Cuba: el totalitarismo desnudo
PUERTO PADRE, Cuba.- Esta semana sesionó en Miami el foro Terrorismo de Estado y Presos Políticos en Cuba y Latinoamérica. Mucho se dijo en ese cónclave acerca de hechos criminales, de derechos conculcados y sobre todo, de narrativas totalitarias pronunciadas cuales discursos democráticos, dirigidas todas esas ficciones a enmascarar al castrocomunismo, ese “lobo con piel de oveja” que ha plagado no sólo a Cuba y a Latinoamérica, sino también a Norteamérica, a África, Asia y a Europa.
El totalitarismo en Cuba, en ese afán mesiánico del castrismo, enceguecido cual predestinado redentor, capaz de hacer un “hombre nuevo” y naciones nuevas gobernadas por la “dictadura del proletariado”, lo vimos ya expandirse desde bien temprano en 1959, trascendiendo hasta hoy las fronteras nacionales y erigirse ese peligro tal cual es: el de miserias humanas que asoman hasta en los más firmes baluartes de las democracias.
Así, y por citar ejemplos recientes, hemos visto desde espías hasta cuatreros castristas en Miami; a soldados cubanos, haciendo de mercenarios de Rusia en Ucrania, un país agredido; y a embajadores de La Habana, haciendo de policías disfrazados de “consejeros políticos”, como asomó uno allá por Costa Rica.
Ciertamente, las ponencias pronunciadas en el foro Terrorismo de Estado y Presos Políticos en Cuba y Latinoamérica, y lo dicho y redicho en otros foros, tertulias y entrevistas, ha estado muy bien y habrá que proseguir con esos eventos, pero las palabras sólo tienen el valor que le confieren los hechos; y, mientras el régimen totalitario de La Habana que fue el hacedor de las dictaduras de Managua y de Caracas nos aventaje en alianzas, sumando connivencias, poco adelantaremos en el camino de la libertad.
Un premio al coraje
Afortunadamente, un suceso trascendental, una alegoría política de alto vuelo, producido a caballo y a todo galope entre La Habana y Washington, vino a mostrar que la democracia, las libertades plenas, se consiguen mediante la confrontación de ideas y no mediante el coqueteo político, las concesiones económicas, los pactos y los intercambios culturales o religiosos, como por ejemplo, intentaron hacer de forma infructuosa la administración Obama, la Unión Europea o el Vaticano con Raúl Castro, donde a cambio, el viejo y marrullero general consiguió mucho sin dar nada.
Pero esta semana de forma pública y notoria quedó desnudo el rencor, la bajeza moral y la cobardía del régimen totalitario castrocomunista, que mientras en La Habana colecciona visitas de príncipes, reyes, papas, presidentes y legisladores, teme, sí, se acobarda ante las palabras de una mujer, rehén hoy, que ha recibido un premio internacional, convertido en defensa de derechos universales por obra y gracia de una dictadura terca, entiéndase que de tan estúpida, ya en agonía no alcanza a ver su final.
Como bien sabe el mundo todo, Martha Beatriz Roque Cabello, economista, opositora y ex prisionera política en más de una ocasión, porque por oleadas ya en Cuba el presidio político suma más de 65 años, este 4 de marzo debió recibir el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje en la Casa Blanca, pero el régimen dirigido por el Partido Comunista de Cuba (PCC), entiéndase por Raúl Castro, Díaz-Canel y una vasta cofradía de comisarios y generales, miopes, impidieron a la opositora viajar a Washington.
La dictadura se muestra como tal
Y fue bueno. Diría yo que fue magnífico.
Resultó la conjunción perfecta que mientras en Miami hablaban de terrorismo de Estado y de presos políticos, manteniendo secuestrada a Martha Beatriz, en La Habana se diera veracidad a los conferencistas miamenses y a los llegados de otros lugares del mundo, allí reunidos.
Mientras en la Casa Blanca el Departamento de Estado de Estados Unidos honraba con el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje, como reconocimiento a sus esfuerzos por conseguir libertades civiles, políticas, económicas, culturales, a mujeres de Afganistán, Bangladesh, Bielorrusia, Bosnia y Herzegovina, Birmania, Ecuador, Gambia, Irán, Japón, Marruecos y Uganda, la dictadura de Cuba -que no es tal “dictadura del proletariado” como eufemísticamente los comunistas la llaman, sino que es como todas, una ramplona dictadura- se mostraba tal cual, secuestrando a una mujer.
“Mi silla estará vacía y eso ya indica que vivo en un país totalitario”, dijo lapidariamente Martha Beatriz Roque Cabello. Y nunca, desnudando al régimen totalitario, nadie lo había dicho mejor. ¡Enhorabuena!
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