El Madrid reduce a cenizas al Valencia y se clasifica para la gran final de la Copa del Rey
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PESTAÑA realmadrid-valencia-semifinales-copadelrey2024 Crónica 4 Poco le importa al Real Madrid que Tavares , monumento principal de sus últimas gestas, esté pasando por un momento de forma y físico muy flojos. Los blancos son unos depredadores alfas, no se puede mostrar ante ellos ni el más mínimo signo de debilidad porque, de percatarse, te reducen a cenizas, no dejan ni los huesos. Y eso fue exactamente lo que pasó contra el Valencia en las semifinales de Copa . Los de Mumbrú optaron por llegar al descanso con el marcador muy ajustado, pero un fallo garrafal de López-Arostegui , que no pudo ejecutar un mate sin defensa, prendió el hambre de sus rivales. Tras la acción, el Madrid respondió con un parcial tremendo de 30-9, convertido un duelo apasionante en un bufet libre. Campazzo estuvo genial a la hora de interpretar la marcha que necesitaba en cada jugada su equipo, Poirier volvió a demostrar que debe jugar el máximo de minutos que le permita Chus Mateo y Deck , de sangre fría y expresión nula, dejó boquiabierta una vez más a la grada del Carpena con sus volcánicas acciones. Vuelve el Madrid a una final de la Copa, un título esquivo desde 2020. Viendo su nivel, le sobran argumentos para recuperarlo. Se empeñó el Madrid en el inicio en suministrar balones a Tavares en el poste bajo, necesitado el astro africano de importancia, menos contundente de lo habitual desde la vuelta de su lesión, como es lógico. Consciente de ello, el Valencia edificó su plan en hacer salir al pívot de la zona, muy enchufado Davies desde el triple, como en su época en el Barcelona, cuando su versatilidad llegó a ser un quebradero de cabeza para la defensa blanca. Con Musa algo lento al principio, taponado en un par de entradas a canastas, fue Deck , espléndida su forma en Málaga, quien asumió galones. La garra del argentino permitió al Madrid correr y, tras cinco minutos, comenzó a estar en su elemento. En cambio, el Valencia se estancó a las primeras de cambio, muy poco sesudo el planteamiento de Mumbrú, parecido al utilizado contra el Gran Canaria. Demasiado uno contra uno, torpe circulación, poco tiro franco. El resultado, una amplia ventaja madridista. Noticia Relacionada Baloncesto estandar No El Barça más orgulloso tumba a un brillante Manresa Pablo Lodeiro Hubo reacción naranja, inteligente Pradilla y acertado Jones con cancha para correr. Rebelión sofocada, eso sí, en el momento en el que el Chacho saltó a cancha. Su fina melodía canaria, aderezada con el heavy metal galo de Poirier , calmaron los ánimos rivales, buen momento blanco que no le evitó al pívot recibir un salvaje mate de Anderson , a dos manos y con falta incluida. Pero de nuevo, como contra el Murcia, fue Llull , con dos triples consecutivos y una bandeja, quien le dio una bombona de oxígeno al Madrid cuando más apretaba el rival. Fallo de López-Arostegui Tuvo en sus manos López-Arostegui que el Valencia llegase al descanso con un sabor de boca fantástico. Tras una gran circulación, el vasco anotó de tres desde la esquina y, tras mostrar mucha intuición, robo un balón a Campazzo . Cuando se disponía a machacar sin oposición y poner a los naranjas a un punto, se le escurrió (ya había fallado algún mate sencillo en el calentamiento) y, el Madrid, ante tal error, no mostró piedad. Un dos más uno de Musa y un triple de Hezonja permitieron que la ventaja de los blancos en el intermedio fuese de nueve puntos. No aflojó ni lo más mínimo el Madrid tras la reanudación. Un mate de Tavares, un triple de Musa y un dos más uno de Yabusele dejaron muy tocado al Valencia, que tampoco encontraba respuestas en ataque, reducido por el caboverdiano incluso estando mermado en lo físico. Pedía cabeza Mateo a los suyos, consciente el técnico de que si sus pupilos reducían los fallos, podrían abrir una brecha casi definitiva. De hecho, una gran canasta de Deck en el poste rompió la pose tranquila del madrileño, levantó los brazos y gritó con rabia. El premio de la final estaba cada vez más cerca. Campazzo olió la sangre valenciana a kilómetros y aceleró su dirección sobre el juego blanco, lo que provocó un siniestro total en sus enemigos, desquiciados, erráticos a más no poder. Incluso se quedaron protestando, como si de fútbol se tratase, un fuera de banda, lo que permitió un mate de Musa sin oposición, éxtasis blanco en las gradas del Carpena. De un duelo igualado, en cuestión de minutos, que en baloncesto es un mundo, se pasó a una paliza.