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Март
2024

Ábalos, camino de la peletería

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Abc.es 
Tanto si se trata de un proverbio chino, como si se atribuye a algún ignoto pensador, lo tomo en préstamo y se lo cedo a José Luis Ábalos por si le ayuda a reflexionar: « Cada paso que da el zorro le acerca a la peletería ». Manejar el mando a distancia de la tele estos últimos días y no encontrarte en más de una cadena al exministro y exmarido por partida triple, es difícil. Diríase que JL Ábalos Meco ha conseguido, una vez huido al grupo mixto del Congreso de los Diputados, hacerse con el don de la bilocación , que permite estar al mismo tiempo en dos lugares distintos, por distantes que se encuentren uno de otro. Ya lo había intentado, sin éxito, durante su etapa ministerial. En aquel tiempo, a quienes trataban de hablar con él y le llamaban al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, el equipo abalista excusaba a su jefe diciendo que no estaba en su despacho porque que se encontraba en la sede Partido Sanchista. Y era Koldo quien atendía la llamada. Y quien llamaba a las oficinas del PSOE en Ferraz, recibía por respuesta que don José Luis estaba en el Ministerio. Pero, unos y otros, directos colaboradores suyos, sabían que en no pocas ocasiones donde en verdad estaba era amodorrado en brazos de Morfeo. Porque quien tiene una buena noche –y tuvo muchas acompañado de Koldo García y la más variada compañía femenina—no puede tener un buen día. Se ha dicho que la paciencia de Pedro Sánchez se agotó cuando le informaron del lamentable estado en que había quedado la habitación de un parador –hay quienes añaden que fue en el de Teruel— ocupada por el Ministro de Transportes y alguien más. Eso, en plena pandemia, cuando era obligada la reclusión de todos los españoles. Puede que ese aviso fuese uno, y no el más grave, de los muchos que llegaron a la Moncloa sobre la disoluta vida de Ábalos. ¿Dieron cuentas dirigentes del socialismo valenciano a Sánchez de las reiteradas advertencias que habían recibido de Carolina Perles , entonces todavía casada con Ábalos, de que «Koldo lo va a llevar a la ruina»? Carolina, que casualmente obtuvo plaza en la Policía Local Valencia cuando Ábalos era concejal de su Ayuntamiento, desveló en más de una ocasión, escabrosos detalles sobre la nefasta influencia del que fuera portero de puticlub sobre el ministro. Dado que todo se acabará sabiendo, de momento conviene esperar. Si a Ábalos se le complica el presente y futuro por su agitado pasado, y todo apunta en ese sentido, escucharemos piar con fuerza a las mismas gargantas que han permanecido afónicas. Y no faltarán voluntarios para su pública lapidación. Cambio de tercio, pero con el mismo matador en el redondel. Al poco tiempo de que fuese aliviado el ilegal (Tribunal Constitucional dixit) confinamiento por el Covid, la alcaldesa entonces y ahora de Llaurí, Ana María González, se fue a comer a un restaurante por la zona del Puerto de Valencia. Tuvo la mala suerte que la policía local, que había establecido controles alcoholemia, le hizo soplar. Y dio un 0,89 de alcohol en sangre, triple de lo permitido. Aunque alegó en su defensa que sólo había bebido dos cervezas y dos vasos de vino, fue condenada al pago de 960 euros y ocho meses sin carné. Declaró sentirse de lo más contrariada; pidió disculpas y en su partido, que es el PSPV-PSOE, la perdonaron. Y tanto, como que repitió de candidata a la alcaldía de Llaurí y fue revalidada para el cargo. La generosidad y perdón de Ximo Puig llegó a incluirla en el puesto siete de la candidatura al Congreso de los Diputados. De modo, que si José Luis Ábalos Meco, se ve obligado a dejar el Congreso, sería Ana María González la que ocupase su escaño. Esta es la razón por la que he recordado su dipsómana historia. Hay que reconocerle a Ana María González que es mujer de suerte. Sobre todo, por ser del PSPV-PSOE, que extendió una opaca cortina para que su caso quedase olvidado. De haber sido del PP, el acoso de la brunete político- mediática, con socialistas y compromiseros tralla en mano, la habría descuajeringado. Incluso la arrojarían a las tinieblas exteriores donde es el llanto y crujir de dientes. Nada de eso ha tenido que sufrir Ana María González, que acabará antes que después sustituyendo al exministro. Porque en cada declaración -en las que abundan las siempre peligrosas contradicciones- que hace José Luis Ábalos Meco en prensa, radio y televisión, está acortando camino y tiempo para su imputación . Cada paso que da, como en el ejemplo del zorro, está más cerca de la peletería. Judicial, por supuesto, en la que puede quedar despellejado, más de lo que ya lo está siendo por quienes fueron compañeros de partido.