El furor de las recompras de acciones lleva al Ibex 35 a gastar más de 22.000 millones tras la pandemia
Una multinacional bancaria presenta unos beneficios históricos y quiere contentar a sus accionistas repartiéndolos con ellos. A priori, una palabra viene a todo el mundo a la cabeza: dividendos. Sin embargo, en los últimos años, en numerosas compañías del Ibex 35 se ha ido imponiendo otra operación que tiene otras consecuencias. Se trata de las recompras de acciones, en las que tras la pandemia las grandes cotizadas de nuestro país han destinado una importe que supera con creces los 22.000 millones de euros. Un furor que empezó en EEUU y que se ha ido multiplicando por el resto de bolsas, también la española.
Una recompra de acciones, como su nombre indica, supone que las empresas acudan al mercado a adquirir títulos de su propia compañía. A ello suelen dedicar una parte de sus beneficios o si cuentan con un cierto nivel de liquidez que les permita acometer estas operaciones. En las últimas semanas hemos visto varios anuncios de operaciones millonarias en este sentido. Por ejemplo, Banco Santander ha iniciado una recompra con el objetivo de desembolso de 1.460 millones de euros, con carga su beneficio récord de 2023, cuando superó por primera vez los 11.000 millones de euros.
Una operación de este tipo tiene varias consecuencias. Para empezar, paga a sus accionistas al comprarles títulos. A continuación, engorda su autocartera, las acciones propias que tiene en su balance. Acto seguido, puede amortizarlas y sacarlas de circulación, reduciendo el número de acciones que cotizan en Bolsa. Puesto que la compañía no pierde valor, sus acciones aumentan el precio y, en futuros repartos de dividendos, tendrán un ingreso mayor.
Este medio ha recopilado los anuncios que han ido realizando empresas del Ibex 35 tras la pandemia a este respecto. Prácticamente una quincena de ellas han destinado (o anunciado) entre 2021 y 2024 recompras de acciones que por 22.800 millones de euros. Esta cifra deja fuera a otras recompras, de menor cuantía, que se hacen a menudo para casos como la remuneración de los directivos en forma de acciones. Suelen ser más reducidas y rápidas frente a las otras, que se pueden prolongar durante meses.
El creciente fenómeno de este tipo de inversiones por parte de empresas cotizadas motivó a que el Instituto Español de Analistas publicara la pasada semana un informe sobre este auge de las operaciones. "Hay momentos como el actual en el que el exceso de liquidez/capital acumulados en la pandemia, el rápido incremento de tipos y la presión macroeconómica y la infravaloración bursátil de determinados sectores/compañías respaldan las recompras de acciones como herramientas de generación de valor", explicaba el documento.
En él, por tanto, se exponían las causas que motivaban a las empresas cotizadas, ya fueran financieras o industriales, a realizar una recompra de acciones y éstas se pueden resumir en dos razones que han confluido en los últimos tiempos: que la cotización de la compañía esté por debajo de su valor y que existan beneficios o exceso de liquidez que permitan afrontarlas sin poner en riesgo el funcionamiento de la empresa.
Han sido los bancos los más activos en estas operaciones. Como ejemplo, el ya citado de Banco Santander. A los 1.460 millones anunciados en febrero para este año, se suman los más de 3.000 millones dedicados en los tres años anteriores. BBVA también supera los 5.000 millones en cuatro años, incluidos los 781 millones anunciados tras el récord de beneficio. CaixaBank, por su parte, lleva 2.300 millones, a la espera de confirmar la cuantía de la recompra anunciada para este año. Sabadell o Unicaja, que hasta ahora no habían entrado en estas operaciones, se sumarán este año.
Otro sector en el que se han producido múltiples recompras de acciones es en el energético. Es el caso de Iberdrola o Repsol. La primera ha dedicado más de 560 millones de euros a estas operaciones en los últimos tres años. La segunda ha invertido 3.500 millones en los últimos tres años, para este ejercicio ha anunciado otra cuyo valor rondaría los 860 millones y, recientemente, ha anunciado su intención de dedicar hasta 5.400 millones entre 2024 y 2027 a recomprar acciones y amortizarlas. En otros sectores, Ferrovial, ACS, Acciona, Acerinox, ArcelorMittal o Fluidra han realizado operaciones similares.
La recompra es el primer paso, el siguiente es la amortización de acciones. El informe anual de Bolsas y Mercados de España (BME), la empresa que gestiona la Bolsa, hacía hincapié en el avance de este tipo de operaciones realizadas en el Ibex 35. Solo el pasado año se amortizaron acciones por valor de 13.400 millones, ligeramente por debajo de los 14.000 millones que se superaron un año antes. En cualquier caso, muy por encima de los años previos, en los que se situaban entre los 2.000 y los 5.000 millones.
Sin embargo, estas operaciones han generado una cierta controversia entre supervisores, académicos y analistas sobre sus pros y sus contras. El citado informe del Instituto Español de Analistas exponía todos los argumentos que se han expuesto sobre esta práctica. Los defensores argumentan que se trata de una alternativa para crear valor para los accionistas, ya que aumentan su participación en la empresa sin tener que aportar más capital. Además, para la empresa le permite controlar el precio de la acción, evitando la volatilidad o el efecto de los fondos bajistas, los que apuestan a que el valor de una empresa caiga a corto plazo.
Hay otro efecto para los inversores. Los dividendos cuentan como rendimientos de capital en el IRPF y, por tanto, tienen que tributar. Además, el Gobierno mantiene una política en la que está subiendo los tipos para quienes más ganan por esta vía, con el objetivo de acercarlos a los niveles de las rentas del trabajo. Sin embargo, las recompras de acciones no tiene una retención fiscal inmediata, lo que juega como un argumento a favor por parte de sus defensores.
Pero la lista de contras también es larga. Los críticos con estas prácticas defienden que no generan valor para la empresa. Además, señalan que es potencialmente más beneficioso para los accionistas significativos que para los minoristas. Por otro lado, supone una mejora artificial de datos como el beneficio por acción o de la evolución de la cotización. También critican que resta capital de la empresa que podría ir a inversiones en innovación e iniciativas que podrían generar un mayor valor a largo plazo.
Entre los que se han mostrado en los últimos tiempos cautos con los efectos de estas operaciones se encuentra la propia CNMV. El supervisor del mercado de valores en España realizó un estudio el pasado año analizando una década de operaciones de este tipo. Una de las principales conclusiones apuntaba que, aunque el anuncio de estas recompras son recibidas como "noticias positivas para los inversores" y aumenta la cotización, "no parece haber impacto medio significativo sobre el valor de la acción a largo plazo".
No solo eso, el presidente del supervisor, Rodrigo Buenaventura, se mostró crítico hace meses con el hecho de que las empresas cotizadas anuncien estas recompras de acciones como remuneración a los accionistas. En concreto, señalaba que no beneficiaba a todos por igual y, por tanto, no podía ser considerada como un pago general. "La cuestión es por qué, si beneficia solo a los accionistas que deciden aceptar la recompra que ofrece la compañía, se presenta como una remuneración para todos", apuntó.
Hay también empresas del Ibex 35 que abiertamente han descartado estas operaciones. Llama la atención en este sentido la postura de Bankinter. No solo es el único banco del Ibex 35 que no ha apostado por las recompras de acciones, sino que además ha hecho comentarios públicos poniéndolas en duda. "No tenemos previsto hacer ninguna recompra de acciones. El capital excedentario lo utilizamos para crecer y, en momentos de incertidumbre como los actuales, más vale preservar el capital", aseguró en la presentación de resultados del tercer trimestre, celebrada el pasado mes de octubre, la consejera delegada, María Dolores Dancausa.
Esta misma semana el presidente de Aena, Maurici Lucena, aseguraba en una reunión con accionistas por los resultados de la empresa controlada por el Estado que "si me olvido de las consideraciones fiscales, para nosotros es más cómodo ir por la vía de dividendos" que la recompra de acciones. "No lo veo a corto y medio plazo", añadió, asegurando que esta decisión tiene que ver con su perfil de empresa pública.