Oposición ingenua, mediocre y pusilánime
En el Congreso federal se distraen con los fuegos artificiales lanzados desde Palacio Nacional y nada hacen para atender una agenda legislativa que contemple los gravísimos problemas por los que transita México.
Los debates en tiempos electorales giran en torno a dos posturas; los que están a favor de la 4T y los opositores, y en esa confrontación no existen voces de mesura o posturas de mediana inteligencia que establezcan una orden del día acorde con la atención de la problemática nacional.
Todos, como borregos, se alinean a los temas que dicta el presidente: cuando no es la rifa del avión presidencial, es la reactivación del caso Colosio o el paquete de reformas que no tienen viabilidad de concretarse, reconocido por el propio tabasqueño.
El bloque opositor no existe en los hechos, tan solo es un remedo de lo que debería constituirse como un denunciante de problemas y demandante de soluciones.
Tema que saca de la chistera AMLO, tema en que se enganchan los opositores, dejando con ello, de lado, verbigracia, la escasez de medicamentos y del agua o el recrudecimiento de la violencia, por citar tan solo algunos de los padecimientos que laceran a la población.
Tenemos la oposición que merecemos, mediocres, timoratos y además ingenuos, por decirlo de forma elegante, ya que en lugar de exigir cuentas a la clase gobernante y soluciones a los problemas, se comen todas las zanahorias que les ponen como señuelo.
La partidocracia opositora solo se enfoca en lo que le interesa, es decir, en cooptar los mejores cargos de representación popular en el Congreso federal y estatales, además de poner a los suyos en esas posiciones que les pueden granjear poder económico y político. Lo demás, los tienen sin cuidado.
Fingen que se oponen a través de algunas declaraciones poco articuladas y párele de contar.
En este sexenio, los verdaderos opositores al gobierno, son algunos periodistas y medios de comunicación que enfrentan el acechamiento gubernamental.
Dicen los enterados, que se avecinan meses de pesadilla por los tiempos de campaña que empiezan el 1 de marzo y por el conflicto poselectoral que se vislumbra y ante ello, qué hacen los protagonistas políticos de esta historia; unos, se aferran al poder para no soltarlo de ninguna manera y los otros, tratan de tragarse las migajas que les dejan y con ello se conforman.
A la candidata de oposición, Xóchitl Gálvez, le tocó bailar con la más fea, ya que enfrenta una elección de Estado y los que supuestamente la apoyan, solo trabajan en función de sus propios intereses y proyectos políticos.
Las paradojas que ofrece la vida, ante el surgimiento de una sociedad opositora civil muy activa, padecemos de la partidocracia más mediocre y limitada de miras que ha tenido nuestro país desde los tiempos en que el PAN era una referencia real de oposición y, además, en las filas de los partidos de izquierda, se tenía una pléyade de notables que ocupan páginas doradas de la historia política de México.
Como van las cosas, la 4T se mantendrá en el poder y ello, significará también que varios partidos políticos perderán su registro a nivel nacional, como, por ejemplo, el PRD y PRI, para reafirmar el regreso de la dictadura perfecta, pero ahora representada por Morena y sus aliados.
Es kafkiano como se pierde el tiempo en discutir temas surrealistas como el paquete de reformas impulsadas por el presidente y que, a la postre, no van a concretarse, por lo menos las que le interesan, como quitar a los plurinominales o elegir a los ministros y jueces mediante voto popular.
En lugar de estos temas estériles, se debería, por ejemplo, sumar sinergias en torno a revertir el desabasto de agua que pega en buena parte del territorio nacional y que, afecta en menor o mayor medida, a todos los estratos sociales.
Ni los ricos de Santa Fe o Polanco en la CMDX y menos los pobres de Iztapalapa, se salvan ante la escasez del vital líquido y no solo eso, sino que las cosas se pondrán peor en todo el país debido, principalmente, al cambio climático que ya causa graves daños a la población mundial y a la negligencia criminal del gobierno.
Estamos ante una real amenaza para los grandes centros urbanos y para las regiones de producción, principalmente, de alimentos agropecuarios y las autoridades de los tres órdenes de gobierno y los mismos partidos políticos se concentran totalmente en la contienda electoral, en lugar de solucionar, verbigracia, el problema del agua y otros tantos, como la inseguridad pública o la fragilidad de las finanzas públicas que merecen la atención prioritaria de todos.