan la coherencia discursiva sobre la multiplicación de nombres. Otros, como 1 Mira Madrid, consiguen exprimir al máximo, sin perder la elegancia, los metros cuadrados alquilados a la organización. Vale la pena detenerse en la sección 'Opening', dedicada a las nuevas galerías y que este año se despoja de cualquier tentación conceptual. Para concluir la visita, lo mejor es demorarse entre los estands ubicados al final de los pabellones, reservados a espacios culturales, editoriales y patrocinadores. Allí encontramos obras tan magistrales como la presentada por Javier Garcerá en el stand de ABC Cultural, o un interesante comisariado de Nerea Ubieto sobre Genalguacil Pueblo Museo. Mientras exploramos los últimos pasillos, nos llega el aroma del proyecto que Carlos Fernández Pello ha realizado junto al artesano quesero Carlos Reija en el espacio de los finalistas del Premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente, que finalmente ha recaído en Fermín Jiménez Landa y la bordadora Encarnita Berrio. Animaladas. De arriba abajo, uno de los estands de la feria, detalle de las obras en el espacio de Opening de Piedras y pieza de Pistoletto sobre el consumo de redes sociales Tania Siera La crítica Juliane Rebentisch ha señalado que la ambición política del arte parece ser hoy en día el lubricante más eficaz para la continuidad en el negocio. ARCO no se ha desviado de esta norma, pero sí ha rebajado la intensidad de sus polémicas. Santiago Sierra, cuyo dedo siempre está metido en alguna llaga, regresa al estand de Helga de Alvear con una obra formalmente bastante discreta: pequeñas estampaciones con sangre del escudo español. Pero en la batalla por el poder de atracción visual que se desarrolla en ARCO, resulta más seductora la propuesta de Prometeo Gallery Ida Pisani: una fotografía del lodazal creado por el estudio de Santiago Sierra para el desfile de Balenciaga de la temporada primavera-verano 2023. Si hay algo a lo que realmente se asemeja el arte presentado en ARCO, es precisamente a la alta costura.