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Февраль
2024

Condenados a siete años y medio de prisión dos de los tres yihadistas juzgados por el frente de cárceles

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Abc.es 
La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a siete años y medio de prisión a Mohamed El Gharbi y Karim Abdeselam Mohamed -'Marquitos'- por delitos de adoctrinamiento y captación terrorista con agravantes de reincidencia y ha absuelto al tercer acusado, Abdelah Abdeselam Ahmed, que se sentaba con ellos en el banquillo por intentar conformar un frente de cárceles yihadista captando a reos de centros penitenciarios de distintos puntos del país. El cuarto acusado, Mohamed Achraf, sigue en paradero desconocido. Este es el resultado de la repetición del juicio que ordenó la Sala de Apelación después de ordenar hasta en dos ocasiones al tribunal que rehiciese la sentencia inicial, absolutoria, por una incorrecta valoración de la prueba. Achraf, célebre porque planeó volar la Audiencia Nacional y cuya puesta en libertad fue anticipada tras aquel primer juicio, ya no estaba localizable cuando se ordenó que volviese al banquillo. Ha sido declarado en rebeldía. Tras la repetición de la vista oral, un tribunal integrado por los magistrados Ángela Murillo, Jesús Eduardo Gutiérrez y Fermín Echarri ha dado por acreditado que El Gharbi y Marquitos, en colaboración con Achraf, mientras cumplían condena en prisiones españolas por delitos de pertenencia a organización terrorista, entre los años 2014 y 2019, «tomaron la decisión de cohesionar a los internos encarcelados por delitos relacionados con el terrorismo yihadista y liderarlos para que no abandonasen dicho ideario y para que actuaran conforme a directrices comunes». Noticia Relacionada estandar Si Los acusados de promover el yihadismo en las cárceles españolas niegan los hechos: «Nunca he incitado a nadie a nada» Isabel Vega La repetición del juicio al denominado frente de cárceles arranca con el principal acusado en fuga Esas indicaciones «incluían mantenerse fuertes y unidos durante su estancia en prisión, para que ninguno de ellos se viera tentado de abandonar la yihad armada, apoyándose unos a otros cuando no coincidían en el mismo centro penitenciario mediante la remisión de cartas que contenían banderas y emblemas de la organización terrorista Daesh, así como textos de nasheeds (cánticos empleados por las organizaciones terroristas yihadistas) y textos religiosos a los que daban la interpretación rigorista que les era conveniente para sus fines», tal y como recoge la sentencia a la que tuvo acceso ABC. La inspiración, los presos de ETA En el caso de El Gharbi, había acabado en prisión tras ser detenido por la policía búlgara en 2014 cuando intentaba cruzar por Turquía a Siria para unirse al Daesh. Coincidió en Estremera con Achraf en dos etapas, en 2016 y en 2018 y ya desde el principio hablaban del «colectivo» para «agrupar a a todos los condenados por terrorismo yihadista» y así «evitar que ninguno se viera tentado de abandonar su militancia terrorista». Comenzaron a enviarse cartas, también a Marquitos y otros reclusos. «El acusado rebelde -dice la sentencia sobre Achraf- mantenía informado a El Gharbi de la evolución de lo él que llamaba 'frente de cárceles', esto es, de su reivindicación de agrupar a todos los 'presos políticos islamistas' en un mismo módulo y que se les permitiera salir juntos al patio, terminología que aquél acogió por su relación en diversos centros penitenciarios con internos condenados por su pertenencia a la ya desaparecida organización terrorista ETA» . De hecho, Achraf, que proclamaba «victoria o martirio», consiguió enrolar a El Gharbi hasta el punto de que este se puso a su servicio e inició una huelga de hambre en defensa de esa idea de «frente de cárceles» que él denominaba «colectivo». Fue así como nació la iniciativa «programa patio», de la que habló a otro reo de terrorismo yihadista por carta y que imponía la prohibición de relacionarse con presos que no fueran musulmanes. El objetivo, continuar «preparándose para seguir con la yihad armada una vez excarcelados», como dice el tribunal. Pintadas en la prisión En cuanto al conocido como Marquitos, coincidió con Achraf en Soto del Real y luego en Alcasser con El Gharbi, mientras cumplía sentencia firme por integrar una organización que reclutaba combatientes para enviarlos a Siria. También participó en una huelga de hambre y se sumó a las iniciativas para lograr un «frente de cárceles» que uniese al «colectivo». Además, «con la finalidad de erigirse en un referente del yihadismo en los centros penitenciarios por los que pasaba y como advertencia para quienes se vieran tentados de abandonar la militancia terrorista, que supieran que estaban siendo vigilados (...) en octubre de 2017, en el módulo de aislamiento del Centro Penitenciario de Palma de Mallorca dibujó en las paredes del patio la bandera de la organización terrorista, en las zonas de uso común para que pudieran ser vistas por la mayor parte de gente posible, y al pie de las mismas escribió el lema del Estado Islámico 'permanece'». El Gharbi y Acrhaf habían hecho lo mismo en otras prisiones. Por su parte, Abdelah Abdeselam Ahmed, que se había erigido en prisión en una suerte de referente por sus conocimientos del Islam, también envió cartas y se relacionó con el resto de los acusados. Pero las misivas que remitía si bien «tienen un contenido beligerante si se quiere, y rigorista desde una perspectiva religiosa e ideológica, no contienen lemas, emblemas o dibujos de la organización terrorista Daesh que permitan afirmar, sin ningún atisbo de duda, que con ellas se quisiera aleccionar a otros internos con la finalidad de llevar a cabo actos de naturaleza terrorista», a diferencia de lo que ocurre con los otros dos. De ahí que resulte absuelto.