Una DUA contra los efectos del informe Pisa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado unas medidas en las que propone modificaciones para mejorar los resultados del informe Pisa. Invertirá 500 millones para cuatro años, un 0,8% del presupuesto anual, en reforzar matemáticas y comprensión lectora.
A pesar de la línea de las ministras de Educación que han acompañado a Sánchez, como Celaá y Alegría, partidarias de tener una educación experiencial, próxima al ideario de la Institución Libre de Enseñanza, van a ver la antítesis de su programa con estas nuevas medidas.
Una medida que propone es hacer desdobles en las aulas, es decir los que más destrezas muestren a un lado y los demás a otro. Conocerá toda la comunidad educativa a qué grupo corresponde cada uno. Una forma de señalamiento totalmente evitable y contradictorio que genera etiquetajes en el alumnado.
Por comparación, se puede explicar lo que sienten los alumnos con diversidad funcional a los que, por el hecho de tenerla y recibir “apoyos”, les sacan del aula y de esa manera, delante de la mirada del resto, les hacen ausentarse para que el sistema diga que está haciendo algo por ellos. En realidad, lo que hace es estigmatizarles. Ahora lo van a experimentar muchos más alumnos; van a probar lo desagradable que es ser señalados.
Se tienen que introducir medidas para mejorar la formación del profesorado de forma urgente. Un ejemplo reciente es el de una profesora de 2º de ESO que, teniendo a un alumno con diversidad funcional en su aula, dice que cómo se lo va a poner más “fácil”; que otros alumnos le pedirían el mismo privilegio.
Entonces es cuando podemos echarnos las manos a la cabeza y ver que esta docente no tiene ni idea de lo que es el principio de equidad, en el que a cada alumno se le da y pide lo que precisa. Una educación para cada uno. Pero aluden a una ratio elevado en el aula, y tienen razón. Tiene que haber la mitad del alumnado en las clases.
Una medida urgente podía ser pedir una docencia compartida, dos docentes por aula. De esta forma, el alumno que por cualquier motivo precisa apoyo, lo tendrá, sin señalamientos por capacidades cognitivas, o sociales, o religiosos, o cualquier característica que lo identifique de forma extraordinaria.
Porque bien sabemos que los apoyos son precisos para todo el alumnado, que se va a casa sin entender, sin poder preguntar, debido a una dinámica burocrática exenta de creatividad, de reflexión, de capacidad para generar conocimiento crítico a través del acompañamiento docente.
Pero, además, la propuesta del señor Sánchez pretende castigar con extraescolares a aquellos que muestran un peor nivel académico. No le ha gustado el mal resultado del informe Pisa y va a tener a los muchachos con los codos pelados, en vez de generar soluciones a largo plazo.
Un cambio en educación que igual sirva para alumnos con altas capacidades como para otros con síndrome de Down, de todo tipo de creencias, para estudiantes con identidad de género no relacionado con su apariencia, de distintos estratos económicos y culturales... Un crisol de respeto donde esa sea la vía, sin señalamientos, solo convivencia en las aulas.
Fuera psicodiagnósticos, que para lo único que sirven es para señalar al alumno. Una didáctica basada en el desarrollo neuronal, ya que sabemos que todos no aprenden de igual forma siendo unos más auditivos, visuales o manipulativos.
Conocer los materiales desde libros, música, información en digital o analógica, y, eso sí, un buen profesor que acompañe en el proceso creativo de orientar, mostrar, dilucidar y estimular las habilidades de sus alumnos.
Esa didáctica la tenemos recogida en la Lomloe: se llama Diseño Universal de Aprendizaje (DUA), basado en inteligencias múltiples y no en resolver problemas de matemáticas como la vuelta a las cavernas que se propone. A través del DUA se facilitaría que se trabaje en equipos, que cada uno desarrolle según su potencial, desde donde sabe. Se conseguiría que todos estudiaran juntos y aprendieran a convivir viendo a compañeros de distintas características sentados en igualdad de condiciones. Compartiendo experiencias y desarrollándose juntos.
La diversidad es el medio para que los alumnos, a través de una didáctica para todos, tengan igual derecho a una educación digna, pública y de calidad.